Pareces nuevo por aquí. Si quieres participar, ¡pulsa uno de estos botones!
CAPÍTULO I
EL ENCUENTRO
Prefacio
Escribir sobre Andora no me resulta fácil en este instante, pero necesito hacerlo. Apenas hoy la conocí y ya su presencia se aferra a mis pensamientos con una fuerza superior a mis sentidos. Quizás fueron las circunstancias que condicionaron nuestro encuentro, o la majestuosidad todavía salvaje del paisaje guayanés... aun no puedo precisar las causas que me impulsan a hablar sobre ella, pero me siento extraño y necesito escribir sobre esa mujer para atenuar, de alguna forma, este recuerdo que se apodera de mi mente con evidentes matices obsesivos.
Llegué acá hace dos días. Lo primero que hice a mi arribo fue buscar un hotel y descansar para iniciar con todos los bríos a la mañana siguiente. Ya instalado en mi habitación, le solicité al empleado del hotel una guía turística donde estuvieran especificados los lugares de interés en la Guayana Francesa, al cabo de un rato se apareció con un mapa del territorio que empecé a estudiar detenidamente para determinar cual sería el primer lugar que visitaría por la mañana.
Al día siguiente y después de un desayuno reparador, tomé un taxi que me llevó hasta las afueras de Cayena. Caminé largo rato por la orilla de una playa casi desierta que me maravilló por su paradisíaca belleza. Allí, la acción “civilizadora” del hombre aun no había hecho sus estragos. Todo a mi alrededor conservaba ese encanto de lo salvaje e inexplorado, de lo misterioso que, apenas a ráfagas, se revela a la curiosidad del hombre. Definitivamente, se percibía una belleza afrodisíaca en aquel paisaje y los sentidos no podían permanecer indiferentes ante ese estímulo embriagador.
Me encontraba absorto en esta contemplación cuando súbitamente, me sentí observado por una presencia que me intimidaba. Levanté la vista a mí alrededor, pero solo para constatar que no eran las pocas personas que transitaban por la playa, ellos no podían mirarme de aquella forma. Se trataba de una mirada pasiva, y al mismo tiempo escrutadora, de esas que analizan cada movimiento, cada gesto, cada expresión.
Era, en definitiva, una mirada expectante, que se clavaba sobre mi nuca de una manera persecutoria, como a la espera del momento más oportuno para abalanzarse sobre mí, como si se tratara de una presa indefensa. Solo tenía la certeza de que “aquello” se ocultaba tras unos matorrales a pocos metros de la orilla.
Ya me habían dicho que Cayena no era precisamente el lugar más seguro para pasar unas vacaciones, no solo por la inestabilidad política, sino por los constantes hurtos y asesinatos de los que habían sido víctimas algunos extranjeros. Todo ello ante la mirada casi indiferente de las autoridades locales. Poco a poco me fui alejando de donde estaba para acercarme a un grupo de pescadores que regresaban de su faena. Sin embargo, una voz femenina resurgió de entre la maleza para disuadirme:
- No. Por favor... no te alejes. Necesito hablarte.
Volteé ante la inusitada presencia y quedé sorprendido ante el espectáculo dispuesto ante mis ojos: Una hermosísima mujer, en apariencia desnuda, se encontraba frente a mí. En su mirada serena, pero a la vez triste, se presentía una pena interminable. Así conocí a Andora.
Lo primero que me impresionó fue su voluptuosidad, su cuerpo era groseramente exquisito. La piel morena se me antojaba suave, aun sin tocarla y armonizaba perfectamente con su cabello negro azabache que le llegaba mucho más abajo de los hombros... Ahora mientras escribo, me pregunto si fueron sus escasas vestiduras o si fue el exotismo embriagante del lugar, no lo sé. Lo cierto es que se me hacía imposible mirar su cuerpo sin que emergiera en mí ese deseo incontenible de tocarlo, de sentirlo, de conocerlo con mis manos. No era la primera vez que experimentaba aquella sensación pero, a diferencia de otras ocasiones, me resultaba imposible contener los impulsos. Era como si la tentación asumiera el mando de mis sentidos, dejando de lado el juicio y la cordura. Necesito tocarla –pensé- y como si leyese mis pensamientos me respondió:
- Tu mirada transpira el deseo que en este momento te posee y no te culpo ni te juzgo, pero si me quieres sentir no podrá ser con una caricia precisamente. Golpéame si lo deseas, pero no me brindes ninguna prueba de afecto, porque en este momento me haría mucho más daño.
Permanecimos silentes por varios segundos, yo excitado y ella expectante. Ante mi turbación me dio la espalda con desprevenida inocencia, poniendo ante mis ojos la tentación de sus nalgas. Las contemplé lujurioso y sin saber que hacer. Dentro de mí sentía arder la sangre en un arrebato de lascivia que se apoderaba de mi mente y de mi cuerpo. Cegado por el deseo levanté mi mano y le descargué una fuerte nalgada... una nalgada seca, sonora, dolorosa, creo yo.
El rojo quedó estampado sobre su piel y solo de verlo pude presentir su dolor. Miré con arrepentimiento el resultado de una perversión repentina para sentirme avergonzado de semejante bajeza. Sin embargo, debo decir a mi favor que era una fuerza superior a mis sentidos las que me impulsaba, lo cual pude corroborar más adelante.
Le va a salir un cardenal –pensé- no debí ser tan brusco solo para satisfacer un deseo. Ella no pareció inmutarse ante mi bajeza, era como si estuviese acostumbrada a los maltratos, privaciones o sacrificios. Sin pronunciar queja alguna, poco a poco fue suavizando el golpe con un ligero masajeo. Así pude divisar la ínfima telita que se debatía entre sus nalgas, tratando de sostener un bikini deteriorado, reducido por el tiempo y el uso a la mitad de lo que fueran sus dimensiones originales. Aquello era el preludio a una desnudez inevitable a la cual se exponía y se resistía al mismo tiempo por alguna inexplicable razón.
(Continuará)
Comentarios
Las fotos de esa preciosa fémina, no desmerecen del texto. Un texto, por cierto, llevado con tal parsimonia que cada palabra significa una tentación.
Sería bueno que este capítulo primero y los restantes que están por venir los incluyeras aquí: https://www.forodeliteratura.com/f/categories/grupos-de-lectura
Bienvenido al tu foro de Literatura, Raul_dela_Cruz
Saludos
Raul_dela_Cruz
Si quieres, puedes presentarte al foro
Aquí:
https://www.forodeliteratura.com/f/categories/presentemonos
También te sugiero que le eches un vistazo a este enlace, en el que puedes insertar relatos y a la vez comentar los de otros compañeros foreros.
https://www.forodeliteratura.com/f/categories/publica-aqui-tu-relato
Y en general, a todos los enlaces que aparecen en portada de este foro.
Un saludo cordial