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[LISTA] RESENTIMIENTO



Año 2045.

Aunque el despacho de Laia Prats se halle lleno de lujos y de cosas que le causan buenos recuerdos a su dueña, las noticias que le llegan son tan desalentadoras que causan una tensión incontenible en el ambiente.

¡LA PUTA MARE QUE ELS VA PARIR! ¡Esto es la llufa! Solo teníamos que quitarles el disco duro a dos simples periodistas, ¡no pelear contra la Viuda Negra y la Mujer Maravilla! —la ira y frustración que Laia siente por el reciente fracaso de sus hombres, la hace soltar frases en su natal catalán y gesticular tan exageradamente, que parece que saldría disparada de su sillón en cualquier momento.

Mientras saca de una de las gavetas de su escritorio una gran bolsa de galletas cremosas, Abdul el Amrami, quien está sentado en un sillón algo alejado a su izquierda, explica:

—Por lo que sabemos, ellas dos no estaban solas. Alguien las estaba ayudando.

Como tiene la boca llena, Laia solo gesticula y murmura una frase inteligible, pero su demanda de «¡¿de quién cojones hablas?!», es evidente para él.

»¿Te suena el nombre «Javad Madani»?

Todos responden con una negativa silenciosa, excepto Lorena Arroyo, quien está en otro sillón, en frente de Abdul:

—He oído sobre él. Es un veterano de la Guerra Civil Iraní. Poco antes de salir de Cuba, supe de una historia en la que él estuvo solo y rodeado en un edificio por un pelotón de la Guardia Revolucionaria. Mató a cuarenta de ellos antes de que llegaran los refuerzos y remataran al resto. Ese chico no es un aficionado, como tampoco lo es Zora Melkonian.

—¿Qué me estás contando? —pregunta Laia, visiblemente intrigada, mientras saborea sus dedos tras terminar su bolsa de galletas.

—Melkonian es conocida como «El Ángel de Mashad». Cuando la Guardia Revolucionaria intentó tomar esa ciudad en 2032, entonces la capital rebelde, ella logró destruir un Tiě Guī por su cuenta. Confieso que la razón por la que me uní al ejército una vez llegué a España, era para ser como ella —relata Lorena, dejando escapar su admiración por la guerrera iraní.

Por su parte, dichas palabras dejan boquiabierto a Abdul, quien se resiste a creer en su veracidad. Él entiende que, como una de las «Cuatro Máquinas Terribles», los Tiě Guī son de los drones militares más poderosos de fabricación china. Diseñados para destruir ciudades y ser casi invulnerables, el hecho de que Zora Melkonian pudiera destruir uno por su cuenta, es algo que le resulta tan falso como un billete de tres euros con el rostro de Donald Trump.

—¿Y cómo explicas que la otra periodista se cargó a varios de nuestros hombres, Lorena?

—Apuesto mi fortuna y algo más a que Melkonian entrenó a Alejandra Anaya, teniente Prats. Es la única explicación que tengo.

—Comuniqué los hechos a mi superior, y él está muy decepcionado con su desempeño —vitupera la autómata, recostada al lado de la puerta de salida, que está varios metros enfrente de Laia.

Dicho regaño sentó muy mal en el trío, siendo Laia quien realiza el contraataque verbal:

—¡¿Y quién te autorizó a hablar aquí?! Estáis acá solo porque nos tenéis agarrados los cojones. ¿Ya sabéis donde están tus objetivos, así que no mejor te piras de una puta vez?

—Necesitaré a varios de tus hombres de apoyo —demanda la autómata—. Iré tras mis objetivos ahora mismo.

Aunque Laia quisiera mandarla al demonio ahora mismo, sabe que ella es mucho más fuerte y podría matarlos a los tres antes de que puedan siquiera pensar en hacer algo. Por ello, cede a sus demandas:

—¿Cuántos necesitas?

—Todos los que sean necesarios. Que sea rápido.

Cuando ella se va, Laia hace unas llamadas desde su celular, ordenando a sus hombres en la mansión que acompañen a la autómata. Terminadas las llamadas, Abdul, percibiendo la rabia en la líder mafiosa, pregunta:

—¿Queréis que me deshaga de esa cosa?

—¿Y cómo pensáis hacerlo? —Laia interpela, preocupada porque él haga algo estúpido.

Pero él está confiado en el éxito de su empresa:

—¿Aún tenéis, eso?

La idea de Abdul es plausible, pero Laia sabe que es arriesgada:

—Enric podría matarme si lo uso. No se supone que deba tenerlo.

—Lo se —Abdul se levanta de su asiento hasta poner sus manos en el escritorio—, Pero si no lo hacemos, esa cosa nos matará. Además, Manolo Fariñas nos ha insultado al mandar a su hija de mandadera y a obligándonos a hacer lo que quiere.

