Creía que era un lobo porque alguien le dijo que podría ser y hacer todo lo que deseara.
Por las noches salía a caminar por el bosque en pleno invierno, descalzo para sentir la humedad de la nieve entre sus dedos.
Solía cruzarse con otros lobos que le miraban con ojos de indiferencia al principio, pero acababan siguiéndole aunque ellos podían ver que no era uno de los suyos. También veían que unía todo lo bueno de dos mundos totalmente diferentes.
Al llegar al borde del precipicio se sentaba en una roca y permanecía inmóvil varios minutos, incluso horas a veces.
Podía sentir cada ruido, oler el frío y observar el tiempo avanzando y retrocediendo.
En su última noche dejó un reguero rojo sobre la blanca nieve. A duras penas consiguió llegar hasta su roca. La sangre cada vez salía con menos intensidad, al mismo tiempo que se quedaba sin fuerzas.
En esa roca, aquella noche, murió. Alguien le dijo que podía ser y hacer todo lo que deseara, pero no era cierto.
Murió feliz, acompañado de esos lobos que sabían que no era uno de los suyos, con nieve entre los dedos de sus pies y escuchando la sangre brotar de su cuerpo.
msv (jfr)
Comentarios
No está mal el relato.De hecho, pienso que daría como introducción de una novela o un cuento algo más extendido y dar forma al personaje, hacerle más real.
Jajaja pero a mi si me importa, ya que ahora me quedé con la duda
http://www.forodeliteratura.com/showthread.php?t=27284&highlight=duda
Zeildoux seguro que podrías soportar vivir con esa duda!
(Mientras lo escribía pensaba que él mismo se autolesionó creyendo que no le pasaría nada, así que Dragon lo ha clavado).