El caminante en el desierto (I)
Lo persigue un coro de ruinas,
falsos dioses inmortales, extintos en su propia utopía,
la memoria le devora como un eco obsesivo del pasado,
clavando sus garfios sobre su presente y su futuro,
repetir lo repetido una y otra vez,
cuando lo ojos ya no tocan la forma,
el último estertor del misterio aparece,
cuando sentir solo es dolor que aniquila
y el alma se seca como los huesos,
la vida no parece tener sentido,
cuantos sueños de lo excelso marchitos,
cuantos juegos de la mente y el ego actuados,
cansado de todo y de todos,
el caminante se interna en el desierto,
siguiendo tan solo sus propios pasos,
sin atreverse a terminar con sus días...
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