La mirada furiosa del marroquí contrasta con su discurso suave. Con cada pausa al hablar, el rechinar de sus dientes se siente como uñas de metal rasgando un pizarrón de tiza. Su ira contenida solo sirve para recalcar el desprecio que siente hacia la autómata y su amo en la sombra, aquellos que se han atrevido a humillar a los amos del bajo mundo de Barcelona.

Complacida por la resolución de su asociado, Laia sonríe maliciosamente y le indica que levante el cuadro de Picasso. Él lo hace y encuentra una caja fuerte biométrica, la cual indica, solo se abre al pasar el patrón ocular de los presentes sobre el visor. Al hacerlo, encuentra un guantelete de aspecto futurista, de metal negro, pero con líneas de circuito amarillas y luces titilantes del mismo color.

Al ponérselo, él contempla como éste se ajusta automáticamente a su antebrazo, lo cual lo complace enormemente. Ahora siente que tiene el poder para matar a la autómata de una vez por todas.

Pero antes de irse, Laia le hace una seña para que se acerque:

—Antes de irte.

Ella se levanta y conecta sus labios con los de él por unos segundos, para completar la frase:

»No olvides mi regalo para la buena suerte. Cuídate.

Complacido, Abdul sonríe y replica:


Comentarios


  • —Descuida preciosa. Si el desierto no nos mató, ese pedazo de chatarra no lo hará.

    Y él sale sonriente de la habitación. Esto motiva a Lorena a preguntar:

    —¿Crees que pueda lograrlo?

    —Lo hará. Abdul y yo estuvimos perdidos en las arenas del Sáhara luego de que el convoy en el que yo estaba fue emboscado por tropas marroquíes. En la batalla, solo sobrevivimos él y yo.

    —Recuérdame ¿cómo es que sobreviven ambos y no se mataron el uno al otro?

    Laia ríe con timidez.

    —Fue un poco tonto, ya que mientras luchábamos, yo le hice ver que solo quedábamos nosotros dos. Entonces cayó en cuenta de que, o seguíamos peleando, o salíamos del desierto para ver otro día.

    —¿Cómo hicieron para sobrevivir?

    Laia vuelve a sentarse, se recuesta en su sillón, saca otra bolsa de galletas cremosas de su escritorio y, tras empezar a devorarlas con calma, adopta un ademán de seriedad y responde:

    —No fue sencillo, ya que tuvimos que comernos a los muertos de la batalla anterior para no morir de hambre y tuvimos que beber de nuestra orina para no morir de sed. Aun tengo pesadillas de como tuve que comerme a mis antiguos camaradas para no morir ahí. A él le pasa igual.

    —¡¿Comieron carne de muerto?! ¡Qué asco!

    —Así es, Lorena. Pero era eso o morirnos de hambre. Naturalmente, tras pasar una experiencia así, él y yo, que éramos enemigos, creamos un vínculo muy guay que sigue hasta el presente —la teniente va cambiando su expresión seria a una más amena conforme termina su relato.

    —¡Fue entonces cuando los conocí! —recalca la cubana amistosamente— Recuerdo que estaba en el convoy que los rescató, creo que fueron dos semanas después de que se perdieran.

    —Correcto, amiga. Abdul y yo acordamos que ambos iríamos al ejército del país que nos encontrara primero. Menuda fortuna que fue mi patria España la que no se olvidó de mí. Después de eso, fue Enric quien intercedió por ambos, nos reclutó en su unidad y el resto de la historia, ya la conocéis.

    Antes de comerse otra galleta, Laia recuerda un detalle importante:

    »¿Qué han sabido del pequeño Jaime?

    —Nada, teniente —Lorena menciona con trsteza—. He estado hablando con los mossos y con gente en las calles. Es como si se lo hubiera tragado la tierra. ¿Quieres que vaya a buscarlo?

    —Si. El coronel Ferrer metió la mano por mí y Abdul una vez. No debemos dejar solo.

    Lorena se levanta de su asiento y extiende su mano hacia Laia, para decirle:

    —Porque una vez del tercio.

    Laia cruza su mano con la de ella y completa la frase:

    —Siempre del tercio.

    —No vendré aquí sin él. Lo prometo.

    —Gracias. Le diré a Enric que vas a buscar a su hijo.

    La cubana asiente y, tras hacer el saludo militar, se marcha.

    Cuando Laia queda sola, toma su teléfono y llama a su antiguo superior en el tercio «Rodrigo Díaz de Vivar»:

    »Coronel Ferrer, despreocúpese, he enviado a Lorena a buscarlo.

    La noticia alegra a Enric.

    —Excelente. ¿Y qué harás con la autómata?

    —Ese asunto lo tengo cubierto.

