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La alumna y el profesor. Relato moderadamente erótico basado en sensaciones reales.

Nae SirudNae Sirud Juan Boscán s.XVI
editado septiembre 2014 en Erótica
A lo mejor no tiene tanto erotismo como para estar en esta sección, pero tampoco me resulta apropiado para "romántica"

Os lo largo en cuatro entregas:

(Nota: Cualquier parecido en los nombres de los personajes del relato con los de quienes vivieron realmente esta escena inventada, puede ser una completa casualidad, o por el contrario, no.)
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Comentarios

  • Nae SirudNae Sirud Juan Boscán s.XVI
    editado mayo 2014
    De camino al restaurante el grupo principal hizo un par de paradas en las cafeterías intermedias. Era extraña la mezcla entre la euforia por el final del curso y la incertidumbre al celebrar este acto de despedida el viernes anterior a la evaluación final. Pero cualquier disculpa era buena para divertirse y descargar la tensión de los ultimos días, plagados de exámenes.

    Nuria se reía con los comentarios ocurrentes y caóticos que aquellas primeras dosis de alcohol provocaban en sus compañeros. A ella misma parecían despertársele reflexiones más lúcidas que de costumbre, como si estuviese atando cabos. En el momento en que llegaban al lugar de la cena estaba dándole mentalmente la razón a Martín.

    Les había dicho varias veces durante el curso que en el mes de mayo sí que iban a bailar. Se refería a todo el jaleo que les esperaba con los exámenes, naturalmente, pero en este momento se añadía un significado más literal, puesto que en el local contaba con una pequeña pista de baile.

    Aunque procuraba no formularla de forma clara, la pregunta estaba en su mente, esperando su momento: ¿Vendría? No quería notar que lo buscaba cuando miró alrededor ya dentro del restaurante. No quería admitir que apenas le producía tristeza pensar que a partir de ese día perdería de vista a algunas de sus amigas y amigos, pero sí le resultaba triste no seguir viendo casi todos los días al que sin duda había sido su mejor profesor. Ni siquiera quería notar que no lo veía solamente como profesor.

    No lo vio. Pensó que era lógico. No era aficionado a las fiestas y celebraciones superfluas, apenas se había dejado ver unos minutos en el Salón de Actos. Pero entonces oyó su voz. Se contuvo para no mirar atrás, y lo vio pasar a su lado camino de las mesas, con otros profesores y alumnos.

    Martín le sonrió. Era sorprendente cómo aquella cara de seriedad y timidez, de ausencia incluso, era capaz de deslumbrar con lo que Alba y Lucía llamaban “la sonrisa fugaz”, el gesto que no duraba más que unas décimas de segundo pero bastaba para alegrarte toda una mañana.

    Aún no se había sentado nadie, pero el grupo que acababa de entrar se dirigía a la mesa con tanta determinación que no ofrecía dudas. Nuria tiró sutilmente de Lucía, que venía hablando con Pedro, y avanzó detrás de los profesores. “Quizá parezca un poco descarada –íba pensando-, pero no hay más que una oportunidad”, así que tomó posiciones, y en cuanto Martín tomó una silla ella se sentó a su derecha como si fuese lo más natural. Aún se permitió hacer gestos a varias de sus amigas para indicarles que rodeasen la mesa y se colocasen enfrente.

    Miró entonces a la izquierda y vio a la profesora de Francés al otro lado de Martín. “Demasiado habladora –pensó-. Lo va a acaparar”. Pero se le iluminó la cara cuando vio a Alba justo enfrente de su profesor. Con su compañera allí, el centro de la conversación se inclinaría definitivamente hacia su lado, no tenía dudas.
    . . . . .
  • Nae SirudNae Sirud Juan Boscán s.XVI
    editado mayo 2014
    Martín no se sentía completamente cómodo. Hacía más de quince años que no acudía a una de estas despedidas, pero algo lo había empujado después de tanto tiempo.

    Sabía perfectamente que su carácter serio y de pocas palabras no facilitaba su relación con nadie, pero también que al final de curso siempre se había ganado el aprecio de la mayoría de sus alumnos. Tenía la paciencia suficiente como para tratarlos con respeto, aún en los momentos en que ellos no mostraban una actitud correcta, y aunque con los pequeños no siempre funcionaba, los de último curso acababan tratándolo como a uno de ellos. El escalón profesor-alumno desaparecía sin hacer ruído, a pesar de que ahora la distancia en años era ya grande.

