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{LISTA] El rapto-

JanoJano Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita s.XIV
editado febrero 2021 en El oficio de escribir

EL RAPTO


Al salir del teatro el doctor se sentía de muy buen humor. La obra, una comedia, había sido francamente divertida. Decidió volver a casa a pie, dando un paseo.

Esa noche Londres ofrecía un aspecto poco habitual para esa época del año pues la niebla, el conocido smoke al que los londinenses llamaban popularmente puré de guisantes, brillaba por su ausencia. El doctor podía vislumbrar la calle por la que paseaba en toda su extensión.


Andaba tranquilamente, sumido en sus pensamientos, ignorando el ruido de los carruajes y las insinuaciones de las prostitutas que intentaban llamar su atención desde portales mal iluminados. Al pasar cerca de un callejón particularmente oscuro se detuvo alarmado al ver salir del mismo a un individuo.

Era un hombre bajo, le llegaba al doctor a la altura de la barbilla, labio leporino que hacía que mostrara sus incisivos y una nariz afilada. Todo eso le daba la apariencia de un ratón. Lo que daba a ese hombre un aspecto temible era la pistola que esgrimía.

–No se mueva, Doc –dijo.

Nada mas Ratón pronunció esas palabras. El doctor sintió como alguien le agarraba por la espalda y le ponía un trapo húmedo en la cara. Por su profesión, el doctor reconoció enseguida el olor del cloroformo. Intentó liberarse del hombre que lo sujetaba pero este era demasiado fuerte y sintió, sin poder hacer nada para liberarse, como iba perdiendo la consciencia e iba sumergiéndose en un profundo pozo de total oscuridad.

Despertó tumbado en un camastro en una pequeña habitación en la que vislumbró las figuras borrosas de tres hombres. Se incorporó y se quedó sentado en el camastro esperando a que su vista se aclarara.

–Chicos, parece que nuestro invitado se está despertando –dijo uno de los hombres.

Cuando la vista se le aclaró por fin, el doctor observó a los tres tipos que estaban con él. Uno de ellos era Ratón, estaba sentado frente a una mesa jugando una partida de naipes con un individuo gigantesco de grandes espaldas y brazos musculosos que vestía prendas propias de los marineros al que el doctor bautizó mentalmente como Bruto. El tercer tipo era un hombre vestido con prendas elegantes, era atractivo y lucía una larga melena de cabello negro. Estaba de pie, apoyado en la pared junto a la puerta de entrada, fumando un cigarrillo. El doctor decidió llamarlo Dandy. Aunque se imaginó el motivo por el que lo habían llevado allí, preguntó:

–¿Quienes son ustedes y porqué me han traído a este sitio?

–¿No es evidente? –respondió Ratón.

–Supongo que se trata de un rapto.

–Justo en el clavo Doc. Es usted un tipo listo.

–Lamento decirles que se han equivocado de hombre.

–No nos venga con cuentos. Sabemos quien es usted y que disfruta de una vida acomodada.

–No se trata de dinero. Al traerme aquí se han puesto ustedes en peligro. Deben dejarme marchar enseguida.

Los tres malhechores rompieron en carcajadas.

–Estese quietecito y no le pasará nada –dijo Ratón secándose las lágrimas causadas por la risa. –Ya hemos enviado un mensajero a su casa. Cuando se haya efectuado el pago le soltaremos.

–Pero ustedes no lo entienden, sus vidas corren peligro mientras estén en esta habitación conmigo.

–Claaaroooo, claaaroooo... es usted un tipo muy peligroso.

Nuevas carcajadas. Ratón y Bruto continuaron con su partida ignorando al doctor pero Dandy no le quitaba los ojos de encima.

El doctor empezó a estudiar la habitación con la esperanza de encontrar una vía de escape cuando de pronto sintió un conocido dolor en la base del cráneo...

Comentarios

  • JanoJano Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita s.XIV
    editado febrero 2021

    Era ya de madrugada cuando la policía entró en la habitación echando la puerta abajo. El primero en entrar fue el inspector Stevenson y el espectáculo que se encontró era dantesco.

    Ratón estaba tumbado junto a una pared con el cráneo destrozado, su cerebro se encontraba esparcido por toda la superficie de la susodicha pared.

    Bruto estaba en el centro de la habitación con el cuello roto.

    En cuanto a Dandy, se encontraba aún al lado de la puerta con la pata de una silla clavada en el corazón.

    El doctor estaba sentado en el camastro frotándose los ojos y con el aspecto del que acaba de despertarse de una pesadilla.

    –¿Quién es usted y qué ha pasado aquí? –preguntó el inspector.