    —Eso espero —responde Enric, muy preocupado—. Menudo merder el que se nos ha formado por tratar con el traidor de Fariñas. Laia, ten mucho cuidado, tengo el presentimiento de que, si atraemos la atención de la reina, acá rodarán cabezas.

  • En varias frases has puesto « en vez de raya. Corrige también lo de “trsteza”

    Tiene su comicidad lo de “es algo que le resulta tan falso como un billete de tres euros con el rostro de Donald Trump.”

    Me gusta especialmente la segunda parte, porque el diálogo es fluido y cuenta cosas interesantes sobre el pasado de los personajes. Aún así, me ha costado un poco entender el texto pero no es culpa tuya. Tengo mala memoria para recordar estas cosas y al leer los capítulos de tu novela cada tanto hace que haya lagunas en mi mente. De hecho creía recordar que Abdul era amigo de Alejandra y Zora y ahora veo que en realidad es amigo de Laia Prats, quien es enemiga de las protagonistas.

    Quizá lo hayas hecho ya, pero vendría bien un hilo con las fichas de personajes para que podamos consultarlo y refrescar la memoria.

  • @Iramesoj

    Con respecto a los errores ortográficos, es algo que puedo solucionar. 

    El uso de esta comilla (») es algo que me enseñó mi editora, que a la hora de continuar el diálogo de un personaje, se usa dicha comilla en vez del guión (—), para resaltar que es el mismo personaje del diálogo anterior el que continúa el diálogo. Si eso ha cambiado, bueno, entonces tendré que arreglarlo.

    Aclaro: Abdul el Amrami es el soldado marroquí que desertó a España. Creo que lo confundes con Javad Madani, que es el otro combatiente extranjero, pero él es iraní y amigo de Alejandra Anaya y Zora Melkonian.

    Lo de la ficha de personajes, ahora que lo mencionas, es algo que voy a hacer sí o sí en estos días. Tengo que desocuparme de unas cosas y lo realizo. 
  • antonio chavezantonio chavez Miguel de Cervantes s.XVII


    ...es algo que le resulta tan falso como un billete de tres euros con el rostro de Donald Trump.

    Aunque ese billete existiera, nada ni nadie le quitaría el número 1 en el ranking mundial de los falsos a ese mequetrefe de Tump; que, además de ser el más falso entre todos los falsos más falsos, es un tipejo despreciable y un déspota irascible.


    Te estás superando en más sangre en cada relato.


    —¡¿Y quién te autorizó a hablar aquí?! Estáis acá solo porque nos tenéis agarrados los cojones. ¿Ya sabéis donde están tus objetivos, así que no mejor te piras de una puta vez?

    Pensaba que la expresión "te piras" (te largas, te vas), no se usaba en Colombia.


    —¿Y cómo pensáis hacerlo? —Laia interpela, preocupada porque él haga algo estúpido.

    Quizás sea mejor escribir... "por si él hiciera algo estúpido". Lo digo porque "todavía" no ha hecho ese algo estúpido, ¿no crees?

    Pero antes de irse, Laia le hace una seña para que se acerque:

    —Antes de irte.

    No capto la conexión entre una frase y otra (¿?)


    Coincido con @Iramesoj en eso de comillas y rayas. No tengo argumentos válidos para rebatir lo que te ha dicho tu editora en cuanto a lo de las comillas para dar a entender que "el que está hablando, sigue hablando". Pero, en mi caso, en lugar de esas comillas empleo "añadió o agregó" (por supuesto, en el mismo tiempo del verbo que se desarrolle la frase o párrafo), que pienso que así no confunde a lectores atentos


    —Correcto, amiga. Abdul y yo acordamos que ambos iríamos al ejército del país que nos encontrara primero. Menuda fortuna que fue mi patria España la que no se olvidó de mí. Después de eso, fue Enric quien intercedió por ambos, nos reclutó en su unidad y el resto de la historia, ya la conocéis.

    Me hace ilusión leer "mi patria España".


    Este escrito sigue tu buena línea que vengo observando.

    Venga, suerte con los próximos 





  • @cehi

    Con respecto al chiste de Donald Trump, es algo que hago de manera recurrente en la red social Reddit, donde la lengua franca es el inglés y hay miles y miles de artículos en contra del sujeto, así como millones de lectores, tanto estadounidenses como del resto del mundo, que sueltan toda clase de improperios (bien merecidos, claro está) contra el ex presidente estadounidense, eso sí, en un tono satírico, sin violencia. Ya te darás cuenta que mi opinión sobre el tipo es de lo peor y concuerdo contigo, es sin duda una de las personas más despreciables que existen sobre la faz de la Tierra.

    Es cierto. La expresión "te piras" no es de Colombia, pero como la que está hablando es Laia Prats, que es española, entonces si le queda a ella.

    Pienso que tienes razón. Esa expresión debería quedar "por si él hiciera algo estúpido".

