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20 - Aprendizaje

Mayo del año 2049.

En vista de las constantes dificultades que había estado teniendo Xitlali J-30 para avanzar a Cartagena, el Barón había ordenado a uno de sus oficiales, el mariscal de la orden y coronel del ejército colombiano —pero nacido en Georgia, un país del Cáucaso—, Ioane Metreveli, a que le echara una mano y agilizara su invasión.

No obstante, el coronel Metreveli se ha encontrado inesperadamente, en una pradera a las afueras de San Juan Nepomuceno, con el nephilim Axtreion de Iota Polemistís quien, frustrado por el fracaso de varios de sus subordinados, ha decidido tomar cartas en el asunto, personalmente:

—¿Qué pasa? ¿Acaso tienes miedo?

Su desafío ha llenado de pánico al coronel, pero, sabiendo que no tiene opción, ordena el ataque:

—¡DISPAREN TODO!

Todos y cada uno de los soldados de Ioane disparan al unísono contra Axtreion. Los hechiceros lanzan sus hechizos, desde ataques elementales, hasta rayos de mitegia en su estado más puro; mientras que los pilotos de los mekas disparan su arsenal de misiles y rayos láser.

»Khandzari: Ganadgureba![1]

El propio Ioane se une a sus hombres y lanza una espectacular llamarada azul desde sus manos, que cubre un área de más de quince metros de ancho. Su magia de fuego tiene ese color, ya que, por medio del mitegia, convierte parte del oxígeno a su alrededor en gas metano, que al interactuar con el oxígeno restante, crea un fenómeno conocido como «combustión completa», en el que el fuego consume toda molécula a su alrededor, sin dejar ningún desecho como en el fuego normal de color naranja. De hecho, sus llamas alcanzan una temperatura de más de dos mil grados centígrados.

Tras unos minutos, el humo provocado por el descomunal poder de fuego desplegado por el regimiento se disipa por completo; desde el pasto hasta la tierra misma, ha quedado totalmente ennegrecido por las enormes temperaturas a las que ha sido expuesto. No obstante, lo que ven más allá, los deja pálidos del espanto.

—Ja, ¿eso es lo mejor que tienen? ¡Decepcionante!

Resulta que Axtreion usó una gruesa barrera de mitegia, la cual bloqueó todos los ataques enemigos, dejándolo totalmente ileso. Los esfuerzos de sus enemigos fueron inútiles.

»Mi turno. Theïkí Parousía![2].

El nephilim extiende sus brazos, deshace su barrera, y crea una explosión tan violenta que todo, en un rango de un kilómetro, es borrado de la faz de la Tierra. Solo algunos cientos de soldados, incluido el coronel Metreveli y los pilotos de los mekas, sobreviven gracias a sus barreras de mitegia, aunque muchos de ellos han quedado debilitados, debido a la enorme fuerza del hechizo enemigo.

Pero Axtreion no tiene intención de darles respiro.

Antes de que se reincorporen, él invoca una guadaña de guerra de un metro veinte de largo, con hojas de setenta centímetros de largo en cada extremo. Con dicha arma, desaparece de la vista y reaparece detrás de un meka, al cual corta verticalmente.

Otros hechiceros lo atacan, pero él se cubre con un escudo de mitegia, haciendo que sus hechizos reboten hacia su origen, matando a sus atacantes.

Más soldados y pilotos de mekas lo atacan, esta vez con ataques cuerpo a cuerpo, pero Axtreion los mantiene a todos a raya con sendos movimientos de su arma, que realiza finos y mortales cortes a todo lo que se acerque a él.

Cuando un meka le lanza un puñetazo cargado de electricidad, Axtreion es lanzado varios metros a sus espaldas, pero manteniéndose de pie, justo a espaldas de otro meka que le lanza un pisotón, pero del cual el nephilim se da cuenta y usa su guadaña para atravesarla.

Otros mekas le lanzan misiles, pero él levanta una barrera para protegerse.

Axtreion disipa el humo con un movimiento de su arma, pero lo deja vulnerable a un rayo de fuego azul de Ioane.

Khandzari: Aghsruleba![3]

Ya que el ataque es demasiado rápido para crear una barrera, Axtreion se ve obligado a arquear su cuerpo hacia su espalda, quedando con sus pies pegados al piso y su tronco en posición horizontal, mofándose de la gravedad. Aunque él puede ver como el rayo de fuego hace estallar una colina cercana.

Si lo hubiera alcanzado ese ataque, ahora estaría muerto.

Antes de que vuelva a quedar erguido, el nephilim se ve obligado a saltar horizontalmente a su derecha, ya que uno de los mekas, armado con una espada de tres metros de largo, quiso cortarlo por la mitad.

Luego de girar horizontalmente por varios metros, Axtreion queda una vez más de pie, para ser recibido por docenas de hechiceros que lo rodean y apuntan con sus rifles de asalto. Pero antes de que disparen, él usa su guadaña para cortar sus cabezas.

El meka se lanza hacia él, pero Axtreion crea una onda mágica con la que corta a la máquina y su piloto verticalmente en dos.

El nephilim percibe un poder mágico sobre su cabeza, por lo que alza la mirada al cielo y lo que ve, lo deja perplejo:

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[1] En georgiano (ხანძარი: განადგურება) «Fuego Fatuo: Aniquilación».

[2] En griego (Θεϊκή Παρουσία) «Presencia Divina».

[3] En georgiano (ხანძარი: აღსრულება) «Fuego Fatuo: Ejecución»


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