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La fuerza de la fuerza del amor

antonio chavezantonio chavez Miguel de Cervantes s.XVII


La fuerza de la fuerza del amor
 
Isa estaba tumbada sobre el sofá, viendo un insulso programa de tarde en la tele. Notaba los movimientos de su hijo en el interior de su enorme barriga. Sonreía pensando cómo sería tenerlo acurrucado en sus brazos. Siro entró al salón, con una carpeta en la mano. Rodeó el sillón, para sentarse al lado de su mujer, que le pasó un brazo protector sobre los hombros.

—¿Te encuentras bien? ¿Necesitas algo?
 —Ya estás tú aquí. Es todo lo que necesito –y lo besó.
 —Siempre te prometí que estaría a tu lado -se la comía con los ojos.
 —Eres el mejor padre que yo quería para mi hijo.
 —Eso mismo me dijiste que le decías a tu primer novio, jajajaja.
 —Cuando se está enamorada, esas palabras salen solas.
 —Pero, bueno, ahora eres mi hembra y yo soy tu macho.
 —Y este macho y esta hembra están a punto de ver una cosita linda.
 —¡Ni te imaginas cómo lo deseaba!
 —Sí, sí me lo imagino. Te conozco bien y así me lo imagino yo.
 
Era ese tipo de diálogos habituales entre ellos. Se conocieron diez meses atrás en un gimnasio, a las afueras de la ciudad de ambos, Sevilla, y solo con una simple mirada, o no tan simple, saltó el amor a primera vista.

¡Hola, hijo! Qué a gusto se está ahí dentro, ¿eh? Pero un poco oscuro. Tu mamá no es del todo transparente. He venido a visitarte y a traerte un regalito, ahora que estás a punto de salir al teatro del mundo…

Isa le cogió la mano y la apoyó sobre su abultada barriga. Él entornó los ojos, mientras se le dibujaba una inmensa sonrisa.

 …y antes de que vengan a manipularte los malos. El juego empezó hace siglos, tu sangre no estará en el bando equivocado. Puedes estar orgulloso, hijo. Nosotros no somos de esos que alistamos a cualquiera en nuestras filas.
 
—¡Se ha movido! –exclamó él, mirándola.
—Es que ha sentido el calor de su padre –respondió.

Tus padres han hecho de ti toda una promesa, créeme. Me he dado una vuelta por las ramas de tu árbol genealógico y… ¡qué recuerdos, hijo! Un tatarabuelo por vía paterna, por ejemplo, nos dabas grandes alegrías. ¡Jo, no veas cómo manejaba la escopeta Por no hablar de su bisabuela, la señora López que casi se ahoga en el riachuelo del pueblo por salvar a sus dos retoños. ¡Qué gran mujer!
 
—¡Oh! ¿Lo has sentido? ¡Vaya patada!
—Desde luego, si sigue así me va a causar lesiones internas –sonrió. Éste hijo mío va para futbolista.
 
Pero dejémonos ya de nostalgias, hijo; tú superarás a todos ellos, ya lo verás, hijo. Permíteme que meta las manos en tu pequeño cerebro…
 
—¡Ay
—¿Qué ocurre, cariño?

...para sacarte dos cosas que tienes ahí y que no te sirven para nada. A ver… un momento… ya está. Perfecto.

—¡Uf, nada. Lo he sentido moverse bruscamente, como si hubiese querido darse la vuelta.
—¿Y ahora sientes algún dolor?
 —No... no... nada… ha sido sólo un susto. Ya parece más tranquilo.

Bueno, hijo, parece que ya estás del todo preparado. En cuanto puedas, comienza a cosechar méritos. Recuerda que eres nuestro campeón. Yo regresaré a visitarte esta tarde. Ya nos veremos. Besitos.


La última enfermera abandonó la habitación, cerrando la puerta tras sí con suavidad. Isa estaba recostada en la cama, con el bebé mamando de unos de sus pechos, y Siro, sentado a su lado, acariciando una cabecita pelona. Ambos le miraban con deleite, y podrían pasarse horas así. Todo había salido bien, y éste era el momento de una profunda felicidad.
 
—¡Qué guapo es! –exclamó Isa, dejándose llevar por la emoción. Y qué despierto parece, ¿verdad?
—Claro. Eso es fruto inequívoco de la belleza de la madre, y de la inteligencia de su padre, jajaja...
—De todos nuestros nombres favoritos, ¿cuál ves mejor?

Siro dejó que su chispeante alegría fuese amainando, y se quedó pensativo durante un largo rato, como si en el rostro de su hijo estuviese escrito su nombre con letras invisibles. Al fin habló:

—Manuel, como mi padre. Me encanta ése nombre para él.
—Sí, es bonito –confirmó Isa, meciendo emocionada a su primer hijo, su primogénito.

 La pareja se besó con mucho amor, más felices que nunca.

Siro se quedó mirando a la madre y al bebé, sin siquiera pestañear. Pleno de amor por los dos.




 
Antonio Chávez López
Sevilla agosto 2002

 <3

 


Comentarios

  • Sigue así, buen texto
  • antonio chavezantonio chavez Miguel de Cervantes s.XVII
    editado octubre 2022
    Sigue así, buen texto

    Pues sí, me salió un entrañable texto. Me gusta escribir todo lo que se me ocurre. En mis textos, paso del verde al rosa sin fijarme demasiado en el color en el que estoy inmerso en el momento de su escritura; ambos colores están en el arco iris de la pluma de cada escritor, solo es cuestión de que se sepan manejar

    Gracias por leerme y por colaborar.

     :)

     


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