¡Bienvenido/a!

Pareces nuevo por aquí. Si quieres participar, ¡pulsa uno de estos botones!

Libre albedrío

animalSonanimalSon Pedro Abad s.XII
editado diciembre 2008 en Ciencia Ficción
Libre albedrío


Imagine una pelota rodando cuesta abajo por una superficie llana y sin obstáculos. De seguro podría predecir casi con exactitud el recorrido que va a realizar ésta al caer. Ahora imagine que la pelota cae botando por un terreno escabroso y repleto de obstáculos. Sería muy difícil adivinar siquiera un par de movimientos de ésta. Pero eso es porque nuestras mentes no poseen la capacidad suficiente como para dilucidar una reacción física tan compleja.

¿Usted cree que su vida no es comparable a la inercia de una pelota cayendo por un terreno repleto de obstáculos? ¿Qué lo hace diferente? ¿Su cualidad de ser vivo? ¿Su voluntad humana tal vez? ¿Libre albedrío?

A estas alturas, lo más probable es que usted sea del tipo de persona que cree que la realidad que vive es el efecto de las decisiones que toma; y no que las decisiones que toma son consecuencia de la realidad que vive. Esto último implicaría aceptar que uno es esclavo consiente de las circunstancias, y no tiene libertad alguna de decidir, inventándose así una ilusión de voluntad y libre albedrío para hacer toda esta esclavitud más soportable.

De acuerdo, yo era como usted. Por ello le voy a contar mi historia. Pero no la historia de toda mi vida, sino la parte que merece ser contada. La parte que debe ser contada.

No soy un buen narrador, nunca lo fui. No sirvo para contar en detalle, ni para describir situaciones o sentimientos abstractos con metáforas o analogías. Cuando tengo que contar algo voy directo al grano y cuento el mensaje final sin vueltas, ni rodeos, ni decoraciones. Mi función es otra, y no interesa en lo que estoy a punto de relatarle. Porque lo importante en lo que le voy a contar se trata del mensaje, y no del contexto ni de la situación. Además, pronto entenderá que todo ocurrirá, como deba ocurrir. Y sólo así.

Unos días atrás mi mejor amigo, cuyo nombre no importa, me habló de un hombre. Mi amigo sabía que yo no era una persona fácil de sorprender, dada mi innata condición de escéptico, así que se las ingenió para encender en mí una pequeña llama de intriga. Básicamente me contó que cualquier persona que hablara con este hombre no volvería a ser la misma jamás. De inmediato me vinieron a la mente imágenes de curanderos, adivinos, brujos, y un sinfín de farsantes; pero sin embargo era sábado y, sin nada mejor que hacer, accedí a acompañarlo en busca de esta “asombrosa” persona –como él solía llamarlo-.

Él viaje en auto fue aceptable. Avanzamos durante tres horas por una carretera alpina y más tarde por entre un bosque de pinos verdes. Con cuatro horas de viaje en total llegamos al fin a la cabaña del hombre misterioso; un lugar pintoresco por cierto.

Atendió nuestro llamado vespertino una mujer mayor que habló con mi amigo. Éste me informó que podíamos pasar de a uno por vez a conversar con Grant. No necesité insistir para que mi compañero pasara primero cargado de ansias. La señora me invitó entonces a esperar en la sala junto al hogar. Cabe aclarar que el sitio no se parecía en nada a un establecimiento espiritista ni nada por el estilo. Más bien me resultó muy acogedor y familiar.

En mi quinta galleta de chocolate –a un promedio de diez minutos por galleta-, mi amigo salió de la habitación sin más preámbulo. Caminó hacia mí a modo de zombi, con los brazos colgando, y se sentó a mi lado en el sofá. Lo miré sarcásticamente y vi sus ojos… bueno, un buen narrador podría describirlos mejor, pero yo me limitaré a decir que nunca he visto a una persona con esa mirada. No era decepción, ni miedo, ni felicidad, ni angustia; simplemente, eran esos ojos. La curiosidad en mí ahora era muy real.

