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El silencio como única respuesta
sobre la herida latiendo, la fractura abierta
solo pide respeto,
y la mano tendida y callada.
Ni el ayer ni el hoy, ¿quién puede describir,
lo que el ojo no vió, ni nadie
pudo oir jamás,
ni tampoco imaginar mente alguna?
A los suyos nunca
nuestros pensamientos alcanzan.
Cercados entre líneas de sombra
acíbar oscuro la palabra
impropia luz apagada
sin fuerzas el cansancio nuestro paso reclama.
Se abrirá no lo dudes la noche que alborea
de improviso iluminada
un nuevo viento surgirá con impulso repentino
y de ti misma emergido.
Sobre la naciente paz sin cenizas ni brumas,
úberrima tierra aguarda,
intacta en tu corazón redivivo
entera permanece tu excelsa patria.
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