    Este curso había sido especial. Desde el primer día el buen ambiente en la clase le sorprendió. Los catorce alumnos y alumnas que habían escogido su asignatura seguían las explicaciones y propuestas con una atención propia de una generación antes, cuando había impartido sus primeras clases. Los resultados fueron excelentes y su relación, a pesar de ser estrictamente académica, muy estrecha.

    No se hubiera perdonado ignorar la invitación. Además, como si lo hubieran estado esperando, sus mejores alumnas se habían sentado con él. Se sintió algo inseguro porque estaba claro que no procedía pasarse la cena hablando de cosas de clase, y tampoco de su vida personal. En todo caso lo mejor sería mostrarse interesado por los planes que las jóvenes estarían haciendo para su futuro. Decididamente era el tema más interesante.

    Allí estaba Nuria a su lado. Se dio cuenta de que si le hubiesen hecho elegir entre todos los presentes con quién le gustaría sentarse, sería con ella. “Un pensamiento un poco impropio”, pensó. Pero ¿Cómo ignorarlo? Era un sueño de mujer, tan inalcanzable como lo habían sido otras mujeres cuando él era mucho más joven, pero ahora por el motivo inverso. Y allí estaba sonriente, anunciando lo agradable que sin duda iba a resultar su compañía, mientras que la opción izquierda –conversación con su compañera de Francés- carecía absolutamente de interés.
    . . . . .
  • Nae SirudNae Sirud Juan Boscán s.XVI
    editado mayo 2014
    La cena transcurría tan bien como cabría esperar, o todavía mejor. Martín se había prodigado en sonrisas, y en ningún momento se desprendió de la conversación “del lado derecho”, concediendo al de los profesores comentarios y asentimientos puntuales, más que suficientes para no parecer descortés.

    Mostraba su natural capacidad para decir siempre lo oportuno, tanto en los momentos en que se trataban cosas serias como para acompañar las ocurrencias más absurdas de Alba o de Pedro. Nuria aprovechaba conscientemente los momentos en que no había más remedio que sucumbir a las carcajadas, casi siempre cuando la apostilla de Martín multiplicaba la comicidad de lo que acababa de soltar alguno de sus alumnos. Se permitió no pocos contactos con las manos, e incluso se agarró a sus hombros un par de veces, atrevida.

    Él se dejó hacer, como uno más, y también le habló al oído alguna vez, con la mano sobre su hombro. Cuando la conversación era menos interesante, Nuria se fijaba en él: Su edad impedía una auténtica atracción física, aunque sin duda había sido agraciado, y en este momento no quería más que estar con él, y si hubiese ocasión, bailar también. Una intervención de Pedro fue providencial:

    —A ver si empiezan a poner música bailable, que hay que bajar todas estas calorías.

    —¿Y vas a hacer el mono tú sólo, o sabes bailar como la gente? —preguntó Alba.

    —¿Yo? Por supuesto que sé. Y bailaré con vosotras porque no queda otro remedio. Eso si os portáis bien.

    —¡Si, hombre, si! Tendrás que pedirlo por favor, y veremos si alguna tiene bastante estómago.

    —Nada de favor. Son las normas del instituto. Tengo derecho a un baile con cada una de mis compañeras. Que te lo diga el profe. ¿Eh, Martín? Pon un poco de orden, aún estás a tiempo de suspenderlas.

    —Lo estoy, tienes razón. Y a ti también, que lo sepas.

    —Pero yo ya me porto bien. Además, estoy de tu parte. El profe también tiene derecho a un baile con cada alumna —proclamó en alto.

    —Eso será si quiere —apuntó Nuria mirando a Martín, como poniéndolo a prueba.

    —Quiero, no lo dudes —dijo él, entre incómodo y animado.

    —Porque no tienes más remedio, lo que yo decía, no hay dónde escoger —volvió Pedro mientras Alba y Carmen lo castigaban con codazos por ambos costados.

    —No, no. Vamos a decirlo con sinceridad, Pedro. No sé si te das cuenta del nivel femenino que hay en vuestra clase, pero es muy alto. Mires a donde mires siempre se alegra la vista.

    —¡Así se habla, profe! —dijo Lucía arrancándose a aplaudir, mientras todas sus amigas la secundaban.
    . . . . .
  • Nae SirudNae Sirud Juan Boscán s.XVI
    editado mayo 2014
    Comenzó la música y Alba se levantó: —Yo soy la primera ¿No? Es inevitable.

