He cogido la autopista y la he enhebrado en la aguja para coserte mil accidentes en tu piel mientras dices la maldición hablando en sueños, y te borro de la lista y me subo los calcetines, la lluvia moja los límites por los que incorrectamente camino, cuerda floja que aprieta más que nunca, la honestidad es tu fuerte del far west y mis excusas los indios que intentan asaltarlo, mi boca se ha transformado en una enorme hormigonera que vomita el cemento con el que enterramos a nuestras víctimas en las paredes de nuestra casita de lagartos, y dejaremos salvaje el huerto del jardín de tu madre para que las matas de tomates lleguen a nuestra cama y te quedarás como mujer del tiempo detrás de mis rodillas apartada de todo dolor, porque tu eres el cartílago de tiburón que será arponeado en la estampida de mi corazón.
Tanta fragilidad desquebrajándose que te descuidaste de coser mi sombrero y ahora no puedo ser Napoleón, no me molesta que pongas en tela de juicio mi credibilidad, mi consciencia me masturba cada noche, llenaste el vaso de absenta con mis cenizas y yo ahora me consumo como cigarrillo esclavo entre tus labios, soy el veneno que cura al antídoto mientras tus espasmos me arropan, una castidad menstrual que empieza por las espinas del motel donde nos conocimos, tu eres mi cosmoidolatría, y yo siempre seré como ese fuego artificial imperfecto que falla y no sube tan alto como los otros cayendo sus chispas sobre la gente y haciendo gritar a las señoritas... Llevo la línea del horizonte de corbata y tus muñecas de porcelana clavadas como fósiles en mis pulmones, tu México natal es mi aguja de tocadiscos, así que esta noche te toca apaciguar mis aullidos momificándome con papel film cual viuda negra en su madriguera. He seguido soldando el tanque de agua con estaño y tu calor corporal, necesito destruir lo establecido y arrasar con nuestro bien común, estoy en cólera entre chispas e indefensión, me he dejado tantas veces llevar que no estoy seguro de quien maneja mi cordura ahora, un nudo marinero que no se deshacer. Tu saliva para engrasar los engranajes de mi corazón.
Me cubres de gloria con tus fugas tóxicas de gas propano, sacudes los cuentos de venganzas para niños sin fe, eres mi corona de flores sin haber nacido aún, una vez más subyugas mi miedo y le haces lamer mis pies de una forma obscena. Caridad con la que abres la ventana para sujetar el fuego del faro equivocado, haces saltar los plomos, tu corazón empieza a croar como una rana en celo y la humanidad se queda a oscuras retorciéndose de dolor en el suelo, muriendo rápido en un suspiro ensangrentado de moscas, y aveces me siento como el elegido para limpiarla, soy el hombre que está esperando mojado por la tormenta en medio del triangulo que forma tu ombligo y tus dos rodillas, ven llévame allí donde rompen las olas, necesito salitre para escapar de aquí...
Comentarios
Pues con esa linea ya me compro como lector.
muchas gracias, caballero!
gracias dragón!
Te estaré vigilando.
Tu texto es fluido, el que te lee queda sin darse cuenta sumergido y sin aire en tu mundo.
Definitivamente el colega Wooded encontró uno más de su mundo.
Dicho esto con todo aprecio hacia él y también hacia usted.
Saludos
Fue interesante leerlo.
http://www.youtube.com/watch?v=8nx1nuq1Pt4
Pero...¿Qué quieres decir?
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La Gioconda está sobrevalorada.
No quiero decir nada, de hecho no necesito nada, es como un cuadro de Kostromitin.
La perfección es para mediocres, hay demasiadas cosas sobre las que escupir que al final moriríamos con la boca seca
OVERRATED!
Y si...la gioconda esta tan sobrevalorada como la humildad, pero los artistas se defienden con la subjetividad del arte...
Eso si que es difícil de conseguir: todos quieren decir algo.
Tengo que confesar que me gustó el estilo, aunque lindemann sabe dirigir el bisturí.
Me intrigó el fondo y, ahora que lo conozco (por sus palabras), voy por el cuchillo para darle de comer a mi puta imaginación.
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jeje gracias sinceramente, no soy una persona que reciba demasiados halagos últimamente.
Siempre es un placer inspirar e influenciar pero no creo que sea yo un escritor digno de ese honor
Claro, menos aún, cuando no dices nada con tus escritos.
Aunque bien mirado, la gente entiende lo que puede y como puede y, normalmente, triunfan sus ideas preconcebidas y éstas, generalmente, son ideas estúpidas...
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