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Y me lo traje a mi pisito
Me pedía, por favor, si se podía duchar antes de irse de mi pisito. Nada más salir de la ducha se vestía rápidamente y se iba, no sin antes darme un último y apasionado beso y decirme un insinuante “hasta luego y gracias”. Todo había salido perfecto. Por un lado, me alegraba, porque la realidad es que no me apetecía dormir acompañada aquella noche, y menos aún con un desconocido, aunque el atracón de sexo que nos habíamos dado era de oro olímpico, y en absoluto me hubiera importado conseguir otro oro olímpico. Aunque no le dije nada a él, era un golpe bajo a mi autoestima. Pero, será orgullo de mujer, digo yo, ahora pienso que no quiero volver a verlo, lo que sí quiero es que él quiera volver a verme. Entré al cuarto de baño para hacer un pis antes de irme con mi amigo Morfeo, pero mientras tiraba de la cadena, me iba riendo a carcajadas: había escrito su número de móvil en el vaho de la mampara de la ducha.
Antonio Chávez López
Sevilla marzo 2023