    Se lo decía a Martín, refiriéndose a lo que éste había dicho en clase un par de veces: El apellido Abad, aunque muy pío, está condenado. Se le condena a ser siempre el primero que sale a la palestra, es la ley del alfabeto.

    El comienzo de la segunda canción, ya con la pista de baile a rebosar, coincidió con el cruce de miradas entre Nuria y Martín. Parecía tan inevitable como lo anterior, y sin tiempo para pensarlo se vieron bailando juntos, un poco más juntos de lo que hubiese sido necesario.

    —Me sorprendió tu evaluación del “nivel femenino”. Es la primera vez que te escucho algo así.

    —No es más que un comentario galante, y además es cierto. Espero que no haya resultado inapropiado.

    —¿Inapropiado? No estamos en clase.

    —No. Pero seguimos siendo profesores y alumnos. Vosotros podéis decir cualquier cosa fuera de tono, pero yo no. Se podría interpretar mal.

    —¿Por eso eres tan cuidadoso siempre?

    —Por eso, y porque es lo correcto, y en el trabajo hay que ser escrupuloso.

    —Pero entonces debajo del profesor hay una persona de verdad.

    —Claro que la hay, por dentro somos gente normal.

    —Me alegra saberlo, y comprobar que sabes decir… ¿Cómo lo has llamado? galanterías.

    —Lo cortés no quita lo valiente. Y te regalo otra: Tú estás segura de que gustarme o caerme bien no influye en mi trato ni por supuesto en las notas.

    —Lo estoy yo y cualquiera de los demás.

    —Pues es cierto. Pero en el supuesto de que contase algo, tú tendrías un diez.

    —Joder —dijo Nuria, mientras la canción acababa. En lugar de soltarse se separaron sólo un poco, para seguir hablando-, qué diferentes somos. Tú diciéndome esas sutilezas, y mientras tanto a mi me viene a la cabeza una imagen mucho más bruta, que debo haber visto en alguna peli, cuando un tipo le dice algo a una tía y a ella se le disparan las bragas hasta los pies.

    Él se quedó parado, y ella no supo si por vergüenza o porque estaba conteniendo la risa. Empezaba otra canción, así que volvió a agarrarlo y a dar vueltas de nuevo.

    —Yo sí que soy algo bruta, ¿verdad?

    —¿Por qué? ¿Crees que a mi no se me ocurren ese tipo de cosas, o que no soy capaz de decirlas?

    —Me seguirías sorprendiendo, la verdad. Nunca dices una palabra de más. Y tampoco creo que tengas pensamientos tan lascivos.

    —Pues te equivocas. Lo que pasa es que hay quien los dice y hay quien no.

    —Ah, pues te toca.

    —Porque tú me lo pides. Yo no soy ciego, cuando llego a clase tampoco puedo evitar darme cuenta de lo atractivas que estáis algunos días.

    —¡Vaya, qué me cuentas!

    —Ahora se llevan mucho esas mallas negras, completamente ajustadas. Tú misma alguna vez…

    —¡Huy, huy! Ya me está entrando miedo de todo lo sucio que pasa por esa cabeza cuando me miras el culo. ¿Y eso es todo?

    —No.

    —¿Mmm?

    —Un día me cogió desprevenido. Entré y tú estabas echada hacia adelante, explicándole algo a uno de tus compañeros, y con esas mallas tan… En ese momento pensé: “Y después quiero que los chavales atiendan a lo que les digo, ellos que están en plena efervescencia hormonal, y viendo estas cosas”. Pero el estímulo visual es inevitable y te aseguro que sigue funcionando después de los cincuenta. Cuando llegó el recreo no pude aguantar, subí al departamento a aliviarme. No hubiera podido dar las otras dos clases que me quedaban.

    Durante varios compases no hablaron. Nuria admitía el impacto que le había causado imaginar a su profesor masturbándose pensando en ella, mientras él se arrepentía de haberlo dicho.

    —¿Ha sido lo bastante sucio?

    —Bueno, no está mal —hubo otra pausa– Tan cerca y tan lejos…

    —La vida es así. Por eso es un tópico. Y también lo es este otro: lo siento, pero lo nuestro es imposible.

    —No sólo eso, además es muy difícil que suceda. Es una lástima —dijo ella con un deliberado roce de mejillas–. Por eso siempre quise ser mayor.

    —Y eres más madura que lo que corresponde. Pero alégrate de tu edad y de estar así de bien. Con treinta años menos yo ya estaría tanteando mis posibilidades contigo.

