___Ha sido horrible. Lo he pasado fatal. He tenido que decirle a nuestra vecina del cuarto que a su querido pequinés lo había atropellado un coche.
___Con lo sensible que es y con lo que adora a su perro se lo habrás dicho con tacto, ¿no?
___¡Por supuesto que sí! Empecé diciéndole que se trataba de su marido.
___¿Has visto cómo toca el piano mi esposa?
___Ya, ya, lo he visto…
___¿Qué te parece la ejecución?
___Hombre, la ejecución me parece demasiado, pero un par de hostias sí le daría yo.
Un tipo se encuentra una lámpara y la frota, salió el genio y le dijo:
____Mi señor, te concedo un deseo.
____Deseo mear sidra.
____Deseo concedido.
Cuando llegó a su casa le dijo a su mujer:
____¡Cariño, meo sidra!
____Pues échame un poco en esta copa.
____No, me han dicho que hay que beberla directamente del envase.
Un matrimonio estaba viendo y oyendo en la tele esta noticia: "en Nueva York un hombre es atropellado cada siete minutos". Entonces, el marido se volvió hacia su mujer y le dijo:
___¡Joder! ¡Otra vez el mismo tío ha violado a una mujer en el tren de cercanías -comentó en voz alta un amigo a otro en la barra de un bar.
Una solterona estaba junto a ellos y escuchó la noticia. De pronto, miró al que habló y le preguntó:
___¿Podría decirme de dónde sale ese tren y a qué hora?
Un señor educado, apuesto y con buena planta entró algo despistado en un edificio. Al llegar a la portería le preguntó a la portera, que era miope y además una cachonda de cuidado:
___Oiga, por favor, ¿la notaría?
A lo que le respondió:
___Si se acerca un poco más...
___Dicen por ahí que eres el tío más mal hablado del Instituto.
___¡Eso es una puta mentira! ¡Un carajo para ti y otro para esos hijos de puta cabrones que inventan historias!
Al aproximarse un señor a la recepción del hotel, le llamó la atención un ruido y al volverse para ver qué era golpeó sin querer con el codo el seno de una señora madura; desconcertado y sin saber qué hacer, reaccionó, la miró y le dijo:
___Disculpe, señora. Si su corazón es tan suave como su seno, sé que me perdonará.
La mujer, sonriendo, le respondió:
___Y si su pene es tan duro como su codo, mi habitación es la 169.
Un “señor” iba en el tren y de pronto le entraron ganas de hacer una “necesidad mayor”. Sin tener presente que en su vagón habían cuatro pasajeros más (dos señoras, un señor y un niño), cogió su maleta y sacó de ella una escupidera; la puso en medio del vagón, se bajó los pantalones y… con sonoros pedos a cada instante, “terminó”. Después sacó de la maleta un rollo de papel higiénico; empezó a limpiarse a la vez que iba dejando en la taza los trozos de papel, se subió los pantalones y luego pasó un trozo de papel por el recipiente y finalmente tiró todo el “contenido” por la ventanilla. Una vez terminada la faena, se sentó de nuevo en su asiento y sacó un cigarrillo de su bolsillo, pero antes de encenderlo, miró a sus compañeros de tren y dijo:
___Papá, ¿qué es una araña?
___Un jodido y pequeño depredador venenoso con muchos hilos que paraliza a sus presas y se dedica a tejer a sus anchas.
___¿Cómo la abuela, la madre de mamá?
___Sí, pero con más patas y menos mala leche.
___Doctor, venía a que me bajase la potencia sexual.
___¡Pero abuelo, si a su edad la potencia sexual sólo se tiene en la cabeza!
___Por eso, por eso quiero que me la baje.
___¿Qué es de tu marido qué hace tiempo que no le veo?
___Se encerró en la bodega con dos cubas de vino tinto.
___¿Y tú qué haces?
___Le dejo la comida a las puertas de la bodega y me voy.
___¿Y no lo echas de menos?
___¡¿De menos?! ¡Jajajajaja! ¡Le echo de más, a ver si revienta!
Un hombre de edad avanzada que durante toda su vida había sido terriblemente sexual, una mañana en que ‘aquello’ no se le subía, se miró al espejo, con la lengua fuera y haciendo movimientos lascivos, a la vez que se miraba 'abajo', y se dijo a sí mismo:
Después de entrar en su dormitorio un matrimonio, ella le dijo a el:
___Desabrocha mi blusa y déjala en la cama.
___Sí, mi amor.
___Y ahora mi falda y ponla al lado.
___De inmediato, mi vida.
___Deja mis bragas y mi sujetador en el bombo de la ropa sucia.
___Claro, cariño.
___Y también mis medias.
___Todo listo, cariño.
___¡Y que sea la última vez que te pones mi ropa!
Un hombre entró en una zapatería y se le acercó la dependienta:
___Buenas tardes ¿En qué puedo ayudarle, señor?
___Quiero comprar unos zapatos como esos del escaparate, pero del número 39.
___Verá, señor, no es por llevarle la contraria, pero a simple vista se ve que usted calza al menos un 42.
___Eso a usted no le importa. El 42, si no, me voy a otra zapatería.
___Está bien, señor -le contestó la chica.
Se fue al almacén y llegó con un par del 39 y le ayudó a ponérselos.
___Perfecto. Me los llevo puestos.
Cuando empezó a caminar, la chica vio que iba sufriendo debido a que los zapatos le apretaban mucho. Curiosa por saber su parecer, se le acercó y le dijo:
___Señor, disculpe. ¿Por qué compró esos zapatos tan pequeños, si se ve que no le quedan bien?
___Mire, señorita, le voy a contar algo: mi mujer me es infiel, mi hija es puta, mi hijo es drogadicto, mi suegra vive con nosotros y me culpa de todo… Por lo tanto, el único placer que tengo es llegar a mi casa y quitarme estos malditos zapatos.
El Padre Rosendo estaba siendo homenajeado con una cena de despedida por sus 25 años de trabajo en la parroquia. Un banquero, miembro de la comunidad, fue invitado al acto para dar un breve discurso. Pero, como el banquero tardaba en llegar, el cura decidió mientras tanto decir unas palabras él mismo para tratar de distraer a la feligresía presente:
___'Mi primera impresión de esta parroquia la tuve con la primera confesión que me tocó escuchar. Pensé que me había enviado el Obispo a una guarida de bandoleros, ya que la primera persona que se confesó me dijo que robaba todos los días a gente humilde e indefensa; que de pequeño había robado dinero a sus padres y que también había sustraído grandes sumas en la empresa de la que era Consejero. Confesó que, aparte del Banco, se dedicaba al tráfico de dinero fácil y a la venta de drogas. Después de todo eso, me quedé asombrado, escandalizado y asustado. Pero cuando transcurrió un tiempo fui conociendo a la gente y vi que no eran todos así; para mi delicia, vi una parroquia llena de personas responsables, con grandes valores, comprometidas con su fe. Y así he vivido los 25 años más maravillosos de mi apostolado”.
Justamente en este momento llegó el banquero, por lo que el cura le dio la palabra. Por supuesto, pidió disculpa por llegar tarde y empezó a hablar diciendo:
___'Nunca olvidaré el primer día que llegó el Padre Rosendo a nuestra parroquia. De hecho, tuve el honor de ser el primero que se confesó con él...'.
Iba una mujer caminando por la calle y se encontró con su amiga de toda la vida.
___¡Juanita! ¿Qué te pasa que estas muy seria?
___Que esta mañana mandé a mi marido a comprar un kilo de papas, para hacer una tortilla y resulta que lo atropello un camión.