    –No lo se. Acababa de salir del teatro cuando dos individuos me asaltaron y me narcotizaron. Me ha despertado el ruido que han hecho ustedes al echar la puerta abajo.

    El inspector Stevenson observó fijamente al doctor, luego examinó la habitación y finalmente los cadáveres.

    –Bonita colección de delincuentes –dijo. –Este es Micky “el Rata”, el de la puerta es “Guapo” O´Reylli , al grandullón no lo conozco.

    Metió la mano en el bolsillo y sacó una pipa. Empezó a rellenarla con movimientos parsimoniosos y le prendió fuego. Estuvo unos minutos fumando en silencio en actitud reflexiva hasta que se decidió a hablar.

    –Parece usted un hombre acomodado. Por lo menos sus ropas son de buena calidad.

    –Soy médico, y algunos de mis clientes son ricos. Se puede decir que dinero no me falta.

    –Lo que suponía. Esto tiene toda la pinta de un rapto. Seguramente sus captores discutieron por el rescate. Debía haber un cuarto hombre, en el calor de la discusión debe haber matado a sus cómplices mientras usted estaba inconsciente y después ha huido. Debe de ser un individuo formidable por la forma en que los ha asesinado. No me puedo imaginar al tipo que le partió el cuello a ese bestia vestido de marinero. Debió ser el ruido de la pelea lo que alertó a los vecinos y decidieron avisarnos.

    –¿Puedo irme ya a casa? –preguntó el doctor. –Me duele terriblemente la cabeza.

    –Lo siento, primero tendrá que acompañarnos a comisaría para prestar declaración. Por cierto, aún no me ha dicho su nombre.

    –Me llamo Jekyll. Dr. Henry Jekyll.


                                                                           FIN

  • editado febrero 2021
    Hubo un aparte en el cuento que, asumo fue narrado desde la perspectiva del doctor Jekyll, que me hizo dudar de su sexualidad, cuando estaba describiendo al "Guapo" O'Reilly (revisar la ortografía del apellido). 

    Durante todo el cuento, yo me estuve preguntando porqué el doctor estaba preocupado porque los tres criminales lo raptaron, solo al final revelas que es el archiconocido doctor Henry Jekyll, personaje emblemático del horror gótico. Mantener el suspenso en el lector es un plus que veo, manejas muy bien.

    He pensado en empezar a hacer relatos cortos, pero no para dejar inconcluso a "El Precio de la Libertad" (porque le tengo mucho cariño a esa historia), sino para hacer algo diferente. Podría usar esta historia como inspiración para empezar, ya que va acorde con el tipo de cosas que escribo.
  • antonio chavezantonio chavez Miguel de Cervantes s.XVII


    Los que hemos leído algo sobre el doctor Henry Jekyll, sabemos que era una persona con serios trastornos de su personalidad, una persona bipolar, que siempre luchaba contra un mal en sus adentros, que más tarde salió ese mal a la luz con el nombre de Edward Hyde). Pero la primera personalidad, básicamente él, se pasó toda su vida tratando de reprimir unos impulsos malignos que consideraba que no eran los más apropiados para un hombre de su buena condición humana.

    A este cuento tuyo, Jano, le has añadido un poco más de dinamismo misterioso que los habituales del referido doctor, lo que ante mis ojos lo hace más atractivo. Por ejemplo la sorpresa mayúscula de la policía cuando le escuchó decir que se llamaba Jekyll.

    Escribes bien, sabes narrar con claridad y eres honesto con tu escritura, amarras bien las sintagmas para que siempre armonicen con la sintaxis, pero debes cuidar más los signos ortográficos, sobre tos las comas (,), con idea de no confundirte ni confundir al lector.

    Del 1 al 10 te asigno un notable alto: un 8. 

    Un saludo afectuoso

     :)

     






  • El cuento y la idea en que se basa me gustaron. Algunas pequeñas observaciones:
    La niebla de Londres se llama smog, mezcla de smoke y fog.

    En esta frase para mí la coma no va, debería ir un punto seguido o construirla de modo diferente:
    Uno de ellos era Ratón, estaba sentado frente a ...

    La palabra "atractivo" está un poco fuera de tono por la identidad del que relata, quizá sería preferible "bien parecido".

    Por qué cuando es parte de una pregunta va separado.

    "la susodicha pared": buscaría otra manera de escribir esa frase.

