Monterroso:
"Cuando despertó, el dinosaurio todavía estaba allí".
Luis Felipe Lomelí:
"- ¿Olvida usted algo?" . "-Ojalá".
Son los cuentos más cortos escritos en español. Para mí son obras maestras (si ha lugar explicaré por qué), pero muchos críticos literarios hablan de fraude y tomadura de pelo.
¿Obras maestras, tomadura de pelo, fraude literario...?. Me interesa mucho conocer vuestra opinión.
Comentarios
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Sin embargo, si se trata de admitir una única imagen o pincelada, o sugestión de una situación más o menos tópica, se puede sintetizar mucho, tanto como nos muestran esos ejemplos. En este caso si la intención es demostrar que una historia puede tener un único hecho, ¿Quién puede determinar cuál es el mínimo para considerarla un cuento, u otro tipo de relato? Es cierto que no va a satisfacer a quien espere una trama, una cadena o evolución de hechos, pero si el experimento literario es precisamente buscar ese mínimo, será válido, lo mismo que esos poemas japoneses de tres versos cortos que estamos leyendo estos días en el foro de poesía.
Me recuerda a Nikolai Tarabukin, cuando hace un siglo fue el primer pintor en atreverse a exponer un lienzo en blanco. Lo cuenta un libro titulado "El último cuadro" ("último" no era un temporal, por supuesto)
Y ahora que he revoloteado sobre vuestras posiciones, temblad, porque yo tengo desde hace años un cuento propio con pocas más palabras que esos ejemplos, y os juro que es un cuento de verdad. Lo que pasa es que os sonará muy raro si no os hablo un poco del contexto (jeje, ahí voy):
En mi familia era toda una realidad ese tópico de contar un cuento para que los más peques se durmieran. Era además un regateo: ¿Si te cuento una historia te duermes y no molestas más?
Vale. Pero tenía que ser improvisado. Creo que agoté la inventiva de mis hermanos mayores, ninguno de ellos escribió nunca. Pero veréis, un día mi hermano más pequeño jugaba imaginando que lo atacaban brujas y seres extraños, y blandía un posaplatos rectangular de goma, diciendo que era un escudo de energía.
A mi hermana mayor se le ocurrió decirle que no había que gastar energía, que simplemente el escudo tenía que ser "apotropaico" (así de tarados estábamos todos)
Él ni se enteró, pero yo ipso facto fui a echarme en brazos del diccionario (mi papá) para enterarme sin demora del significado del palabro. Al parecer son las propiedades mágicas que ciertas substancias o encantamientos dan a -también ciertos- objetos para que sirvan de repelente a brujas, monstruos, entidades maléficas y derivados.
Pocos días después al acostarme tenía cierto desasosiego, y no logré que nadie me contase un cuento, así decidí hacerlo yo, mismamente. puse cara de amenaza y dije en voz alta:
"Atrás, espíritus del mal. JA, mi escudo es apotropaico".
Y me dormí.
"Atrás, espíritus del mal. JA, mi escudo es apotropaico".
Ese "bichito" interno, llamado intuición, me dice que pasarás a la historia.
Me has hecho pasar un inolvidable momento de lectura repleta de buen humor, cargado de emotividad y con sabiduría. ¿Quién da más?...
Tengo para mí que el dinosaurio te ha estado esperando 65 millones de años.
Frases ingeniosas o inspiradoras, demasiado trabajo al lector y a su imaginación, para esas mentiras esta la poesía. Aún en un cuento, es deber del escritor, al menos esbozar un puto par de ideas.
El cuento de Nae sí que es un cuento, pero es un cuento de niña, una especie de mantra u oración, lleno de ternura e ingenuidad.
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Y además es una anécdota. Eso sí, hay muchas en la infancia de cualquiera de nosotros. El caso es que, si Miguel no hubiese abierto la cuestión, probablemente no me hubiera acordado nunca más de aquel momento. Qué aleatorio es todo.
Aquí hace falta un chiste. ¿Sabéis cuál es el nombre de persona más corto que existe?
Solución: [OCULTAR]O[/OCULTAR]
¡Eh, no se vale! Hay que pensarlo más tiempo antes de abrir la solución.
Bueno, pues había una vez un Rey que tenía una hija que se llamaba así, pero puso como condición que, si alguien pretendía casarse con la princesa, tenía que llamarse "menos" que ella.
¿Creéis que hubo pretendientes? Pues sí, un día apareció uno. ¿Cómo creéis que se llamaba?
Tic, tac, tic, tac, tic... solución: [OCULTAR]Casio[/OCULTAR]
Y ahora la última pregunta. ¿Logró el permiso del rey para casarse con la princesa?
Solución: [OCULTAR]No. ¿Y por qué? os preguntaréis, bueno, pues porque al día siguiente llegó otro pretendiente. ¿Cómo se llamaba?[/OCULTAR]
Solución definitiva: [OCULTAR]Nicasio[/OCULTAR]
Tu chiste es bueno, pero te contaré otro mucho más original si te portas bien ( tendrás que leerlo en el baño porque te mearás de risa).
Lo prometo. Y me llevaré el portátil al baño.
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Tendría que saber si el cuento lo merece
A mí me gusta resumir mucho, y decir todo con tan poco.:rolleyes:
(8)
Volvemos a la vida.
Esa que a veces te despierta.
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(15)
La que se murió sin sucesión.
Como bodas negras dulces
encendidas,
me quiero casar contigo, ahora que estás muerta.
Vestida de hojas, de plantas lacias.
Muy blancas.
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Desconozco tantas cosas...
La Vida SIEMPRE es un misterio hasta que no deja de serlo.
Frase muy hermosa, aunque con regate.
¿No os aburriréis si os cuento otra anécdota de mi hermanito? Es que el último comentario de Miguel, sobre la improbabilidad estadística de cosas que realmente suceden, me la ha recordado.
Un año o dos después de lo del cuento con propiedades repelentes, se casó una tía nuestra. Ofició la boda un hermano de mi abuelo que era cura -claro-. Entre la iglesia y la comida, cogió de la mano a mi hermanito -seis o siete años entonces- y fueron hablando todo el camino.
La cuestión es: en un banquete donde unas doscientas cincuenta personas manejan platos, copas, cubiertos y conversan a un tiempo, ¿Cuántas probabilidades había de que todos -vajilla y bocas- se callasen y se hiciese un repentino silencio justo los tres segundos necesarios para escuchar a mi hermanito decir en voz alta "EL TÍO ME CONTABA CUANDO FUE SEMENARISTA"?
Una mano oscura mueve nuestros hilos -y se descojona-
Como lo de Forrest Gump cuando acabó su carrera durante tanto tiempo, que nadie podía entender.
Y sí, me encanta regatear, a fin de cuentas soy un charlatán empedernido.
Y hablando de cuentos cortos os dejo un cuento japonés cortísimo que recuerdo:
Chuang Lee soñó que era una mariposa. Al despertar no sabía si era Chang Lee soñando que era una mariposa o era una mariposa que estaba soñando que era Chang Lee. Fin