-Ahora puede pasar usted si así lo desea, muchachito –habló el hombre barbiblanco desde la puerta de la habitación. El tal Grant, presumí. Tragué saliva, levanté el mentón, y avancé hacia él.

-La cena estará lista en media hora, querido –le habló ahora la agradable anfitriona desde la cocina.

-Bien, mi amor. Sólo nos demoraremos cuarenta y tres minutos –respondió Grant apaciblemente, mientras me invitaba a pasar a su despacho. Levanté una ceja, y entré con media sonrisa.

Un estudio muy elegante, quizá parecido al de un sicólogo, pero no al de un brujo. Grant se acercó al ventanal del fondo con vista a las montañas nevadas, y yo miré el lujoso reloj de péndulo que marcaba las ocho en punto. Seguí mirando alrededor, y al no recibir señales de diálogo, tosí apropiadamente.


-Bueno muchachito, verá usted, a pesar de que entiendo todo lo que sucederá de aquí en adelante, usted no. Así que actuaré conforme a la situación –comenzó Grant.

-¿Disculpe? ¿Qué es lo que entiende?

-Todo lo que está por ocurrir. Simplemente lo sé.

-¿A sí? Pues entonces lo felicito, señor ¿Y siempre sabe lo que va a pasar o sólo cuando consulta en su bola mágica? –mi sarcasmo a veces resultaba demasiado ofensivo, pero no podía evitarlo ante tal muestra de estupidez.

-Todo el tiempo. Es algo con lo que nací. No es más que… ¿cómo decirlo? Un gran poder de cálculo –y se sentó en un cómodo sillón negro –Siéntese por favor –sin poder quitar mi sonrisa irónica le correspondí.

-Ya veo. Entonces se le debe dar muy bien con la lotería –agregué.

-Así es ¿Cómo piensa qué pagué todo esto? –en ese momento me descolocó, ya que no noté ni la más mínima señal de broma de su parte. El hombre parecía hablar en serio, y a decir verdad yo no tenía idea de quién era como para refutarle algo así. Quité mi sonrisa y me propuse entonces a probarlo para terminar con esa payasada y salir de ahí.

-De acuerdo. Sin ofender, Grant, voy a seguirle el juego unos minutos así acabamos con esta patraña. Verá usted, no soy una persona creyente, ni mucho menos, así que si me va a hablar sobre religión, espiritismo, o cosas paranormales, por favor ahórrese su tiempo.

-Para nada jovencito. De hecho, soy ateo. Todo esto es un mero hecho científico, naturaleza pura –otro punto para él, volvió a sorprenderme. Alguien que me habla de ciencia tiene mi atención.

-Bien. Entonces… ¿usted puede ver el futuro?

-No exactamente. Mejor dicho, puedo calcularlo.

-¿Calcularlo? ¿Cómo es eso?

-Veamos. La verdad es que el futuro no existe. Es sólo un concepto, una presunción de lo que ocurrirá. El único tiempo verdadero es el presente. Bueno, yo puedo predecir o, adivinar si quieres, lo que ocurrirá con una certeza absoluta.

-¿Y cómo es posible tal cosa?

-No es tan complicado, las personas lo hacen todo el tiempo. Las decisiones que toma la gente siempre se basan en un presunto resultado futuro, en general, acertado. Por ejemplo, cuando tiene sed presume que beber agua le saciará, porque así lo tiene entendido. Entonces supone nuevamente que girar el grifo permitirá que el agua fluya, y por lo general, así sucede. Así que podríamos decir que usted está prediciendo el fututo ¿No?

-Sí, en cierto modo…

-Lo mismo hago yo, pero a gran escala. Digamos que a una escala… universal.

-Un momento, un momento ¿Universal ha dicho?

-Así es. Preste atención en lo que voy a decirte a continuación porque no será fácil de asumir o digerir. Y a pesar de que ya sé cuál será su reacción, quiero dejarle que la descubra por usted mismo. Por lo general, en este momento la gente que viene a visitarme decide abandonar la charla, tal vez por miedo, tal vez porque me creen loco. Pero lo cierto es que la mayoría se va porque no logra comprender la magnitud de mi capacidad, y lo cree imposible o descabellado. Es que la mente humana es tan limitada, hijo…

-¡Bueno Grant! Sin más rodeos –lo apresuré ya que los nervios me carcomían.

