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Biografía de la podredumbre

el título es otro, pero lo enmascaro por si algún día... estoy releyendo mis viejos cuentos, a ver cuáles salvo de la quema una vez más, lo hago de tanto en tanto y cada vez quedan menos, jeje... con este tengo serias dudas. Lo someto a vuestro excelente criterio.

Hubo una vez un hombre que nació en un contenedor de basura. Era un formidable día de lluvia. El hombre que nació en un contenedor de basura abrió la tapa y cayó como un higo en mitad de la acera. Es así como nació ese hombre. No un niño sino un hombre, es preciso insistir en ello. Pero a fin de cuentas recién nacido. Así que no sabía nada de nada y lo primero que buscó fue una madre que le enseñara. El hombre que nació en un contenedor de basura caminó por el mundo y el mundo le pareció algo duro, frío y ajeno a él, lo cual es normal en un recién nacido. Buscaba una madre, pues ése es el primer gesto de todo ser que nace, y la encontró en el barrio de las madres fortuitas. solo pudo ofrecer a aquella buena madre su dolor y su pena, pues eran sus únicos patrimonios. Así que mientras aquella madre fortuita introducía el pene del hombre entre sus blancos y helados dientes, el hombre que nació en un contenedor de basura lloraba y lloraba y sus lágrimas caían como una lluvia sincera sobre el cabello púrpura de aquella madre fortuita. Fue así como aprendió del dolor y de la gloria. Y los dioses en ese cielo prístino como un tablero de ajedrez hicieron un mohín de asentimiento. Y ahora, dame tu corazón para que lo entierre en el lodo, dijo aquella madre tan buena, al tiempo que sus uñas trazaban ríos de sangre sobre el rostro del hombre. Y el hombre que nació en un contenedor de basura se arrancó el corazón de cuajo. Y aquella madre tan buena cavó un hoyo en el suelo con sus uñas de aleación de titanio. Pero no fue un hoyo sino un interminable pozo, y allí dejó caer el corazón palpitante del hombre, que fue a parar a la hoguera eterna de los corazones, la cual crepita en el centro del mundo. Hijo mío, tú que has venido al envés de la vida, vive de ahora en adelante fuerte como una estatua, valiente como un toro, pues yo he eliminado en ti toda capacidad de sufrir. Y aquel hombre vivió fuerte como una estatua y valiente como un toro, y le agradaba escuchar la lluvia desde su pequeño y frío loft y le gustaba su sombrerillo de bombín que llevaba no sabía muy bien por qué, y sobre todo le gustaban los tranvías y los funiculares. Y miraba a los hombres al pasar por la calle, pensando cuál de ellos sería su padre, hasta que un día lo encontró. Era un individuo con una chilaba astrosa y unas grandes alas destrozadas, en la mano una botella de un licor añejo, en los ojos el brillo ambarino de la furia. Era un poeta, sin duda. Ven a mis brazos, hombre que nació en un contenedor de basura, dijo aquel buen padre. Papá, mi querido papá, enséñame cosas, muéstrame las maravillas del mundo, quiero ser tan capaz como tú. Haré lo que me pides, hijo mío, dijo el buen padre dando una risotada de tenor, pero deberás darme a cambio tus ojos. Todo mi ser te pertenece, papá, toma de él cuanto te sea preciso. Y aquel padre encontrado hizo que el hombre que nació en un contenedor de basura bebiera del mágico licor, no solo un trago sino uno detrás de otro. Y el hombre que nació en un contenedor de basura comprendió lo que era el frenesí y la locura, la histeria y la felicidad. Fue una larga noche de lluvia. Viajaron en metro, charlaron con vagabundos, pintaron las paredes con aerosol, se subieron a los monumentos y chillaron como héroes. Al amanecer el hombre que nació en un contenedor de basura entregó sus ojos. Y ahora, querido hijo mío, ya has conocido padre y madre, de ella heredaste la impavidez y la fuerza, de mí la indiferencia y la estolidez, y sin embargo para completar tu ciclo en la vida has de buscar una buena mujer compañera. Y así aquel hombre continuó su vida, viajando en tranvías y disfrutando de estruendo de la lluvia bajo los tejados de uralita. Y una noche entro en un pub. El pub estaba concurrido. De repente un perfume. Ella emergió de entre las nubes de tabaco, buscando una pista de aterrizaje. Era una mujer avión, pues, aunque no podía ver, su instinto así se lo decía. La imaginó en círculos, aguardando instrucciones de la torre de control de sus caprichos. Imaginó un hermoso fuselaje en el que se notaba el trabajo de la intemperie.