    —¿Tanteando? Con treinta años menos estaríamos echando un polvo, o dos.

    —Me alegra saberlo. Pero esta es la realidad, tú los echarás con algún afortunado, y yo seguiré por mi lado…

    —¿Tu vida amorosa es buena?

    —Es perfecta.

    —Pues a ver si tengo la misma suerte.

    —¿Por qué no? Tienes todas las cartas. Cuentas con la ventaja de que vas a tener dónde escoger. Tú preocúpate de elegir bien.

    —Si, pero van a tener que competir contigo en unas cuantas cosas.

    —Entonces tampoco serás muy exigente.

    Sonaba la penúltima frase, el tiempo se acababa. Nadie parecía estar pendiente de ellos. Nuria apartó un poco la cabeza para mirarlo a los ojos.

    —Sólo me queda averiguar una cosa… a qué sabes —fue un beso breve, apenas dos segundos, pero suficientes–. Cabrón —dijo mientras se separaban–, sabes muy bien.

    Martín bailó con las demás. Aún coincidieron en la mesa hablando con todos de cosas intrascendentes. Después él se excusó para no continuar la fiesta de discoteca en discoteca, y Nuria no volvió a verlo. Al menos en los años que han pasado hasta hoy.
    . . . FIN . . .
  • CarlosSerranoCarlosSerrano Fernando de Rojas s.XV
    editado mayo 2014
    Después de leer el relato me quedo con esto:

    —Sólo me queda averiguar una cosa… a qué sabes —fue un beso breve, apenas dos segundos, pero suficientes–. Cabrón —dijo mientras se separaban–, sabes muy bien.

    Creo que lo mejorcito:rolleyes:

    Por lo demás a mi siempre me ha resultado muy complicado escribir diálogos, por eso en mis escritos acabaron por brillar por su ausencia. Y pocas veces he encontrado diálogos que me atraparan en literatura. En tu relato me resultan un poco artificiales y convencionales, si me permites la franqueza.

    Hubiera estado mejor hacer un retrato psicológico de profesor y alumna (o sea, profundizar en lo que piensan y sienten mientras se miran o están juntos), ahí creo que estaría lo interesante, abrirse camino en los pensamientos que por lo normal son secretos...pero bueno, es solo mi opinión subjetiva.

    Yo que tú lo intentaría de nuevo, igual sale algo interesante. Desde luego me gustaría leerlo.;)
  • Nae SirudNae Sirud Juan Boscán s.XVI
    editado mayo 2014
    Es cierto lo que dices sobre los diálogos, siempre son más teatrales o artificiosos que una buena introspección. Me interesa practicarlos, porque en las narraciones largas ponen un ritmo más vivo, pero son difíciles. A mí me cuesta un poco leer relatos sin diálogos, porque soy muy "visual", prefiero la narrativa que se acerca por ejemplo al cine. En una película no es lo frecuente leer el pensamiento de los protagonistas, tú escuchas sus frases y te haces una idea de sus pensamientos, motivaciones, etc. Y por otra parte también me gusta mucho el teatro. En resumen, dar con un diálogo que suene natural... es algo que siempre tengo ahí como objetivo, pero muy difícil.

    En este texto opté por la introspección en las dos primeras partes. Muestran en 3ª persona las expectativas de los dos protagonistas. La tercera es de tránsito, y la última casi completamente dialogada. Buscaba ir aumentando poco a poco el ritmo. Otro condicionante es la proporción de "realidad" de la conversación, que no es poca.

    Entonces... sí que sería un buen ejercicio tratar de contarlo sin diálogo. Se daría más valor a los sentimientos, o mejor a las sensaciones... aunque nunca sé qué resulta más erótico a quien lee: describir directamente qué sensaciones recorren la entrepierna o dejar que el lector (o lectora) presencie la escena y se deje estimular por sus propias fantasías.
  • CielitoDeMiPiezaCielitoDeMiPieza San juan de la Cruz XVI
    editado mayo 2014
    No sé, me da verguenza decirlo, pero si, me produjo cosas.