-Ok, ok. Como te dije antes, yo no adivino el fututo, solamente lo calculo como lo hacen todos, pero a mayor amplitud. En pocas palabras, puedo predecir la reacción de cada átomo del universo, desde su origen, hasta la eternidad, o al menos hasta donde me anime a observar.

-¿Y hasta dónde se animó?

-Bueno, miré mil años en el futuro, y vi muchas máquinas. Miré tres mil años, y no encontré vida alguna en nuestro mundo. Me horroricé tanto que me prometí no calcular más un tiempo tan alejado en la Tierra.

-A ver… si esto que me dice es verdad, entonces no sólo puede ver hacia el futuro, sino hacia el pasado, y sin libros de historia…

-Exactamente, y no sólo hacia el pasado de la Tierra, sino hacia el primer momento del universo, y antes incluso.

-¿Antes? Imposible.

-No tanto.

-Pero…

-No es difícil. El universo se está expandiendo es cierto, pero también es cierto que se expande cada vez menos. Llegará un punto en que comenzará entonces a contraerse, hasta llegar nuevamente a la unificación absoluta. En ese preciso momento, explota y todo comienza de nuevo, exactamente igual que antes, y que después. Así lo hace, y así lo hizo siempre.

-¿O sea que la historia del universo se repite una y otra vez?

-Por toda la eternidad, muchacho.

-¿Cuánto demora en completarse un ciclo de expansión y contracción total?

-Alrededor de quinientos mil billones de años.

-¡Ufff! Son muchos ceros.

-Hay más granos de arenas en las playas de nuestro planeta. Ni hablar de átomos o partículas subatómicas –dijo y sonrió. Eché un vistazo al reloj y marcaba las ocho y cuarto, entonces volví a la realidad.

-Bueno, Grant. Debo admitir que estoy fascinado con su historia, es muy original. Pero lamento informarle que yo también soy un humano muy limitado y me rehúso a aceptar que sea verdad. Apuesto a que ya había predicho esta reacción ¿No es así?

-Por supuesto. Pero también sé que está a punto de desafiarme definitivamente, y de que al ver los resultados, sus ojos brillarán de maravilla.

-Y no se equivoca. Hagamos algo simple, he notado el dado sobre su escritorio. Si no me equivoco usted será capaz de “calcular” cada tirada.

-Correcto ¿se atreve? –me desafió ofreciéndome el dado.

-Ni que lo diga. Aquí vamos…

Considero oportuno en este momento hacer una pausa en el relato del diálogo, para realizar algunas acotaciones sobre la tirada de dados y demás reflexiones posteriores. Supongo que a mi amigo le hubieran bastado cinco o seis tiradas para sorprenderse. Pero mi negación y escepticismo requirieron ochenta y dos tiradas consecutivas para maravillarme. Y no sólo eso. Luego pensé en que debía haber una trampa en el dado, así que siguieron treinta y tres voladas de una moneda que yo mismo llevaba. De más está decir que acertó cada una de ellas.

Teóricamente, Grant podía calcular la reacción física lógica de cada átomo, y con ello predecir la posición final de un objeto, o de lo que sea. El clásico “causa-efecto” del que tantos hablan, pero a un nivel, asombroso, increíble. Con un puñado de información inicial, como lo es una habitación, podía reconstruir toda la historia del universo, ya que según él, es cíclica. Incluso aseguraba poder hacerlo con las decisiones y el comportamiento humano, ya que alegaba no son más que reacciones eléctricas cerebrales. Escalofriante.

Si todo esto era verdad, mil millones de preguntas me acosarían y no bastaría el resto de mi vida para poder preguntarle y calmarme. Así que me pregunté si quería seguir con todo eso, o marcharme a casa para continuar creyendo que las cosas ocurrían por pura casualidad, y no por pura causalidad…

-¿Y el libre albedrío? ¿Dónde queda la voluntad humana? ¿El poder de decisión? Si lo que dice es verdad, todo ya está dicho, las cosas ocurrirán de una manera indefectiblemente.

