El principito se ha vendido desde siempre como una novela para niños, un cuento infantil sin más, pero lo cierto es que hay mucha simbología en el interior de sus páginas. Es bueno que un niño lea la obra y saque sus conclusiones, pero es mejor todavía si este niño vuelve a leerla de adulto y comprende entonces el significado auténtico de la historia. Se trata, a mi modo de ver de una reflexión sobre valores y sobre la condición humana que elevarían este libro a la categoría de obra filosófica.
Son muchas las simbologías ocultas en este libro que nos hablan sobre los diferentes valores. Por ejemplo, los Baobabs y la forma en que deben de arrancarse a diario para evitar el colapso nos habla sobre la pereza y el valor de la constancia. También sobre lo importante que es corregir un error a tiempo para que este no crezca y acabe siendo mucho más destructivo y negativo.
El principito narra la historia de un piloto que, mientras intenta reparar su avión averiado en medio del desierto del Sahara, se topa con un pequeño príncipe proveniente del asteroide B 612, que le pide insistentemente que le dibuje un cordero y que nunca olvida una pregunta.
El piloto empezará a descubrir la fascinante historia del principito, que comienza en su asteroide, donde vivía con tres volcanes, uno inactivo, y se entretenía en arrancar las malas hierbas y ver puestas de sol.
Un día en el suelo del asteroide del principito nace una flor. El principito la cuida y atiende con dedicación, pero la flor es dramática y caprichosa, y esto le molesta. El principito entonces decide abandonar su asteroide y emprender un viaje por el universo en busca de un amigo.
En la travesía, que llevará al principito a visitar varios asteroides hasta llegar al la Tierra, conocerá a una variado grupo de excéntricos personajes que lo convencen de lo extraño que es el mundo de los adultos, tan ocupados siempre en asuntos serios e importantes, que se olvidan de disfrutar la vida.
En la Tierra, el principito entrará en contacto con animales, flores y personas. Será allí donde, antes de encontrar al piloto, conocerá al zorro, quien le revelará la importancia de la amistad y el valor del amor que siente hacia su flor. Será la nostalgia por ella y la decepción que le causa el mundo de los adultos lo que motivará al principito a regresar a su planeta.
Aunque existen muchas más simbologías, creo que con estas he defendido mi argumento de que “El Principito” es una obra profunda con valor filosófico. Invito a todo el mundo a leerlo para que saque sus propias conclusiones sobre esta novela.
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SIRLUNA
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