40,000 Moscas
Separados por una tormenta pasajera
nos juntamos nuevamente
Buscamos cuarteaduras en paredes y techos
par y las eternas arañas.
Me pregunto si habrá una mujer más.
Ahora
40,000 moscas recorren los brazos
de mi alma
cantando:
"I met a million dollar baby in
5 and 10 cent store"
¿Brazos de mi alma?
¿moscas?
¿cantando?
Qué clase de mierda es ésta?
Es tan fácil ser poeta
y tan difícil ser
hombre.
LO QUE HAY QUE SABER
Van Gogh se cortó una oreja
y se la dio a una
puta
que la tiró
extremadamente
disgustada.
Van, las putas no quieren
orejas
quieren
dinero.
Supongo que ésa es la razón
por la que fuiste un pintor
tan grande:
no entendías
muchas cosas.
CAUSA Y EFECTO
Los mejores mueren a menudo por su propia mano
sólo por alejarse,
y aquellos que quedan atrás
nunca pueden entender cabalmente
porqué alguien
desearía
alejarse
de
ellos.
CONOCÍ A UN GENIO.
conocí a un genio en el tren
hoy
como de 6 años de edad
se sentó a mi lado
y mientras el tren
avanzaba a lo largo de la costa
llegamos hasta el océano
entonces él me miró
y dijo,
no es hermoso.
fue la primera vez que me
percaté
de ello.
Comentarios
Sin muchas oportunidades,
sin propósito
alguno,
era un hombre joven
montado en un autobús
a través de Carolina del Norte
camino a
alguna parte
y empezó a nevar
y el autobús paró
junto a un bar pequeño
en las colinas
y los pasajeros
entraron.
Se sentó en la barra
con los demás,
pidió y le sirvieron,
la comida era
especialmente
buena
y el
café.
La camarera no
era como las mujeres
que había conocido.
No era afectada,
irradiaba naturalidad.
El cocinero decía
disparates.
El friegaplatos,
al fondo,
se reía, con una risa
bondadosa
clara
agradable.
El joven observaba
la nieve a través de las
ventanas.
Quería quedarse en aquel bar para siempre.
Le invadió la curiosa sensación
de que todo
era
hermoso
allí,
de que todo
sería siempre
hermoso
allí.
Entonces el conductor
dijo a los pasajeros
que era hora
de irse.
El joven
pensó, seguiré sentado
aquí, me quedaré
aquí.
Pero después
se levantó y siguió
a los demás al
autobús.
Buscó su asiento
y miró hacia el mar
a través de la ventanilla
del autobús.
Entonces el autobús
arrancó, cogió una curva,
cuesta abajo, dejó atrás
las colinas.
El joven
miraba hacia
adelante.
Los otros pasajeros
hablaban
de otras cosas
o
leían
o intentaban
dormir.
No habían
percibido
la
magia.
El joven
inclinó la cabeza hacia
un lado,
cerró los
ojos,
simuló que
dormía.
No había nada más
que hacer...
Solamente escuchar el
ruido del
motor,
el ruido de las
ruedas
en la
nieve.
[SIZE=+0]
C.Bukowski