Ritual
Como nuestro Sol que no titubea en imponer su calor, desde el amanecer hasta el
anochecer, con semejante firmeza arde mi corazón, lleno de fervor cuando esparce por toda mi alma un sentimiento, que solo me puede transmitir una
milésima de segundo de tu mirada clavada en mis ojos. Solo decirte
que te amo, no es suficiente para poner de manifiesto esta avalancha de efusiones
que inunda hasta la más ínfima partícula de mis adentros.
La conquista de tu amor es una efímera
ambición que renace, una y otra vez, y cada vez que oigo tu fascinante voz,
resonando en mis tímpanos e inmortalizándose en un dulce recuerdo que tengo
guardado celosamente en mi memoria. ¿Pero cómo conseguir mi gran conquista? Tal
vez, si te regalo el Alba, el Ocaso, el Sol, la Luna, el Cielo, las Nubes, el Arcoiris,
la Aurora y las Flores… la flor más hermosa para la más hermosa de
todas las flores... “esa eres tú”.
Como una cascada que fluye soberbia, haciéndose paso entre los montículos
rocosos hasta alcanzar el fondo y unirse con la rivera, con la misma
determinación arde mi voluntad que a mi corazón hace murmurar palabras
sugestivas que reafirman el amor que siento por ti. Con el peso del mundo sobre
mis hombros, me levantaré una vez más para buscarte. Aunque mil lanzas
atravesasen mi cuerpo y mil dagas rajasen mis venas, nada ni nadie asesina puede lo que siento.
Mi esfuerzo valdrá la pena si es por ti. El agradable sacrificio y la inmolación placentera,
siempre vigilantes, están a la espera del desprendimiento de un pequeño fragmento
de tu ser. ¿Pero cómo conseguir mi gran conquista? Tal vez, si te regalo la Energía,
la Voluntad, el Holocausto, la Abnegación, la Virtud y la Honestidad, el Pudor
y la Probidad… mi verdugo o mi salvadora... “esa eres tú”.
Como la arena en el reloj que cuenta sin nunca cesar un transcurrir de los
segundos que pasan en realidad, con tal paciencia me mantengo sereno y
dispuesto para esperar por ti hasta el final, aguardando el aclamado
día del cual brotará de tu dulce y apacible boca las dos palabras que este
enamorado anhela, con pasión, escuchar: “te amo”.
En aquél, nuestro solitario lugar. estaré esperando tu llegada triunfal, que cada
eslabón romperá de una cadena que me mantiene preso y le impide a mi alma tranquilidad,
que se retuerce por a tu lado estar ¿Cuántos segundos, minutos, días, semanas,
meses, años, décadas, siglos? No importa. Viviré el tiempo que sea necesario,
sin dejar de amarte, hasta que me ames. ¿Pero cómo conseguir mi gran conquista?
Quizá si te regalo la Tolerancia y la Comprensión, la Constancia y la Persistencia,
la Razón y la Intuición, la Conciencia y la Sabiduría, el Saber y la Verdad… la
dueña de mis sueños y de mi realidad... “esa eres tú”.
Podría continuar eternamente inventándome y escribiendo metáforas y
abstracciones, pero el resultado será siempre el mismo. Esto que siento por ti con palabras rebuscadas no
se puede definir. ¿Pero cómo conseguir mi gran
conquista? Te regalaría el Todo, y en especial Un Algo que nace en lo más recóndito
de mi existencia, que es una sola palabra que reúne todo en un ritual, y que
se llama AMOR, el vástago perpetuo de tu corazón... “ese soy yo”.
Antonio Chávez López
Sevilla marzo 2003