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Admiro sus descubrimientos y sus pasiones.
Centinelas de la magia de aquellos tiempos pasados.
Protectores de presentes y sus mantos fosilizados.
Guardianes del futuro del saber de las generaciones.
Caballero del tiempo, escudero de la historia.
Su caballo es el ímpetu qué le empuja a la victoria,
y su lanza el conocimiento que los lleva a la gloria.
La guerra se libra en agua, tierra, y mares,
mas no le tienen miedo a nada, ¡sin rivales!
Pues nadie tiene la fuerza de estos hombres,
fuerza de la ciencia, fuerza de historiadores.
Y guardar lo que está perdido no es tarea nimia,
pues algunos bribones quieren robar el tiempo,
mas allí están ellos para guardar este templo,
templarios del saber, yo os grito: ¡viva la arqueología!