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El tiro por la culata

antonio chavezantonio chavez Miguel de Cervantes s.XVII


Dos veinteañeras y frívolas esposas, ex prostitutas de alto standing, con un físico de cara y cuerpo espectacular, urdieron “un perfecto plan” para divorciarse de sus millonarios cuarentones maridos, y después vivirían ricamente y sin ningún tipo de compromiso, con la mitad del patrimonio que legalmente les correspondía. En realidad, eran dos tías lagartonas que disfrutaban de lo lindo, rodeadas de lujos, viajando por todo el mundo y yendo de cama en cama con los hombre que a ellas se les antojasen, pero siempre eran hombres apuestos y con dinero.



El tiro por la culata

Se podía oír palmariamente desde la calle un violento portazo, y también se podía ver a un hombre caminando con pasos presurosos y hablando solo por un pasillo, como si llevase prisa. Y la llevaba en realidad. Pero una prisa loca por alejarse de aquella nefasta compañía. El hombre quería a su esposa, pero ella no le echaba cuenta, se había convertido en ese último año en una frígida compulsiva, y lo peor era que no quería cambiar.

Hacía el hombre un repaso mental de “las cosas” que le habían ocurrido durante unas dos horas, más o menos, de esa noche, que, sin saber cómo, habían llegado a oído de su esposa, pero éste sorprendido hombre no sabía que su esposa lo sabía. ¿Tal vez una trampa?

A primera hora de la mañana siguiente fue a recoger a su amada esposa al aeropuerto. Aquel día había algo importante que celebrar. Se moría de ganas por ver la expresión en la cara de su esposa cuando viese el regalo sorpresa que le había comprado.

Pero su felicidad se hacía añicos cuando sufrió el frío del beso del saludo. Se sintió como si estuviese en Siberia. Y la peligrosidad de la mirada de ella parecía una silenciosa advertencia de la enorme tormenta que se estaba gestando tras sus ojos.

El trayecto desde el aeropuerto hasta el hotel lo hacían en el silencio más sepulcral, y él estaba sintiendo que le costaba hasta respirar.

Poco después de entrar a la suite reservada de un hotel cinco estrellas, sin tan siquiera darle tiempo a preguntarle a su esposa qué era lo que estaba ocurriendo, la sorpresa le golpeaba con fuerza.

—Le ordeno que salga de esta suite -le decía ella con hiriente frialdad-. No acostumbro a compartir lecho con necios

Pero él no salió de la habitación.
Si en realidad existía una sorpresa mayor de la que estaba viviendo, no lo sabía. Y esto se veía en la expresión de su rostro, y más aún al escuchar lo que ella le decía a continuación:

—¿Qué parte no entendió? Ah, será que usted es sordo mudo. Aunque no tengo ni idea de cómo es porque no le conozco de nada. ¡Le repito por segunda vez que salga inmediatamente de mi suite!

No había forma de que su cerebro sincronizase con su lengua. Daba un paso hacia ella, pero se quedaba quieto al ver su amenazante mirada.

Su corazón se abría el camino que su cerebro era incapaz de hacer.

—Cariño, tenemos que hablar -conseguía decir al fin.

Por toda respuesta le daba la espalda y yéndose presurosa al dormitorio principal. Él trataba de seguirla, pero ella lo detenía tirándole con fuerza un pequeño paquete envuelto con papel de regalo.

No pudo él ver lo que era hasta que llevaba la vista a lo que le había causado el susto. No se lo podía creer: un reloj de oro y brillante (el regalo sorpresa) posaba medio destrozado en el suelo, mientras la mujer soltaba una carcajada malévola.

—Mi espontánea y justificada risa ha hablado por mí, señor -decía en un tono humillante e indiferente.
—Cariño, por favor, hay una explicación para...
—Claro –le interrumpía con una expresión de asco-. Pero, francamente, no estoy interesada en escucharla.
—Cariño, te lo suplico, escúchame...
—Tengo cosas mucho más importantes que hacer que prestar atención a sus patéticas explicaciones –decía, volviéndole de nuevo la espalda.
—Reina... -pero se detenía al ver que se giraba con ira de fuego en la mirada.
—¡¿Reina?! -se enfurecía- ¡Paso de ser reina en un reino de mierda!
—Cariño, solo déjame explicarte algo...
—Si fuese usted inteligente, pero pienso que eso es mucho pedirle, me libraría usted de insufrible calvario de su presencia -sentenciaba con frialdad.
—¡No, no me iré hasta que no me escuches! -su paciencia se agotó y le habló, quizás más alto de lo conveniente en ese momento.
—¡Si me obliga usted a escuchar lo que sea que quiera decir, seré yo la que me vaya para no volver más! -dicho esto, se alejaba presurosa hacia uno de los cuartos de baño.

