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El por qué de que ellos no nos soportan

antonio chavezantonio chavez Miguel de Cervantes s.XVII


El por qué de que ellos no nos soportan
 
Es cierto que somos guapas e irresistibles, el sueño de todo hombre. Que el mundo sin nosotras no sería lo mismo, que los hombres estarían hecho trizas sin nosotras a su lado. Nosotras les alegramos la vida, pero también somos su peor pesadilla. Que entre ellos y nosotras hay una relación de tira y afloja.
 
Todo eso anterior es verdad; pero, honestamente, sin ellos no alcanzaríamos un mínimo de felicidad. Los necesitamos para sentirnos especiales, amadas, y para vivir ese gran sueño que desde niñas se nos metía en la cabecita, gracias a Cenicienta y a Blancanieves.

Inicialmente e instintivamente buscamos nuestro "príncipe azul". ¿Pero qué ocurre cuando lo tenemos y de repente nos dice un día no te soporto, mejor nos damos un tiempo? En ese momento nos entra una especie de soponcio. Pero, a duras penas, nos reponemos y enseguida hacemos un balance de nuestra unión y llegamos a la conclusión de que nosotras hemos puesto todo de nuestra parte para que las cosas funcionen, y que funcionen viento en popa.

En mi caso, estaba pendiente de todas sus necesidades; le llamaba a su casa, a su trabajo, y para saber cómo se encontraba; le enviaba mensajitos, recordándole que lo amaba. Y como quería que fuese mejor persona de lo que era, con todo mi amor le hacía ver sus errores, pero siempre buscaba el momento adecuado. A qué esperar más, porque se me podía olvidar y eso hubiese sido un craso error.

Y como le amaba tanto, quería tener un hijo suyo, y que se pareciese a él, pero como no podíamos tenerlo sin casarnos, por aquello de mis creencias religiosas, le hacía ver, siempre con mucho amor, lo maravilloso que sería casarnos y vivir juntos, comprarnos una casita, criar a nuestros hijos, a nuestros nietos. Y no es que quisiera presionarle, no, no, nada de eso, pero el tiempo pasaba y habría sido el acabose no desperdiciar ni un solo momento a su lado.

Él era un empedernido desorganizado, y por eso me ocupaba de organizarle su agenda; le decía que cuidase de su imagen, que tenía que ir al gimnasio, para así estar en forma, y nada de cervecitas y hamburguesitas, y menos de juerguecitas con los amigos, que todo esto era perjudicial para su salud. Mi deber, como su ángel de la guarda, era cuidarlo para evitar que se pusiese malito.

Y como yo formaba parte directa de su vida, tenía que estar al tanto de todo lo suyo, y qué mejor que coger su móvil, revisar su cartera y su escritorio y sacar todos esos papelitos que tenía en la guantera de su coche. Pero él nunca llegó a entender y menos aún a comprender mis santas y sanas intenciones.

Harta de tantas discusiones, un buen día, o mal día, vayan a saber, le dije que mi ex marido nunca me había tratado así, que a mi ex marido le gustaba que me ocupase de sus asuntos y que siempre me agradecía mi devoción por él. "Pues entonces, vuelve con tu ex marido", ésa era su respuesta.

Es cristalino que ellos piensan y reaccionan diferente a nosotras. Todos tienen una madre, y detestan que "una nueva madre" les sermonee y les diga qué es lo que deben hacer y qué es lo que no deben hacer. Y no es necesario expresarles nuestro amor a diario, con llamaditas o mensajitos, porque estas cosas a veces no llegan en un buen momento, y pueden pasar, de hecho pasa, que se convierta de una deferencia afectiva a una molestia de las más gordas.

Por todo eso y por más que os contaré otro día, para ahora no ser demasiado pesada, tenemos que dejar que nos echen en falta, mientras nosotras recordarles de cuando en cuando que amar en libertad es lo único acertado, que haya el necesario espacio para que la brisa refresque la relación.

Recuerda esto: "las cuerdas del violín están solas, pero vibran con la misma música".

Una pareja tiene que caminar de la mano en casi todo, y casi sin el "casi", pero nunca bajo el Damocles del agobio.




Antonio Chávez López
Sevilla marzo 2022

 

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