___¿Y ahora que vas a hacer?
___No sé. Haré macarrones…
___¿Cuánto me cobra por una consulta rápida?
___100 euros por tres preguntas.
___Vaya, es un poco caro, ¿no?
___Es posible, pero dígame, ¿cuál es su tercera pregunta?
___Padre, me confieso que pienso que mi madre es puta.
___Pero hombre, vamos a ver, ¿qué te hace pensar eso?
___Me lo dicen miles y miles de personas. Incluso gritando.
___¡¿Cómo?! A ver, cuéntame todo desde el principio. ¿A qué te dedicas?
___Soy árbitro de fútbol, Padre.
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___Ha sido horrible. Lo he pasado fatal. He tenido que decirle a nuestra vecina del cuarto que a su querido pequinés lo había atropellado un coche.
___Con lo sensible que es y con lo que adora a su perro se lo habrás dicho con tacto, ¿no?
___¡Por supuesto que sí! Empecé diciéndole que se trataba de su marido.
___¿Has visto cómo toca el piano mi esposa?
___Ya, ya, lo he visto…
___¿Qué te parece la ejecución?
___Hombre, la ejecución me parece demasiado, pero un par de hostias sí le daría yo.
___Te veo preocupada, ¿qué te ocurre?
___Mi marido me engaña. El caso es que sé con quién, sé dónde, sé cuándo, pero no sé con qué...
____Mi señor, te concedo un deseo.
____Deseo mear sidra.
____Deseo concedido.
Cuando llegó a su casa le dijo a su mujer:
____¡Cariño, meo sidra!
____Pues échame un poco en esta copa.
____No, me han dicho que hay que beberla directamente del envase.
___Padre, he pecado contra la castidad, y esto me pasa por ser una dejada.
___¿Y cómo fue eso, hija?
___Me fui dejando, me fui dejando...
___¡Por Dios Santo, cómo estará el pobre!
Una solterona estaba junto a ellos y escuchó la noticia. De pronto, miró al que habló y le preguntó:
___¿Podría decirme de dónde sale ese tren y a qué hora?
___Oiga, por favor, ¿la notaría?
A lo que le respondió:
___Si se acerca un poco más...
___Si me toca una quiniela me voy a una isla desierta.
A lo que ella respondió:
___Y yo también.
___¡Tranquila! ¡No empecemos ya a llenar la isla, eh!
___Me voy a separar de mi mujer; lleva dos semanas sin hablarme.
___Yo que tú me lo pensaría. Mujeres así quedan pocas.
___Dicen por ahí que eres el tío más mal hablado del Instituto.
___¡Eso es una puta mentira! ¡Un carajo para ti y otro para esos hijos de puta cabrones que inventan historias!
___Disculpe, señora. Si su corazón es tan suave como su seno, sé que me perdonará.
La mujer, sonriendo, le respondió:
