CARTAS A MI QUERIDO PIERRE (I)

Laura_Redondo

Mi querido Pierre:

Han pasado ya algunas semanas desde mi partida. Espero podáis perdonarme por haberme marchado sin una despedida. Como bien sabéis no las soporto y, con toda probabilidad, esa mirada vuestra de pasión y dicha me habrían valido más impedimento que cien mil cadenas ancladas a tierra, de las cuales me habría zafado con mas soltura que de vuestros brazos. Ambos sabemos que habría sido mucho más difícil... No me odiéis por ello.

Desde mi llegada aquí, este ha sido el día en que más he echado en falta vuestra grata compañía y vuestras locas ideas, con poco o nada que hacer salvo mover, distraída, mi pluma sobre el papel... Los anteriores estuve siempre ocupada, ociosa en cuanto a tareas, pero no había día del que no aprovechara todas sus horas, paseando por el muelle, regateando en el mercado el precio de alguna hermosa pieza de coleccionista, visitando o recibiendo visitas... ¡Ah! Creo que debería hablaros de Marie, una belleza europea de rasgos dulces, pero con un carácter que podría asemejarse al mío, quizá en unos años. Veríais, si es que la tuvierais delante, una mirada desafiante sobre una tierna sonrisa... una mezcla curiosa en un menudo, pero estilizado cuerpo de azabache. ¡Y qué boca! Si supierais cómo besan esos labios cuando se arrebata, ¡Qué caprichos no es capaz de conseguir con esa suculenta rosa! No de mí, por supuesto, a mí me besa con amor, sin esperar a cambio nada más que la pasión de mi respuesta, que llega, siempre llega aunque me haga rogar a veces por el placer de escuchar su súplica. Mi querido Pierre, cómo podríamos ambos deleitarnos con esa seda perlada si Marie no estuviese tan enamorada de mí como de ese joven, Luca, que la ha conquistado tras negarle yo mi amor a él. Y os confieso que, si no es amor lo que siento, la pasión mía también la ha logrado porque esas manos suyas acarician de tal modo, que la piel no desea jamás separarse de esos dedos de artista, ¿Sabéis que Luca es artista? Es fotógrafo y músico. Toca varios instrumentos como si hubiese vivido con ellos desde la cuna y así como toca las cuerdas y hace sonar sus notas, toca el cuerpo; con delicadeza y pasión; un hermoso equilibrio que proyecta una vibrante melodía... Es recordar la última velada y mis mejillas arden sin recato ni vergüenza. Anoche gozamos los tres porque os diré que, desde que Luca pretendiera a Marie por intentar provocar mis celos, ha acudido, sin faltar a uno solo a nuestros encuentros, invitado por ella y siempre previa aprobación mía, por supuesto. ¿Cómo iba a negarle y a negarme yo el placer de ser tres amantes en vez de dos? ¿No es acaso mayor deleite para el cuerpo ser lamido, besado, mordido y gozado por más bocas que una sola?

Pero no quiero contároslo todo en esta primera carta. Quisiera dejar algo de intriga para la próxima ocasión pues sé bien que a curioso no os gana nadie y, quizá por ser perversa o por pura diversión, me agrade provocar ese hambre que produce siempre el buen sabor de boca.

Y no os disgustéis, mi querido Pierre, estaros seguro de que este corazón mío sigue palpitando más con vuestra imagen que con cualquier nombre, por más que la pasión me entregue a otros brazos más amables...

Además, conocéis mi amor por la soledad, tanto que habéis llegado a aborrecerlo, o a aborrecerme a mí por querer alejarme de vos de vez en cuando. No me lo tengáis en cuenta pues necesito que me echéis de menos alguna que otra vez. ¿Acaso desearíais aburriros de mí algún día? Prefiero que os hartéis de otros brazos y otros besos y faltaros yo para así ser siempre eterna en vuestra memoria.

PD.: Luca me tomó una hermosa fotografía después de uno de nuestros ardientes encuentros. La he metido en el sobre junto con mi carta, una ofrenda a modo de disculpa por volver a dejaros solo con todas esas mujerzuelas.

Siempre vuestra.

Autora: Laura Redondo Sánchez (Laura Redondo Escritora)