¿Cuál es tu destino?, le pregunto a la mujer en sus pensamientos, ¿a qué lugar llevas el pasaje de tu tristeza?

No tengo destino, le contestó ella en su imaginación, o quizás mi destino sea perderme entre las nubes.

Entonces ella aterrizó a su lado. Un operario le trajo combustible para repostar.

Él imaginó que ella le miraba.

Yo no puedo quererte, le dijo él abiertamente.

Lo sé, he visto tantas veces ese color de tu aura. Es el aura de un miserable. Tu rostro es una vetusta ruina, a nadie puede engañar.

Tampoco mis ojos pueden guiarte en la niebla profunda de la noche o el día.

Lo sé. Lo sé.

solo puedo reír como un loco, hablar como un insensato, darte el sexo mecánico de los animales.

Yo lloraré por ti, y por ti amaré y sufriré, esa es mi penitencia y mi corona.

¿Qué me pedirás a cambio?

Tus brazos, te pediré tus brazos para cobijarme en ellos cuando arrecie el frío.

Y así fue como el hombre que nació en un contenedor de basura encontró una compañera mujer.

Todo esto duró poco, pues el hombre murió atropellado por un camión de la basura. ¡Qué ironía! Y como todo vuelve al origen fue enterrado en un vertedero. Un inmenso y precioso vertedero de color azul con embarazadas gaviotas que revoloteaban por sobre todas las miserias. Asistieron al sepelio tres tristes figuras: su padre, su madre y su compañera y mujer: en los tres rostros fulguraba la mansa luz de la complacencia.


Comentarios

  • Marcelo_ChorenMarcelo_Choren Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita s.XIV
    Espesito, espesito, ¿eh?
    Me gustan las metáforas que desarrollas.
    Hay un cambio de ritmo al aparecer la mujer.
    Me faltan los guiones de diálogo.
    Merece el indulto, no lo quemes.

  • La espesura no lo considero el problema, soy más de jungla que de páramos. Y me has pillado, hay fragmento metido a patadas. El problema radica en transmitir las emociones.
    Este cuento lo escribí lleno de rabia después de la muerte de un buen amigo. Había nacido con parálisis cerebral, debido a un mal parto, y eso mermaba considerablemente su capacidad motriz. Jugaba al fútbol con el resto, en el patio del instituto, y cada tres pasos que daba caía de bruces. Se levantaba una y otra vez con las rodillas ensangrentadas. Menudos huevos tenía. Para tomar apuntes en clase destrozaba media libreta. Pues bien, se sacó el carnet de conducir. A veces conducía él cuando salíamos de juerga. Se licenció en Física. Menudos huevos. No se arrendaba. Pero la vida es una hija de puta a veces. Le puso un cáncer de pulmón como obstáculo nuevo. Y lo vi una última vez, dispuesto a luchar contra eso también. Pero ya el destino se cebó y no se que complicación se lo llevó una noche aciaga, sin darle la oportunidad de pelear como siempre. La vida le hizo trampas.

    Toda la hediondez del texto es fútil, se queda corta.