    .
    ..
    .
  • CarlosSerranoCarlosSerrano Fernando de Rojas s.XV
    editado mayo 2014
    Nae Sirud escribió : »
    Es cierto lo que dices sobre los diálogos, siempre son más teatrales o artificiosos que una buena introspección. Me interesa practicarlos, porque en las narraciones largas ponen un ritmo más vivo, pero son difíciles. A mí me cuesta un poco leer relatos sin diálogos, porque soy muy "visual", prefiero la narrativa que se acerca por ejemplo al cine. En una película no es lo frecuente leer el pensamiento de los protagonistas, tú escuchas sus frases y te haces una idea de sus pensamientos, motivaciones, etc. Y por otra parte también me gusta mucho el teatro. En resumen, dar con un diálogo que suene natural... es algo que siempre tengo ahí como objetivo, pero muy difícil.

    En este texto opté por la introspección en las dos primeras partes. Muestran en 3ª persona las expectativas de los dos protagonistas. La tercera es de tránsito, y la última casi completamente dialogada. Buscaba ir aumentando poco a poco el ritmo. Otro condicionante es la proporción de "realidad" de la conversación, que no es poca.

    Entonces... sí que sería un buen ejercicio tratar de contarlo sin diálogo. Se daría más valor a los sentimientos, o mejor a las sensaciones... aunque nunca sé qué resulta más erótico a quien lee: describir directamente qué sensaciones recorren la entrepierna o dejar que el lector (o lectora) presencie la escena y se deje estimular por sus propias fantasías.

    Yo hace mucho tiempo decidí contar todas mis historias en primera persona. O soy muy torpe o incapaz de comprender los misterios de escribir en tercera persona. No me gusta nada como escribo en tercera persona.:D Para mi la primera persona siempre se acerca más a la confesión, la confidencia...es como más real, más cercano al sentimiento y la subjetividad mientras la tercera persona me parece más frío, más artificial. Es mi apreciación personal.

    En cuanto a lo erótico...jamás he intentado hacer un relato que intentara provocar excitación erótica. No me ha interesado (pese a que mis historias suelen tener mucha carga sexual, pero porque creo que es la condición humana...) intentar excitar a nadie o resultar sexy. De hecho para mi el sexo en literatura siempre resulta morboso, inquietante, fuente de frustraciones y problemas más que deleite y un placer profundo. Supongo que por eso no soy capaz de ser un escritor más romántico, parece que prefiero el lado conflictivo, inquietante, sórdido y oscuro...:rolleyes:
  • StephenVinziStephenVinzi Gonzalo de Berceo s.XIII
    editado mayo 2014
    CarlosSerrano escribió : »
    Yo hace mucho tiempo decidí contar todas mis historias en primera persona.

    correctísimo... en primera persona, la cosa tiene una intimidad y una empatía con el personaje...

    yo soy profe (de mat) y estos son temas super tabú para mí
  • Nae SirudNae Sirud Juan Boscán s.XVI
    editado mayo 2014
    Vale..

    ¿Y cuál os parece que sería la mejor opción para esta historia, dos primeras personas en plan ping-pong o que la cuente primero un personaje y después el otro?
  • StephenVinziStephenVinzi Gonzalo de Berceo s.XIII
    editado mayo 2014
    lo vi tambien.... recién termino una novela de Sergio Olguin (argentino, ex director de la fantástica revista literaria "Con V de Vian" ignorada por la cultura oficial de acá)
    Se llama "Las Extranjeras" pasan los capítulos y narra un personaje, narra otro, incluso retomando el tema anterior desde su punto de vista...

    3ra persona es cómodo, calculo, para escribir, pero hay que remarla para establecer la empatía con los personajes
  • CielitoDeMiPiezaCielitoDeMiPieza San juan de la Cruz XVI
    editado mayo 2014
    Nae Sirud escribió : »
    Vale..

    ¿Y cuál os parece que sería la mejor opción para esta historia, dos primeras personas en plan ping-pong o que la cuente primero un personaje y después el otro?



    A mi, que me registren. Me produce cosas, sin necesidad de cambiarle, absolutamente, nada.




    .
    ..
    .
  • Nae SirudNae Sirud Juan Boscán s.XVI
    editado mayo 2014
    CielitoDeMiPieza escribió : »
    A mi, que me registren. Me produce cosas, sin necesidad de cambiarle, absolutamente, nada
    De una pieza me dejas, Cielito.
    (\(\
    ( =':')
    (..(")(")
  • CielitoDeMiPiezaCielitoDeMiPieza San juan de la Cruz XVI
    editado mayo 2014
    Nae Sirud escribió : »
    De una pieza me dejas, Cielito.
    (\(\
    ( =':')
    (..(")(")