___Y si su pene es tan duro como su codo, mi habitación es la 169.
___Perdón, señores, ¿les molesta el humo?
___Papá, ¿qué es una araña?
___Un jodido y pequeño depredador venenoso con muchos hilos que paraliza a sus presas y se dedica a tejer a sus anchas.
___¿Cómo la abuela, la madre de mamá?
___Sí, pero con más patas y menos mala leche.
___¡No sabes lo orgulloso que estoy de mi hijo!
___¿Va a seguir con tu tradición?
___Sí.
___¿Y cómo va a empezar?
___De ordenanza en el Congreso.
___Azafata, ¿me pone un whisky?
___Lo siento, señor, vamos a tomar tierra.
___El resto del pasaje que tome lo que quiera, pero yo prefiero un whisky.
___¿Y tú la has ayudado?
___¡Qué va, se ha caído ella sola!
___Doctor, venía a que me bajase la potencia sexual.
___¡Pero abuelo, si a su edad la potencia sexual sólo se tiene en la cabeza!
___Por eso, por eso quiero que me la baje.
___Yo soy el Rey porque me lo ha dicho Dios.
___Yo no te he dicho nada.
___¿Qué es de tu marido qué hace tiempo que no le veo?
___Se encerró en la bodega con dos cubas de vino tinto.
___¿Y tú qué haces?
___Le dejo la comida a las puertas de la bodega y me voy.
___¿Y no lo echas de menos?
___¡¿De menos?! ¡Jajajajaja! ¡Le echo de más, a ver si revienta!
___¡Qué, que me vas a dar el día, ¿no?!
___¿Cuál es el animal que vuela más alto?
___El conejo.
___¿El conejo? ¿Qué conejo?
___El de la azafata de vuelo.
___Desabrocha mi blusa y déjala en la cama.
___Sí, mi amor.
___Y ahora mi falda y ponla al lado.
___De inmediato, mi vida.
___Deja mis bragas y mi sujetador en el bombo de la ropa sucia.
___Claro, cariño.
___Y también mis medias.
___Todo listo, cariño.
___¡Y que sea la última vez que te pones mi ropa!
___Buenas tardes ¿En qué puedo ayudarle, señor?
___Quiero comprar unos zapatos como esos del escaparate, pero del número 39.
___Verá, señor, no es por llevarle la contraria, pero a simple vista se ve que usted calza al menos un 42.
___Eso a usted no le importa. El 42, si no, me voy a otra zapatería.
___Está bien, señor -le contestó la chica.
Se fue al almacén y llegó con un par del 39 y le ayudó a ponérselos.
___Perfecto. Me los llevo puestos.
Cuando empezó a caminar, la chica vio que iba sufriendo debido a que los zapatos le apretaban mucho. Curiosa por saber su parecer, se le acercó y le dijo:
___Señor, disculpe. ¿Por qué compró esos zapatos tan pequeños, si se ve que no le quedan bien?
___Mire, señorita, le voy a contar algo: mi mujer me es infiel, mi hija es puta, mi hijo es drogadicto, mi suegra vive con nosotros y me culpa de todo… Por lo tanto, el único placer que tengo es llegar a mi casa y quitarme estos malditos zapatos.
___Vicente, gracias por venir, bésame la frente.
___Mariano, gracias también a ti, bésame la mano.
___Montoya. ¡¡¿Adónde vas Montoya?!!
___'Mi primera impresión de esta parroquia la tuve con la primera confesión que me tocó escuchar. Pensé que me había enviado el Obispo a una guarida de bandoleros, ya que la primera persona que se confesó me dijo que robaba todos los días a gente humilde e indefensa; que de pequeño había robado dinero a sus padres y que también había sustraído grandes sumas en la empresa de la que era Consejero. Confesó que, aparte del Banco, se dedicaba al tráfico de dinero fácil y a la venta de drogas. Después de todo eso, me quedé asombrado, escandalizado y asustado. Pero cuando transcurrió un tiempo fui conociendo a la gente y vi que no eran todos así; para mi delicia, vi una parroquia llena de personas responsables, con grandes valores, comprometidas con su fe. Y así he vivido los 25 años más maravillosos de mi apostolado”.
Justamente en este momento llegó el banquero, por lo que el cura le dio la palabra. Por supuesto, pidió disculpa por llegar tarde y empezó a hablar diciendo:
___'Nunca olvidaré el primer día que llegó el Padre Rosendo a nuestra parroquia. De hecho, tuve el honor de ser el primero que se confesó con él...'.
___¡Juanita! ¿Qué te pasa que estas muy seria?
___Que esta mañana mandé a mi marido a comprar un kilo de papas, para hacer una tortilla y resulta que lo atropello un camión.
___¿Y ahora que vas a hacer?
___No sé. Haré macarrones…
___¿Cuánto me cobra por una consulta rápida?
___100 euros por tres preguntas.
___Vaya, es un poco caro, ¿no?
___Es posible, pero dígame, ¿cuál es su tercera pregunta?
___¿Insiste usted en qué no quiere un abogado?
___Insisto, Señoría. Estoy decidido a decir la verdad.
___Padre, me confieso que pienso que mi madre es puta.
___Pero hombre, vamos a ver, ¿qué te hace pensar eso?
___Me lo dicen miles y miles de personas. Incluso gritando.
___¡¿Cómo?! A ver, cuéntame todo desde el principio. ¿A qué te dedicas?
___Soy árbitro de fútbol, Padre.