Al comienzo de mi vida, mi peso era ligero, podía correr con la libertad suficiente como para no preocuparme de las laceraciones que podrían ocurrirle a mis dedos, pero el paso de los años fue pesando, y de igual forman, entorpeciendo mi andar. Las caídas, que antes eran sinónimo de aprendizaje, ahora son vergüenzas y desdichas. Errores que solo traen pena y dolor.
Me enseñaron y aprendí, que una caída te duele más en el alma que el dolor de la arena que se clava, y se aferra a los píes. Porque eso es lo que tengo. Tengo arena en los píes y es molesto. Me irrita y cada vez que camino me cubro más de ella, pero, si mi trayecto es largo y pretendo que no la siento, puedo convivir con esta molestia. Porque, para mi desgracia, aun no hallo como quitármela.
He visto algunas personas con zapatos y supongo que es buena idea, así se protegen de la nueva arena y no se lastiman con las piedras que pueden encontrar en el camino. Pero ¿Como hacen con la arena vieja? La que se incrusta en su piel y se pudre, la que roza con sus pies cada vez que camina y ocasiona llagas más grandes y profundas que las que se puede tener descalzo.
Al final, creo que los zapatos no son una buena idea. Supongo que los que lo usan quieren demostrar que están protegidos contra esta molesta arena. Pero en realidad, solo están atrapados con ella.
Hay veces que encontramos charcos o pequeños lagos en donde lavarnos los píes. Es refrescante y alivia todas las molestias, pero cuando salimos de ellos. La arena se aferra a nosotros por la humedad de nuestra piel. Es como si también ansiara un poco de ese alivio, es como si la arena también estuviera sufriendo.
Existen personas que se obsesionan con los lagos, que los ves ahí día y noche, siendo absorbidos por el agua hasta terminar ahogados. Es por eso que el lago es para fuertes, y los sabios que conocen sus debilidades no son capaces de adentrarse en ellos por mucha molestia que tengan. Yo, cada vez que me remojo los pies termino deprimida, tumbada en la arena, preguntando como es posible que algo tan dulce, tan bueno, te termine haciendo tanto daño.
Porque al final la arena es mi compañera, y si decido deshacerme de ella, ella solo se aferrará más a mi.
Comentarios
¡Muchas gracias!
Saludos!
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