CUANDO LA DISCRECION SE HACE PROTAGONISTA
Pensaba yo, este día que llueve a cantaros y que el fuerte viento hace temblar los cristales de la ventana, en la cantidad de personas que a lo largo de mis varios siglos de vida - Mi edad oficial se puede multiplicar por tres en vivencias mundanas- he conocido.
Han sido muchas, miles, millones, que se yo. De todas las nacionalidades, de casi todas las razas. Cada una y cada cual con su diferente carácter y formas de ser. De todas he aprendido algo, casi todas me han dado lecciones, y algunas me impactaron de por vida.
En mi primera travesía, enrolado en el primer mercante que pisé, conocí a un marinero gallego que llevaba treinta años sin salir del barco para nada. En Francia, casi en la frontera con Italia, conocí a un refugiado Español que se entretenía en hacer escudos del Barça, del equipo del fútbol que tanto recordaba pero que cuando lo tenia terminado empezaba a llorar y acababa por romperlo. En un pueblo muy pequeño perdido de Argelia, cercano a la frontera con Libia, conocí a una familia española de Madrid que estaban de guardas de una fábrica, y que por razones que nunca supe se negaron hablarme en español.
Tuve en mi pandilla de amigos de diferentes nacionalidades, a un esquizofrénico que cuando le daba la "vena" se liaba a golpes con todos, y a un marica que me perseguía a todas partes hasta que le dije que se buscara la vida por otro sitio. He conocido a tipos chulos, arrogantes, también a excelentes y bellas personas, humildes, desprendidas, humanas. A déspotas, y delincuentes, y hasta a drogadictos. Con todos me he llevado bien, pero siempre me ha sorprendido la naturaleza humana, por su misteriosa composición de sentimientos.
También en la Red para bien o para mal, siempre me sorprende alguien, y últimamente el amigo Rafael me ha dado una lección de sencillez enorme, porque cuando yo escribía algo de Informática, torpemente, y en la mayoría de los casos copiadas de revistas del genero. Este hombre digo, callaba y si acaso se sonría para sus adentros al ver mis errores, y en los esfuerzos que hacia para hacerme entender.
Este amigo, gran persona, quedaba en silencio, sabia de lo que se hablaba porque me podía dar a mi, y a cualquiera, sobradas lecciones de esa materia, y hasta podía haber escrito en la comunidad para decirme que yo no sabia de lo que hablaba. Sin embargo solo se manifestó, solo dijo aquí estoy yo con mis estudios, con mi saber, cuando le pedimos ayuda. Entonces expresó y comunico a todos su saber que es mucho, sin cortapisas, sin excusas, brindándose a ayudar al que fuera, sea o no conocido, sin ningún interés.
Estas son las personas por las que el mundo es agradable, de estas personas tenemos mucho que aprender y tomar ejemplo.
Gracias a estas personas que con su actuación en la vida contradicen a los que reniegan de este mundo y de esta sociedad.
Gracias Rafael Hernández gracias a ti y cuantas personas buenas como tú, que aun quedan en el mundo.
Rocinante
Comentarios
Las personas que pasan por nuestra vida...aquellas de las que siempre algo se aprende, porque forman parte de nuestra maleta de experiencias. Creo que vale la pena, detenernos y recopilar testimonios como los tuyos porque al colgarlos como los ha hecho tu...nos das ejemplos, actuaciones, manifestaciones que deben ser imitadas ya sea por la modestia, valentia, o veracidad.
Gracias, a ti....Roci,
un abrazo-
El mundo es cada vez más humano, mas solidario, gracias a ellos.
Ruego para que se multipliquen y nunca falten.
Un beso amiga.
Rocinnate
Sabes, por mi parte tambien he conocido muchas personas, he vivido muchas cosas apesar de mi corta edad que tambien me gusta multiplicar, son muuy pocos los momentos en los que he dado un alto en el camino para dar reconocimento a todas esas buenas personas que hicieron de mi, lo que tal vez soy.
que buen tema me ha parecido este, creo que a quien mencionas debe ser una gran persona y se debe sentir muy bien siendo tu aliado.
salud.
Con diez y siete años salí huyendo de mi pequeña ciudad cuya única salida posible era en barco, - alrededor de ella circunda la frontera de un país extranjero- y como polizón le dije adiós a las monjas, a la escasa comida, y a un régimen carcelario.
Me vi libre cuando los de mi edad empezaban a estudiar para labrarse un porvenir, pero sin embargo, la vida me brindó su escuela a la que asitír sin falta y aprendí como nadie de todas sus sorpresas.
Después volví a mi patria, me aposenté, estudié lo perdido y hoy disfruto de una situación estable, y con un puesto agradable en una empresa multinacional.
No me puedo quejar, G. a D.
Rocinnate