    Te lo merecías por corregirme ;-)
  • Nae SirudNae Sirud Juan Boscán s.XVI
    editado mayo 2014
    Me temo que eres incorregible, y además un aprendiz de...

    o==[]::::::::::::::::>
  • CarlosSerranoCarlosSerrano Fernando de Rojas s.XV
    editado junio 2014
    StephenVinzi escribió : »
    correctísimo... en primera persona, la cosa tiene una intimidad y una empatía con el personaje...

    yo soy profe (de mat) y estos son temas super tabú para mí

    No debería serlo, Sting fue profe de literatura y esa experiencia le sirvió para escribir la canción Don't Stand So Close To Me de su grupo The Police (y que fue un exitazo). Recordemos los primeros versos: "Young teacher/ the subject of schoolgirl fantasy..." dejo el videoclip por si acaso...:rolleyes:

    http://www.youtube.com/watch?v=5Zp3LPRzuXo
  • NorteNorte Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita s.XIV
    editado junio 2014
    Excelente relato, estimada Nae. Aunque debo decir que ese final "no feliz" como que te deja gusto a poco. Encuentro un poco fantaseoso que el profesor confesara su vicio onanístico a la alumna, no estando seguro de que concretarían algo mas interesante que simples palabras... Me imagino que falta una última parte donde sí se detalle que el profe fué por un beso de despedida y se llevó un gratísimo regalo, digamos, algo más que una "manzana" no? jajaja

    Interesante, los diálogos algo contenidos y no se, irreales de parte del profesor. Eso de soltar todas sus fantasías por un simple baile, a sabiendas de que no pasaría nada... mmmm.

    Me recordó una historia sobre un tipo relatando una aventura parecida en un tren y un hotel con una desconocida, en donde finalmente no se concreta nada con la chica. El cuento termina con todos los amigos del relator golpeando la mesa. ;)
  • Nae SirudNae Sirud Juan Boscán s.XVI
    editado junio 2014
    Se me ocurren unas cuantas cosas sobre lo que planteas, Norte. Lo principal: que si todo fuese inventado, el diálogo hubiese salido más natural; pero la conversación real influyó demasiado, o también que el bienquisto docente en cuestión peroraba de tal guisa que su prédica descollaba doquiera que fuese escuchado. O que jamás hubiese hecho tal confesión si no tuviera o tuviese la certeza de que allí no habría más que una breve y única confidencia.

    Pero parecería como rebatir lo que dices, y no. El resultado literario es lo que cuenta, y tienes razón. Tampoco me convence.

    Saludos.
  • FrancescaFrancesca Fernando de Rojas s.XV
    editado julio 2014
    Cuando yo tenía 21, un alumno de 15 se enamoró de mí. Fue un mal trago y me duele recordarlo, porque mi rechazo le hizo mucho daño. ¿Y qué quería que hiciese yo, sino rechazar algo del todo imposible?


    En cuanto a los diálogos - no quiero sonar presuntuosa y si lo parezco, me perdonáis- pero me han dicho que se me dan bastante bien. Mi truco es imaginar que son dos personas de verdad las que hablan. Personas a las que la entrometida de la narradora aquí presente está escuchando.


    Creo que no hay que ser taxativo en lo de que si es mejor la introspección o el diálogo para la narración. En nuestra gran novela psicológica del s. XIX se dan grandes diálogos.
    En mi humilde opinión ( no porque sea una cualidad que posea , sino porque no sé tanto como para atreverme a afirmarlo de un modo tajante), una novela debe alternar diferentes aspectos: profundización psicológica, la acción que nos tenga en vilo y unos buenos diálogos. Eso es, al menos, lo que yo busco como lectora.


    Gracias, Nae, por compartir con nosotros tus historias.
  • FrancescaFrancesca Fernando de Rojas s.XV
    editado julio 2014
    Nade, disculpa mi nueva intromisión en tu hilo. Es que lo he pensado después:
    Acabé la carrera a los 21, es lo que trae ser una empollona, y empecé a dar clase en octubre de ese mismo año, a alumnos que se llevaban pocos años conmigo.


    No fue nada fácil.
  • estrofaestrofa Garcilaso de la Vega XVI
    editado julio 2014
    Escribir y conseguir que la historia narrada se haga presente en el lector, no es fácil, y tú lo logras Nae. Al leer, era como estar en esa cena, en esa mesa y en ese baile...