-¿Y acaso no es esa la realidad, joven? ¿Acaso las cosas no ocurren de una sola manera indefectiblemente?

-Sí pero me gusta pensar que es porque yo lo decido así.

-Adelante entonces. Disfrútalo muchachito. La voluntad de decisión no es más que una ilusión, amigo mío. Una ilusión de que actuamos porque así lo queremos, y no porque así lo haríamos de cualquier forma. Estamos obligados a reaccionar todo el tiempo, segundo tras segundo. Y a pesar de que pensemos que somos libres para elegir cuál será nuestro próximo movimiento, en realidad sólo estamos reaccionando ante impulsos externos, según nuestra personalidad y nuestras mentes, y de la única forma que podemos. Así lo hacemos desde que nacemos hasta el último día de nuestras vidas, así lo hacen todos los seres vivos. Y así lo siguen haciendo nuestros átomos al morir, nuestra materia continúa transformándose hacia un próximo paso.

-Un momento… -quise interrumpir pero no hubo caso, Grant estaba entusiasmado y continuó.

-Pero nosotros tenemos conciencia, por ello necesitamos creer. El ser humano necesita creer en algo. Y por sobre todas las cosas, necesita creer que no es sólo una serie de reacciones lógicas y predecibles, y que vive por inercia. Que resulte muy complejo calcular el cómo reaccionará una persona durante cada instante de su vida, no significa que no sea posible. Sé que es feo todo esto, pero no es más que la naturaleza. Recuerda, nuestras mentes se encuentran muy limitadas para entender ciertas cosas.

-Ufff… Me estoy volviendo loco. No puedo creer que cada pestañear, cada palabra que pronuncio, cada bocanada de aire que tomo, ya está todo calculado.

-Lamentablemente, es así muchacho. Pero no debes amargarte por ello. Piensa en positivo, utiliza este nuevo conocimiento que tienes para mejorar tu vida. Todo sucederá de la única, exacta, y perfecta manera, en que deba suceder.

-¿De qué me habla? ¿Qué sentido tiene que me esfuerce si todo ocurrirá de igual manera?

-No es tan simple. También tenemos sentimientos y necesidades humanas. Tenemos sueños e ilusiones, y esperanzas. No tiene importancia que la vida sea un viaje sin opciones reales, creámonos que sí las hay, y que somos nosotros quienes decidimos qué hacer en cada momento. Disfrutemos de las cosas que nos hacen sentir bien, y cuando algo sale mal, echémosle la culpa a la causalidad que no dejó que las cosas salieran de otra manera. No te arrepientas nunca de nada, porque no hubo manera de hacerlo diferente. Pero sobre todas las cosas, maravíllate al descubrir lo que te va tocando en cada instante de vida. Para eso estamos. Por más que ya todo esté dicho y escrito, aprovecha que aún no lo sabes y disfruta al descubrirlo. No pierdas el tiempo en sufrir por pequeñeces como el dinero, y sufre sólo por amor, que es lo que en verdad vale la pena…

El viejo continuaba hablando y sus palabras me dejaban cada vez más atónito. Si en ese momento me mirara al espejo, hallaría la misma mirada de mi amigo. Cuando acabó, un par de minutos después, todas mis dudas se habían esfumado. Ya no me interesaba saber más nada sobre el universo, o sobre el futuro o el pasado de nadie, ni tampoco sobre las paradojas que causaría el mirar al futuro o cómo se sentía Grant al hacerlo. Solamente quería salir a mirar la puesta del sol, y a respirar aire fresco para despejar mi cabeza. Entonces miré el reloj una vez más al levantarme. Marcaba las ocho y cuarenta y tres.

Salimos de la habitación y mi compañero ayudaba a la señora de Grant a preparar la mesa. Esa noche cenamos los cuatro casi en silencio, disfrutando de algo que acabábamos de recibir, y aún lo saboreábamos.