    El apellido me parece debe ser O'Reilly

    acompañarnos a la comisaría

    Nuevamente, me gustó. Un relato corto muy bien escrito, con suspenso y sorpresa final.
  • JanoJano Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita s.XIV
    Gracias a todos por vuestros comentarios, sobre todo por las correcciones que siempre ayudan a mejorar.
    Celebro que os haya gustado.
  • Desde que leí el cuento La casa de Asterión de Borges (relato el cual recomiendo mucho), me han interesado los relatos que se basan en otras historias ya existentes y en los cuales, el autor, se anima a plasmar su propia perspectiva o su propio estilo. Esto lo comento porque claramente este texto está basado en la novela El extraño caso del doctor Jekyll y Mr. Hyde. Incluso presumo que el inspector Stevenson está inspirado en el personaje de dicha novela.
    En este caso en concreto, considero que has sabido crear una interesante historia que tranquilamente podría haber sido parte de la novela principal. Me pareció un acierto que hayas decidido no revelar la identidad del personaje hasta el final, manteniendo la expectación en todo momento. 
    Coincido con los compañeros sobre el tema de las comas. No quise señalar ninguna oración en concreto ya que no soy muy bueno en su uso y mucho menos en detectar cuando no están bien utilizadas, pero sí he notado que han faltado en algunas ocasiones.
    Fuera de esto, solo he encontrado estos dos "fallos":

    "Nada mas Ratón pronunció esas palabras. El doctor sintió como alguien le agarraba por la espalda y le ponía un trapo húmedo en la cara."

    Creo que allí iría una coma y no un punto.

    "Despertó tumbado en un camastro en una pequeña habitación en la que vislumbró las figuras borrosas de tres hombres. Se incorporó y se quedó sentado en el camastro esperando a que su vista se aclarara."

    "El doctor estaba sentado en el camastro frotándose los ojos y con el aspecto del que acaba de despertarse de una pesadilla."

    Buscaría no repetir tanto la palabra camastro.

    Espero haber ayudado. 

    Saludos cordiales, Jano.

  • JanoJano Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita s.XIV
    Gracias por tu comentario, Kantos.
    En cuanto al nombre del inspector, lo llamé así por el autor del original.

    Saludos.
  • GadesGades Garcilaso de la Vega XVI

    EL RAPTO

     

    Al salir del teatro el doctor se sentía de muy buen humor. La obra, una comedia, había sido francamente divertida. Decidió volver a casa a pie, dando un paseo.

    Esa noche Londres ofrecía un aspecto poco habitual para esa época del año pues la niebla, el conocido smoke al que los londinenses llamaban popularmente puré de guisantes, brillaba por su ausencia. El doctor podía vislumbrar la calle por la que paseaba en toda su extensión. (Vislumbrar significa ver algo de forma tenue o confusa, pero lo colocas entre explicaciones que hacen pensar lo contrario, “sin niebla”, “en toda su extensión”. Quizá puedas encontrar otra forma de decirlo)

    Andaba tranquilamente, sumido en sus pensamientos, ignorando el ruido de los carruajes y las insinuaciones de las prostitutas que intentaban llamar su atención desde portales mal iluminados. Al pasar cerca de un callejón particularmente oscuro se detuvo alarmado al ver salir del mismo a un individuo. (Ver que un individuo sale de un callejón oscuro quizá no sea motivo suficiente para que se sienta alarmado. Yo aquí creo que sería mejor concluir la frase justo tras la palabra alarmado. Y en el párrafo siguiente indicas que salía este hombre del callejón, su aspecto y demás. De esta manera mantienes ese puntito de expectativa sobre el motivo de la alarma y colocas todo lo que le alarma unido. Tal como lo tienes parece que se alarme solo con que sale el hombre del callejón)

    Era un hombre bajo, le llegaba al doctor a la altura de la barbilla, labio leporino que hacía que mostrara sus incisivos y una nariz afilada. Todo eso le daba la apariencia de un ratón. Lo que daba a ese hombre un aspecto temible era la pistola que esgrimía.

    –No se mueva, Doc –dijo.

    Nada mas Ratón pronunció esas palabras. El doctor (Coincido en que ahí va coma. Más, con tilde) sintió como alguien le agarraba por la espalda y le ponía un trapo húmedo en la cara. Por su profesión, el doctor reconoció enseguida el olor del cloroformo. (Sobra decir que reconoce el cloroformo por su profesión) Intentó liberarse del hombre que lo sujetaba pero este era demasiado fuerte y sintió, sin poder hacer nada para liberarse, como iba perdiendo la consciencia e iba sumergiéndose en un profundo pozo de total oscuridad.

    Despertó tumbado en un camastro en una pequeña habitación en la que vislumbró las figuras borrosas de tres hombres. Se incorporó y se quedó sentado en el camastro esperando a que su vista se aclarara. (Coincido en lo de reiteración de camastro)

    –Chicos, parece que nuestro invitado se está despertando –dijo uno de los hombres.