    La complicidad entre los dos era manifiesta. Tú me dices, yo te digo, pero sabiendo que quedará aquí la historia, entre estos instantes, entre ellos... y por una vez rompieron la fina línea que separa los dos bandos, uniéndose alrededor de una pasión declarada...

    Me ha encantado encontrar este relato y poder disfrutar de su lectura... ¡genial!... y no cambiaría nada, como dice CielitoDeMiPieza...

    Sonrisas
  • CarlosSerranoCarlosSerrano Fernando de Rojas s.XV
    editado julio 2014
    Francesca escribió : »


    Creo que no hay que ser taxativo en lo de que si es mejor la introspección o el diálogo para la narración.

    Bueno, yo pienso que los diálogos son poco narrativos. En cambio escribir en primera persona es de lo más narrativo.:D

    Precisamente ayer leía Chet Baker Piensa En Su Arte de Enrique Vila-Matas y en uno de los capítulos describía lo ridículo que era en Literatura escribir diálogos poniendo guiones. Enrique comentaba "¿Es que en la vida real hablamos detrás de un guión?":D

    Con 20 años mi hermano decía que a mí se me daban muy bien los diálogos, que siempre eran muy interesantes. Yo estaba orgulloso de ello. Pero con el paso del tiempo los diálogos me incomodaban, rompían el ritmo de cosas que quería decir. Al fin y al cabo escribimos en solitario y tiene más sentido dar un punto de vista subjetivo en vez de crear la ilusión de muchos puntos de vista. Claro, que esto es una opinión muy particular mía.

    También es que a mí los textos en primera persona me llegan más hondo. No es lo mismo una historia romántica narrada por alguien que en plan coral. Un escritor dijo que contar historias con diálogos no era más que "hacer teatro". A mí el teatro nunca me gustó.:rolleyes:
  • Nae SirudNae Sirud Juan Boscán s.XVI
    editado julio 2014
    Francesca escribió : »
    Acabé la carrera a los 21, es lo que trae ser una empollona, y empecé a dar clase en octubre de ese mismo año, a alumnos que se llevaban pocos años conmigo.

    Pues ya somos dos empollonas. Yo estaba dando clase con 22 y 2 meses. ¿Para qué tanta prisa? Hoy disfrutaría de los años de universidad fuera de casa a otro ritmo, como hace la mayoría. En fin, en otra vida iré con más calma.

    Los primeros años tenía alumnos incluso mayores que yo. Menos mal que tuve mano izquierda y una atención muy igualitaria a todos ellos me libró de situaciones incómodas o equívocas.

    Gracias por los comentarios.
  • Nae SirudNae Sirud Juan Boscán s.XVI
    editado julio 2014
    estrofa escribió : »
    La complicidad entre los dos era manifiesta. Tú me dices, yo te digo, pero sabiendo que quedará aquí la historia,

    Pues no podrías haber sido más exacta.

    Saludos.
  • Nae SirudNae Sirud Juan Boscán s.XVI
    editado julio 2014
    CarlosSerrano escribió : »
    En cambio escribir en primera persona es de lo más narrativo.

    Si, ya hemos comentado esto. En este texto el querer proporcionar el punto de vista de las dos personas no lo hacía muy fácil. Sin embargo dos de los textos que estoy redactando y que pueden llegar a ser algo, van en primera persona, y es verdad, quedan muy directos.

    En cambio yo no habría sido capaz de redactar en primera persona tu escena de ayer.
  • FrancescaFrancesca Fernando de Rojas s.XV
    editado julio 2014
    CarlosSerrano escribió : »
    Bueno, yo pienso que los diálogos son poco narrativos. En cambio escribir en primera persona es de lo más narrativo.:D

    Precisamente ayer leía Chet Baker Piensa En Su Arte de Enrique Vila-Matas y en uno de los capítulos describía lo ridículo que era en Literatura escribir diálogos poniendo guiones. Enrique comentaba "¿Es que en la vida real hablamos detrás de un guión?":D

    Con 20 años mi hermano decía que a mí se me daban muy bien los diálogos, que siempre eran muy interesantes. Yo estaba orgulloso de ello. Pero con el paso del tiempo los diálogos me incomodaban, rompían el ritmo de cosas que quería decir. Al fin y al cabo escribimos en solitario y tiene más sentido dar un punto de vista subjetivo en vez de crear la ilusión de muchos puntos de vista. Claro, que esto es una opinión muy particular mía.