Emprendimos el viaje de regreso a la madrugada. Ahora el bosque y las montañas me parecieron mucho más hermosos que nunca. Bajé la ventanilla y me limité a disfrutar, descubriendo la sensación que el aire fresco me causaba al pellizcar mi cara. Ya no tenía sentido preocuparme por nada; después de todo, como dijo Grant: “Todo sucederá de la única, exacta, y perfecta manera, en que deba suceder”.

Miré hacia el cielo y murmuré: “Vida, sorpréndeme”.

Comentarios

  • rocinanterocinante Garcilaso de la Vega XVI
    editado marzo 2008
    He de reconocer que el relato me ha cautivado desde el comienzo, por la razón de que este tema ya lo había tocado y razonado en algunos de mis relatos. El tema me atrae y mas de una vez me he lanzado a discernir sobre el futuro, el pasado y el tiempo, ese fenómeno tan ambiguo como etéreo, si existen estos estados o sin embargo son solo algo en lo que vamos embarcados ya que siempre vamos existiendo entre los tres estados, de conciencia mas que reales de pasado, presente y futuro.

    Pero esto a veces este tema es complicado de entender, y mucho más de explicar. Tiene que estar muy claro para que se entienda en toda su complejidad, y en eso, y en este relato te esmeras y aciertas, amigo Animal porque la narración rd directa al tema, sin rodeos, y se construye desde el desconocimiento del protagonista, hasta la aceptación de la teoría hecha práctica de aquel especie de brujo.

    Predecir el futuro puede que no sea tan dificil conociendo las pautas de comportamiento del ser humano, y sus reacciones que suelen llevar una normas congénitas,. El calculo de posibilidades, las estadísticas y hasta las matemáticas son herramientas que nos pueden servir.

    Pero volviendo al relato, este está escrito de forma inteligente, con una intriga que te anima a seguirlo hasta le final, con diálogos claros y categoricos. me ha gustado.

    Mis felicitaciones.

    Rocinante
  • animalSonanimalSon Pedro Abad s.XII
    editado marzo 2008
    Muchas gracias por la visita, compañero Rocinante. Un verdadero honor, y placer. Muy acertadas tus palabras.

    Nos vemos pronto.
  • editado marzo 2008
    Interesante, sin duda. Quizá sea de los temas que más intrigan al ser humano. El poder de predecir el futuro y al revés, de volver la vista atrás.
    "Miré tres mil años, y no encontré vida alguna en nuestro mundo" (algo probable, por supuesto). No me gustaría estar en el pellejo de Grant.
    Pero también has planteado el conflicto libre albedrío vs destino. Yo opino que el devenir de los acontecimientos está predestinado ya, a modo de extraño lienzo cósmico, y cada uno de nosotros tiene su parte, y dentro de esa parte, decidimos.
    Un placer leerte.
  • animalSonanimalSon Pedro Abad s.XII
    editado abril 2008
    Hola Vinuesa, y gracias por pasar. El placer es mío.
    Muy interesante por cierto tu apreciación también.

    Un gusto. Hasta pronto.
  • ErotikaLecturaErotikaLectura Pedro Abad s.XII
    editado agosto 2008
    .... respecto al tema metafísico del libre albedrío no voy a pronunciarme (más que nada porque me maréa pensar en ello).....

    ........ pero sí quiero dar mi opinión sobre tu forma de escribir, que me ha parecido clara y atrayente, y que ha conseguido que un relato con una trama sencilla y trasfondo filosófico resulte hasta intrigante para una frívola como yo....

    .... gracias por la agradable lectura...

    :cool:
  • manuelchocanomanuelchocano Anónimo s.XI
    editado agosto 2008
    Interesante planteamiento.... Lectura fluida, e interesante. Bueno reencontrarte.
  • Taniss_25Taniss_25 Pedro Abad s.XII
    editado diciembre 2008
    "No soy un buen narrador, nunca lo fui. No sirvo para contar en detalle, ni para describir situaciones o sentimientos abstractos con metáforas o analogías."

    Dicen también, que el mejor vendedor es aquel que se anuncia como el peor.

    Si tú eres mal narrador yo no se que sere entonces.
Accede o Regístrate para comentar.


Para entrar en contacto con nosotros escríbenos a informa (arroba) forodeliteratura.com