    Cuando la vista se le aclaró por fin, el doctor observó a los tres tipos que estaban con él. Uno de ellos era Ratón, estaba sentado frente a una mesa jugando una partida de naipes con un individuo gigantesco de grandes espaldas y brazos musculosos que vestía prendas propias de los marineros al que el doctor bautizó mentalmente como Bruto. El tercer tipo era un hombre vestido con prendas elegantes, era atractivo y lucía una larga melena de cabello negro. (Yo diría melena negra, me sobra cabello) Estaba de pie, apoyado en la pared junto a la puerta de entrada, fumando un cigarrillo. El doctor decidió llamarlo Dandy. Aunque se imaginó el motivo por el que lo habían llevado allí, preguntó:

    –¿Quienes son ustedes y porqué me han traído a este sitio?

    –¿No es evidente? –respondió Ratón.

    –Supongo que se trata de un rapto.

    –Justo en el clavo (Creo que aquí iría una coma separando el vocativo)Doc. Es usted un tipo listo.

    –Lamento decirles que se han equivocado de hombre.

    –No nos venga con cuentos. Sabemos quien es usted y que disfruta de una vida acomodada.

    –No se trata de dinero. Al traerme aquí se han puesto ustedes en peligro. Deben dejarme marchar enseguida.

    Los tres malhechores rompieron en carcajadas.

    –Estese quietecito y no le pasará nada –dijo Ratón secándose las lágrimas causadas por la risa. –Ya hemos enviado un mensajero a su casa. Cuando se haya efectuado el pago le soltaremos.

    –Pero ustedes no lo entienden, sus vidas corren peligro mientras estén en esta habitación conmigo.

    –Claaaroooo, claaaroooo... es usted un tipo muy peligroso.

    Nuevas carcajadas. Ratón y Bruto continuaron con su partida ignorando al doctor pero Dandy no le quitaba los ojos de encima.

    El doctor empezó a estudiar la habitación con la esperanza de encontrar una vía de escape cuando de pronto sintió un conocido dolor en la base del cráneo... (Algo me chirría en esta frase, pero no acabo de dar con lo que es)

    Era ya de madrugada cuando la policía entró en la habitación echando la puerta abajo. El primero en entrar fue el inspector Stevenson y el espectáculo que se encontró era dantesco.

    Ratón estaba tumbado junto a una pared con el cráneo destrozado, su cerebro se encontraba esparcido por toda la superficie de la susodicha pared. (Puedo imaginar que el cerebro esté esparcido por el suelo, que la pared esté manchada de sangre o de sustancia gris, pero que el cerebro como tal se quede esparcido por la pared me cuesta. Y quizá  puedas omitir la repetición de “pared” si al principio solo dices que está en el suelo, en un rincón, etc, pero no junto a una pared)

    Bruto estaba en el centro de la habitación con el cuello roto. (Si es lo que el inspector ve al entrar, tal vez lo del cuello roto deba ser una suposición mientras no se acerquen a comprobarlo)

    En cuanto a Dandy, se encontraba aún al lado de la puerta con la pata de una silla clavada en el corazón. (Vuelvo a ponerme en la perspectiva del inspector y él no sabía donde estaba antes Dandy como para decir “aún”)

    El doctor estaba sentado en el camastro frotándose los ojos y con el aspecto del que acaba de despertarse de una pesadilla.

    –¿Quién es usted y qué ha pasado aquí? –preguntó el inspector.

    –No lo se. Acababa de salir del teatro cuando dos individuos me asaltaron y me narcotizaron. Me ha despertado el ruido que han hecho ustedes al echar la puerta abajo.

    El inspector Stevenson observó fijamente al doctor, luego examinó la habitación y finalmente los cadáveres. (Me pregunto si el doctor y sus ropas siguen estando impolutos)


  • GadesGades Garcilaso de la Vega XVI
    Hola, Jano.
    Me parece muy buen relato. Captas la atención del lector y sorprendes al final con el toque de gracia. 
    Poco puedo yo comentar del tema de la obra original en que te inspiras. Pero basta decirte que lo hiciste bien.
    No te comento todas las comas o tildes, pero revísalo.
    La frase que me chirría quizá es porque "de pronto" y "comenzar a" me parecen antagónicos. Igual es impresión mía.
    Saludos y enhorabuena.
  • JanoJano Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita s.XIV
    Gracias Gades por tus siempre interesantes comentarios. Eres muy buena revisando escritos, aprendo mucho contigo.
  • Me gustó.
    Falla, final predecible, ningún lector llegará al final, menos pagará por el libro.
    Me gustó. Es ameno eso es bueno para trabajar como columnista.
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