    También es que a mí los textos en primera persona me llegan más hondo. No es lo mismo una historia romántica narrada por alguien que en plan coral. Un escritor dijo que contar historias con diálogos no era más que "hacer teatro". A mí el teatro nunca me gustó.:rolleyes:

    Carlos, esa es tu manera de pensar. A través del diálogo se expresan muchas cosas que refuerzan la narración.


    He escrito teatro infantil para una ONG ( con dos representaciones anuales) y. te aseguro que nada tiene que ver el teatro con el diálogo como medio narrativo.


    Ah, ¡no sabes lo que te pierdes! El año pasado, en Mérida, Hécuba no fue teatro sino magia de los dioses...
  • Lalo NavarroLalo Navarro Gonzalo de Berceo s.XIII
    editado julio 2014
    Hola!!
    Me parece muy bueno.
    A mi me gusta escribir cuentos cortos y creo que los diálogos aveces se hacen necesarios, aunque si son complicados.
    Felicidades!!!
    El erotismo es parte de la vida, moderado o no tan moderado.

    cuidate!!
  • CarlosSerranoCarlosSerrano Fernando de Rojas s.XV
    editado agosto 2014
    Francesca escribió : »
    Carlos, esa es tu manera de pensar. A través del diálogo se expresan muchas cosas que refuerzan la narración.


    He escrito teatro infantil para una ONG ( con dos representaciones anuales) y. te aseguro que nada tiene que ver el teatro con el diálogo como medio narrativo.


    Ah, ¡no sabes lo que te pierdes! El año pasado, en Mérida, Hécuba no fue teatro sino magia de los dioses...

    Mi odio por el teatro es irracional. Porque es un odio que no he reflexionado mucho. Sé que me resulta muy artificial ver a actores recitando un texto en un escenario de cartón piedra...y sin embargo soy un cinéfilo empedernido.:rolleyes2:

    Pero a mí me encanta que tú defiendas una cosa y yo justo la contraria.:D A mi eso me estimula mucho. Y además es que también me gusta mucho llevar la contraria. POrque sobre todo me encanta debatir con personas que opinan justo lo contrario que yo, si solo hablara con los que piensan como yo sería muy aburrido y poco sano.:rolleyes:
  • CarlosSerranoCarlosSerrano Fernando de Rojas s.XV
    editado agosto 2014
    Nae Sirud escribió : »
    Si, ya hemos comentado esto. En este texto el querer proporcionar el punto de vista de las dos personas no lo hacía muy fácil. Sin embargo dos de los textos que estoy redactando y que pueden llegar a ser algo, van en primera persona, y es verdad, quedan muy directos.

    En cambio yo no habría sido capaz de redactar en primera persona tu escena de ayer.

    Yo cuando escribo algo me lo tengo que creer. Es decir, aunque escriba una fantasía o un relato de terror me tengo que creer que lo que relato es posible, que tiene su lógica interna, que es real como la vida misma.

    Eso hace que escribir sea una experiencia existencial, como un actor que se mete en el papel de su personaje y se identifica con él. Quien interpreta a Hitler, por ejemplo, no es que sea un nazi, es que se tiene que convertir en HItler para que la interpretación sea creible. En la escritura tiene que pasar igual, a mi modo de ver, sino queda muy artificial.

    A mi modo de ver cada relato tiene que dar la sensación de que estas leyendo algo que escribe alguien real y que la historia que cuenta es real. Para mí eso sólo se logra narrando en primera persona.

    Pero bueno, ya sabes que también he escrito en tercera persona, con diálogos, etc...Soy Géminis, así que soy muy contradictorio...:rolleyes:
  • barrikadabarrikada Gonzalo de Berceo s.XIII
    editado agosto 2014
    Buenas Nae.

    Siempre es un placer leerte. Yo voy a ser un poco más duro que el resto de comentarios. Me parece un tema interesante la relación entre profesores y alumnos, sobre todo porque es sabido que todos los alumnos tienen alguna preferencia por sus profesores, y viceversa también se da, solo que es más reprobable y se lleva con más discreción. Dicho planteamiento, ya es excitante, y los diálogos también. El lenguaje me parece apropiado, sin muchos adornos, directos, pero dejando la pausa para internarse en el entramado sentimental, creo que esa combinación la has sabido llevar bastante bien. En cambio, a pesar de resultarme muy entretenida la historia, la he visto algo forzada en ciertos momentos y muy lineal. Quizá no hubiera más intención que el contar la historia tal cual sin muchos adornos, pero creo que se le podría haber sacado algo más de punta.

    Fue un placer, como siempre.
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