¡Bienvenido/a!

Pareces nuevo por aquí. Si quieres participar, ¡pulsa uno de estos botones!

Juegos de Tahur

ZeroKelvinZeroKelvin Anónimo s.XI
editado diciembre 2008 en Erótica
Sórbete de limón. Con Marc de cava. Ácido. Fuerte. Siempre quiero eso de postre cuando en mi pensamiento está meterme dentro de la sonrisa de la mujer que se sienta delante de mi durante la cena. Y mientras tú sonríes yo trazo mis planes. Y mientras intento hablarte de banalidades y ofrecerte confianza para que bajes la guardia yo maquino todas aquellas cosas que haré cuando te quedes indefensa.

Y es que a los postres ya se que botón desabrocharé primero, que oreja morderé y acariciaré con mi lengua, cual será el camino de mis labios por tu cuello y donde se detendrá mi boca en el recorrido entre tus pechos y tu pubis.

Te hablaré de travesuras en los intervalos en que tus labios se separen de los míos. Te guiñaré el ojo con la complicidad del que sabe que sonreirás ante ello, para, acto seguido, retirar mis labios cuando acerques los tuyos ¿donde vas?… Y que pongas esa cara de pequeño enfado, para que tuerzas tu semblante y quieras protestar, no sabiendo si por el desengaño de la boca no alcanzada o por la propia inseguridad del momento en que, aunque con una sonrisa, te sientes un poquito rechazada.

Susurraré al oído todas y cada una de las acciones que voy a llevar a cabo, como avisándote de antemano de lo inevitable. Te anunciaré como mis labios enrojecerán tu cuello cuando lo devore. Como mis dientes se mostrarán activos por la oreja o como la lengua lamerá una por una las marcas rojas que se produzcan a mi paso.

Dedicaré mis dedos a acariciar la aureola de tus pechos. Suavemente primero en un movimiento in crescendo hasta que mi boca se apodere de ellos y, alternativamente, los muerda, los lama, los succione y, en un momento de salvaje satisfacción, estire de ellos como si quisiera arrancarlos de aquel cuerpo.

Acariciaré el ombligo y sus alrededores y respiraré de él, como para robar el aroma de tu interior. Cubriré de pequeños besos tu tripa, besos que, poco a poco se introducirán a escondidas por debajo de tus bragas. Hasta que estas se conviertan en una barrera molesta que sea derribada deslizándolas por los tentadores muslos.

Mi boca irá bajando, más lentamente de lo que desees, por supuesto, hasta que la punta de mi lengua alcance los primeros pliegues de ese húmero sexo. Tu pelvis se tensará y se arqueará buscando ofrecerme aquella apertura hacía tu intimidad. Mis labios te rodearán el clítoris mientras mi lengua lo busca hurgando a escondidas por entre esa piel caliente al contacto. Los lametones se harán más fuertes y profundos, buscando que tu respiración se entrecorte, que los gemidos no se puedan contener en tu garganta y que tus manos atenacen como garras las sabanas de la cama.

Y volveré a jugar ante la inminencia de tu orgasmo. Me apartaré de allí y te morderé en la parte interior de los muslos. Tus manos irán a mi cabeza, me estirarán de los pelos para volverme a guiar hacía donde tú quieres. Y entonces te sujetaré con mis manos tus muñecas fuertemente contra la cama. Daré un fuerte lametón a tu sexo, quizás como castigo pero como pretendiendo entrar en ti… y volveré a morderte el otro muslo. No me importa que me llames cabrón, que grites, que te enfades o que supliques. Que tu cuerpo se estremezca o que tu pelvis se levante. Volveré a lamerte el coño cuando yo quiera. Y lo haré con la misma violencia que sujeto sus muñecas. Te soltaré una mano para que puedas dirigirla a mi cabeza mientras yo la dedico a introducir mis dedos en tu vagina. Hasta que grites, hasta que un fuerte espasmo se sienta desde tu cabeza hasta tus pies.

Te voltearé y te pondré boca abajo. Mientras tu orgasmo se mantiene te morderé las nalgas. Y no admitiré un no me toques ahora, porque en cuanto yo quiera te pondré a cuatro patas y te penetraré desde atrás. Cerraré mis manos sobre tus caderas y te embestiré fuertemente. No mires para atrás o me obligarás a que sea yo quien te sujete del pelo y te azote en las nalgas, castigando las marcas que dejaron mis dientes. Buscaré ese orgasmo compartido y simultáneo y una vez conseguido me tumbaré en la cama mientras te observo. Y mientras tú te relajes y quedes allí, te miraré con mi sonrisa sarcástica para arrancarte tu mirada de curiosidad.

Entonces, me reiré, acariciaré tu mejilla con mi mano hasta retirarte el cabello por detrás de la oreja y me meteré en tus ojos brillantes, en apnea, para llegar al fondo y apropiarme de lo que me apetezca.
Mientras tanto, sentado en la mesa del restaurante, te miro, sonrío y mi mirada te propone todo esto. Porque no he venido aquí contigo para un rato de sexo. Estoy aquí para jugar, y para jugar a ganar. Porque en lo que se refiere a derrotas, soy tan mal perdedor que he decidido que eso es algo que nunca pase.

Así que tomo la cucharilla, la acerco al sorbete, procuro que recoja un poco del líquido que lo rodea, y saboreo la acidez del limón y la reminiscencias a cava de aquel fuerte marc que lo acompaña.
Accede o Regístrate para comentar.


Para entrar en contacto con nosotros escríbenos a informa (arroba) forodeliteratura.com