  • Marcelo_ChorenMarcelo_Choren Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita s.XIV
    Cuando dije "espesito", me refería a lo denso que resulta el texto.
    Las metáforas transmiten un rebelarse contra todo, que ahora explicas. Y la misma explicación viene cargada de dolor.
  • pessoapessoa Gonzalo de Berceo s.XIII
    Es muy evocador, es antilógico, está muy bien narrado. Llega
  • Gracias, pessoa. Aunque ya estoy reescribiéndolo línea por línea y me ilusiona el nuevo outfit, como dice mi hija alardeando de moderna.
  • A todo esto. Es posible editar un texto propio ya publicado aquí?
  • Marcelo_ChorenMarcelo_Choren Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita s.XIV
    A todo esto. Es posible editar un texto propio ya publicado aquí?
    Cuando lo publicas, el sistema de da una hora para editarlo, después necles. Cuélgalo de nuevo con un (2).
  • Entiendo, es una trampa mortal para nuestras criaturas 
  • Marcelo_ChorenMarcelo_Choren Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita s.XIV
    Entiendo, es una trampa mortal para nuestras criaturas 
    Llegado el caso, ya no eres dueño de tu texto. Eso echa un poco para atrás a la hora de publicar.
  • Esa es la cosa, uno exhibe su texto una temporada para obtener críticas y luego pues sería razonable poder retirarlo. Entiendo que esto es configurable por el webadmin.
  • Marcelo_ChorenMarcelo_Choren Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita s.XIV
    Esa es la cosa, uno exhibe su texto una temporada para obtener críticas y luego pues sería razonable poder retirarlo. Entiendo que esto es configurable por el webadmin.
    Supongo que no debería ser demasiado engorroso. La idea de perder el control sobre algo que te pertenece es desalentadora.
    En estos momentos no sé quién es el administrador, ni si se entera del funcionamiento del foro. Pero, sería apropiado que dejara a los participantes disponer de su material.
  • Lo leí dos veces; y las dos veces me parecí sensacional.
    Te felicito, compañero.

    Saludos.
  • Interesante y original. Es rescatable, no se merece quemarlo.
    Shalom desde Israel, colega de la pluma
  • Gracias, MrBones, por la doble lectura. El texto está en proceso de reinvención, pero si no se cambia el hecho de no poder modificar o retirar un texto no sé si pondré algo más por aquí.

    Shalom y gracias, betobrom.

  • Gracias, MrBones, por la doble lectura. El texto está en proceso de reinvención, pero si no se cambia el hecho de no poder modificar o retirar un texto no sé si pondré algo más por aquí.

    Shalom y gracias, betobrom.

    Por supuesto que los textos jamás son definitivos. De eso me convencí hace unos 40 años. Por otro lado, creo que no es tan mala idea que no se puedan modificar textos ya posteados. En todo caso, y quién lo desee, puede ir posteando las modificaciones al original y así se puede ir viendo y acompañando los cambios y mutaciones.
    Por supuesto, es mi opinión.
    Saludos.
  • Es una opinión, MrBones, pero qué pasa si un día lo quieres presentar a un certamen donde indican "completamente inédito"?
  • Es una opinión, MrBones, pero qué pasa si un día lo quieres presentar a un certamen donde indican "completamente inédito"?
    Ay... ni idea.
    El último certamen en que participé fue en... ¿1995? Hace mucho... yo todavía escribía a máquina...

    Sobre concursos nada sé. Pero supongo que si dicen inédito, es inédito, ¿verdad? 
    Y por eso hay que seleccionar qué se publica de manera digital, y qué no. Conozco un par de escritores aficionados que sí participan en certámenes y eligen cuidadosamente qué publicar en sus blogs o en foros, y qué no deben publicar.

    Este es un foro que posee unas 30 mil visitas diarias ( aunque depende de las épocas). 
    Y me parece que tu cuento ya no es inédito.
    A menos que en las bases del concurso especifiquen qué consideran 'inédito' ( solo papel, o papel y digital).

    Saludos. 
  • Marcelo_ChorenMarcelo_Choren Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita s.XIV
    Cuando en un certamen dicen "inédito", es inédito en cualquier formato. Hacen un barrido para verificarlo. Más o menos fácil de eludir, si cambias título y primer párrafo.
    Ojo con esos concursos, que suelen tener alguna cláusula engañosa, como ceder los derechos de la obra a la editorial.
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