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La perrera

bartonbarton Juan Boscán s.XVI
editado diciembre 2009 en Negra
Como este apartado de novela negra está muy "muerto", voy a escribir algo para animarlo un poco :) (A pesar de que no estoy NADA especializada en este tema... Ahí va)

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Cuando ya la tarde caía, el hombre cogió su chaqueta, tan vieja como el polvo que cubría los rincones escondidos de la casa, y salió fuera, camino a la perrera.

Él no llegaba a los cincuenta, pero por su cara se le echaban muchos más. Tenía un aspecto lánguido, mortecino, como si estuviera cansado siempre. Aunque en realidad, sí estaba cansado... cansado de su vida y de su trabajo.

Se sabía el camino de memoria; todas las piedras, cada uno de los hierbajos que salvaba el sendero de ser una continua línea del mismo color. Una curva más adelante, un par de desviaciones, y se llegaba a las grandes naves semi-abandonadas, desde la que se oían los agónicos ladridos de los animales.

Metió la llave en el candado que a lo largo de los años se había ido oxidando, y cada vez hacía un ruido chirriante más desagradable. Dejó la chaqueta en el perchero de la entrada, y anduvo a través del pasillo que conectaba todas las jaulas: Parecía interminable.

Como cada día, dejó que el azar eligiese a sus víctimas. La mala fortuna escogió a un viejo pastor, otro cruce irreconocible, como el resto. Se acercó a su prisión y lo miró, sin un ápice de pesar. Abrió la cárcel y le colocó rápidamente el bozal. No opuso resistencia alguna, era un perro enfermizo y de edad avanzada.

Lo llevó, agarrándolo del pescuezo, a la sala de sacrificios. Llevaba consigo su escopeta de cañón largo; era más certera que la pistola. Apuntó al perrazo. Tenía el pelo largo y lacio. Era de un gran tamaño, marrón cubierto de mechas grisáceas, y tenía una mirada doliente, en esos ojos negros y profundos.

BANG

Uno menos.

Ya sólo quedaban otros nueve.

(...)

Cuando la noche ya era prolongada, una sombra salió silenciosamente de aquellos paraderos desconocidos, rumbo a su casa, por el mismo camino de siempre. El único sonido que turbaba el silencio nocturno eran los lastimeros aullidos de los perros, muertos de frío y hambre.

Serían afortunados si se encontraban en la lista de los diez sacrificados del día siguiente.

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Bufff... ¿Qué narices tendrá esto de "novela negra"? No sé, meras ganas de escribir...

Comentarios

  • marta gmarta g Fernando de Rojas s.XV
    editado diciembre 2009
    me alegra que tengas ganas de escribir.
    me gusta leerte,mi pequeña Barton...
    un beso y sigue adelante...
  • bartonbarton Juan Boscán s.XVI
    editado diciembre 2009
    Gracias, marta, por comentarme siempre :o GRACIAS!! :D Xao.
  • WindumanothWindumanoth Pedro Abad s.XII
    editado diciembre 2009
    Pobres perros...

    Pues sí, tiene algo de negro este asunto... Y si no, que se lo pregunten a Haruki Murakami con los gatos de Kafka en la orilla. Yo creo que para hacer una novela negra no necesariamente tienes que asesinar a personas, vaya. Al menos con animales también funciona :o
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