Le costaba rumiar sus feroces palabras. No quería perder a su esposa. Era tan esencial en su vida como el aire que respiraba. Pensó que había sido un necio por haberse acostado con Rita, la esposa de un amigo en común. Pero sonreía al recordar lo que su propia esposa solía decirle a menudo: “en vez de cacarear tanto, lo que debes hacer es conquístame”.

Y la respuesta a eso fue...

—Te conquisté de novios y durante los primeros meses de casados, pero renuncié a ello, porque me percataba de que te habías acomodado al lujo que te había proporcionado merced a mi dinero, y en ningún momento te dio por pensar en mis necesidades sexuales. Pero mi gran error ha sido no haber reparado antes en la malicia innata que tenéis las mujeres, y, es por eso, que caí en la red de añagazas que me tendisteis. ¡Sí, me tendisteis la dos! Porque ahora me he dado cuenta de que tenías la colaboración de tu libertina amiga Rita. Por todo esto y por más que te diré cuando me salga de los cojones, ahora soy yo el que pasa de ti. Hoy mismo hablaré con mi abogado para que empiece a preparar los papeles del divorcio

Y sin más, salió de la suite y del hotel, y ya en la calle llamó, vía móvil, al marido de Rita y lo puso al corriente de la situación, el cual, como venía sospechando las reiteradas infidelidades de su mujer, meses atrás la excluyó de su millonaria herencia.

Después se fue en busca de Rita, y cuando la encontró, como era atractivo y seductor, y además millonario, le dijo que su encuentro sexual había afluido en que se había enamorado de ella, que por mucho que lo intentaba no podía olvidarla, que quería que formalizasen una relación y que se iba a divorciar de su esposa, amiga íntima de Rita.

Al día siguiente, Rita habló con su marido y le dijo a la cara que se había enamorado del esposo de su amiga, y que por este poderoso motivo lo abandonaba y que le pedía el divorcio. Su marido no puso ningún obstáculo e inmediatamente ordenó a su abogado que presentase los trámites en el juzgado.

Estuvo saliendo con Rita justo el tiempo en que los divorcios se habían firmados. Rita llegó a enamorarse de él.

El mismo día de la firma de los divorcios, los ex maridos, amigos de siempre, llamaron por separado a sus ex esposas y las citaron en una famosa cafetería del centro, sin que ninguna de las dos supiese que iban a aparecer los dos juntos.

Una vez reunidos los cuatro, con el consiguiente pasmo de ellas, nuestro hombre dijo a las dos mujeres:

Me complace comunicarles, señoritas, que mi amigo desde la infancia, aquí presente, y yo tenemos en nuestro poder dos documentos oficiales que afectan muy positivamente a nosotros y muy negativamente a vosotras; uno es un acta notarial de una irrevocable separación de bienes, y el otro es una sentencia judicial de una exclusión de herencia.

Y sin más, las dejaron atónitas y mudas y, riéndose a boca llena, salieron los dos de aquella céntrica cafetería.


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Antonio Chávez López
Sevilla abril 2011

Comentarios

  • amparo bonillaamparo bonilla Bibliotecari@
    Ay pobrecitas quedaron ojiplasticas, pero muy bueno por interesadas, fueron por lana y salieron trasquiladas. :)
  • antonio chavezantonio chavez Miguel de Cervantes s.XVII


    Estas cosas suelen ocurrir en esas altas esferas de estatus. Sé de un caso de una pareja cercana a mí de mi ciudad, que después de casi una década de casados, ella, que es la millonaria en dinero le puso una trampa a su, ahora ex marido, y lo cogió in fraganti, revolcándose con una amiga en común, en este caso soltera. Resultado final, él vive ahora sin los lujos que tenía, y ella, todavía joven, "vive la vida a todo plan". Por fortuna, por aquello de no sufrir un divorcio de sus padres, no tiene hijos. 

    "La vida nunca para de gestionar sorpresas".

     :) 


  • Entretenida historia.
    MUY BIEN PLANTEADA.
    Shalom desde Israel, colega de la pluma
  • antonio chavezantonio chavez Miguel de Cervantes s.XVII
    betobrom dijo:
    Entretenida historia.
    MUY BIEN PLANTEADA.
    Shalom desde Israel, colega de la pluma

    Hola, betobrom. Muy agradecido por leerme. Yo también te sigo en tus, para mí, escasas participaciones en este foro. Y es una pena que no te proliferes más porque tus escritos están llenos de sabiduría. Yo aprendo de ti y de todo lo que escribes.

    Un saludo afectuoso desde Sevilla (España)

     :)

     
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