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—¡Perdón por el retraso!
—No se disculpe, querida. No es culpa suya.
—Muchas gracias. ¿Me va a hacer la ficha?
—Sí. ¿Nombre?
—Reyes J. Roldán.
—Anda, como el ladrón.
—Sí. Je, je.
—¿Sabe que, de hecho, “Rodán” es un anagrama de “ladrón”? Le animo a jugar con las letras para comprobarlo.
—Rold-... Ladr-... Ah, es verdad. Qué bueno que todos los días se aprende algo, doctor.
—¿Ha visto? Bueno. Y ahora que por fin nos hemos presentado, dígame, ¿qué le trajo aquí?
—El gatobús de mi vecino Toretto, no te jode.
—No me ha entendido. Quiero decir: ¿Qué hace una chica como usted en un sitio como este?
—Ah. Las comas de Oxford, doctor. Son como un dolor de muelas.
—Entiendo. En efecto, lo son. He visto sangrar ojos por cosas infinitamente menos letales que esa, como por ejemplo la Coma Criminal.
—¿Qué? Está usted loco, ¡la Coma Criminal, es una abominación!
—Pues acaba de escribirla, ja, ja.
—Mi padre, escribía muchas comas criminales indiscriminadamente.
—¡Qué interesante! ¿Llamaría usted “cacofonía” a esto que acaba de barbotar?
—Pues seguramente. Muy probablemente sí.
—Veo que también adolece de abuso de adverbios, ¡ah, los malditos “mente”! Espere que voy tomando nota y añadiendo todo esto a su historial delictivo.
—Hghghbrrrrguahhghh…
—¡Esas infames onomatopeyas salidas de la garganta del infierno, por favor! ¿Cuántas patadas va a darle hoy al… al…
—Disculpas, estaba vomitando.
—Ay. Qué ternura. ¿Quiere agua?
—”Agua que no has de beber…"
—¡Pero bueno, qué giro mortal de sabiduría popular, asombroso por lo procedente! ¿Derrapa usted muy a menudo de esta forma, ingeniosilla? ¿Apelando al refranero?
—Pues, a ojo de buen culero (con perdón de la expresión)... diría que sienes y sienes de veces.
—Y seguro que también entre sus pecados se encuentra la antropofagia literaria.
—Vamos a comer señores.
—¡Lo que me temía! Voy a recetarle una dosis de rescate de comas vocativas ahora mismo.
—A buenas horas Mangas Anchas.
—Complejo vitamínico de inferioridad (esto para bajarle los humos), desasnatrix de bayer dos veces al día… y el Quijote se lo mete usted doblao', ya verá cómo mejoran los síntomas.
—¿Y un poquito de melasudaína para mitigar el dolor egoico? ¿Aunque sea placebo y que yo no me entere?
—No, señora. Eso ya sería el colmo.
— ¿Melapela de 500, quizás? Por favor. No tolero bien el desasnatrix por culpa de mi abuela. Era su nieta favorita, ya sabe, como todas las nietas.
—Bueno. Le voy a dar un ticket regalo para una monodosis de pasodetol, pero sólo porque me lo suplica.
—Excelente, muchas gracias.
—A usted. La recepcionista estará encantada de darle cita para la semana que viene. Eso sí, apunte bien la polla, quiero decir, apoye bien la punta (del bolígrafo) cuando firme al salir, o no pintará.
Comentarios
Y nada, esta ha sido la consecuencia de corregir-destrozar un texto mío que había dejado dormir por un tiempo .-.
Son animales preciosos. Cerca de donde yo vivía hace algún tiempo, había uno muy sociable... siempre estaba solito en el cercado de una finca enorme.
Gracias por leer y comentar. 💗
Gracias por leer y comentarlo
Pues tenía buena pinta al principio. Lástima de destrozo
Gracias por leer y comentar, Antonio! <3<3
Alexito, muchas gracias por tus lecturas y comentarios.
Sabes algo que me encantaría probar? Narrativa de chistes, o chistes narrados. Se me acaba de ocurrir; es una chorrada, pero seguro que nos reímos. Te animarías?
un abrazo grande!!
Ahora que lo pienso mi escritura se ha vuelto muy seria y poco hago bromas cuando escribo. Voy a revisar mis viejas notas a ver si me reencuentro con mi yo del pasado, el que escribía pura "mamadera de gallo", como se dice en mi pueblo.