    Ahora que lo pienso, en el párrafo "Pero antes de irse, Laia le hace una seña para que se acerque:". Esa expresión en negrita, creo que está de más. Si la quito se vería, mejor. ¿No lo crees?

    Álvaro y tú me han mencionado la situación de las comillas antes. He estado pensando en usar un método para no tener que usarlas, ya que he notado que eso confunde a algunos lectores. Probablemente, en mi próximo aporte, no las use.

    Con todo lo demás, muchas gracias por tus opiniones, Antonio. Siempre buscando mejorar.
  • antonio chavezantonio chavez Miguel de Cervantes s.XVII


    Con respecto al chiste de Donald Trump....

    No cabe más dictadura en un dedo



    No cabe más "amariconamiento" en unos labios



    No cabe más cinismo en un rostro



    No cabe más chulería en un talante



    No cabe más insolencia en una expresión




     :) 
  • antonio chavezantonio chavez Miguel de Cervantes s.XVII


    gary_d_crowley

    Álvaro y tú me han mencionado la situación de las comillas antes. He estado pensando en usar un método para no tener que usarlas, ya que he notado que eso confunde a algunos lectores. Probablemente, en mi próximo aporte, no las use.

    Prueba con eso que te dije antes de: "añadió o agregó", igual es de tu agrado después de repasarlo.




  • isabel veigaisabel veiga Garcilaso de la Vega XVI
    Gary, las comillas angulares se usan en diálogos cuando cambias de párrafo en el mismo diálogo. Tal y como lo has hecho, has puesto un inciso en otra línea, por lo que tienes que volver a usar el guion. No tengo comilla angular en el iPad, así que voy a usar “ para el ejemplo.

    -Imagina que esto es un dialogo largo en el que el personaje habla y habla. Incluso podríamos poner un inciso -explicó Isabel- siempre que no lo cambies de línea. Cuando el diálogo o monólogo, porque se puede usar esta técnica para pensamientos también, es demasiado largo, es bueno hacer párrafos.

    ”Y estas comillas angulares, aunque empiezan otro párrafo, tienen que ser las de cierre. No importa cuántos párrafos tengas, en todos harás lo mismo. Eso sí, en el momento que rompes esta dinámica con un inciso en otra línea, debes usar el guion otra vez.
  • antonio chavezantonio chavez Miguel de Cervantes s.XVII
    texas dijo:
    Gary, las comillas angulares se usan en diálogos cuando cambias de párrafo en el mismo diálogo. Tal y como lo has hecho, has puesto un inciso en otra línea, por lo que tienes que volver a usar el guion. No tengo comilla angular en el iPad, así que voy a usar “ para el ejemplo.

    -Imagina que esto es un dialogo largo en el que el personaje habla y habla. Incluso podríamos poner un inciso -explicó Isabel- siempre que no lo cambies de línea. Cuando el diálogo o monólogo, porque se puede usar esta técnica para pensamientos también, es demasiado largo, es bueno hacer párrafos.

    ”Y estas comillas angulares, aunque empiezan otro párrafo, tienen que ser las de cierre. No importa cuántos párrafos tengas, en todos harás lo mismo. Eso sí, en el momento que rompes esta dinámica con un inciso en otra línea, debes usar el guion otra vez.

    Gary, "donde hay patrón con un saber sensato, no mandan marineros novatos". Así que olvida lo de añadió o agregó  :)


  • editado febrero 2021
    Hola, en general está interesante. Para mí gusto, demasiados nombres en poco espacio pero bueno, es quizá mi problema.

    Esta frase no me convence: "gesticular tan exageradamente, que parece que saldría disparada de su sillón en cualquier momento"

    Quizá borrando "en cualquier momento" quedaría mejor.

    El diálogo con la autómata también me sonó un poco forzado. El resto, muy bueno y engancha.
  • @chclau

    Tras leer tu comentario, voy a aclarar de ahora en adelante que, para evitar confusiones, que mis aportes hacen parte de una obra que estoy publicando en exclusiva en este foro, cuyo nombre se llama "El Precio de la Libertad" y cuyo orden se halla en mi perfil. Por tal razón, "Resentimiento" tiene tantos nombres y la entrada de la autómata podría parecer algo forzada.

    La frase "gesticular tan exageradamente, que parece que saldría disparada de su sillón en cualquier momento" viene de cuando una persona está histérica, llena de ira, y (como en este caso) sentada en un escritorio, pero no llega al extremo de empezar a patear todo a su alrededor. Acá en la costa caribe colombiana decimos a alguien que se porta así que "está como un tití", en razón de una especie de mono muy pequeño e inquieto que vive en esta zona, pero, al ser esta una historia ambientada en la Barcelona del año 2045, no podía usar esa expresión en la narrativa. ¿Que expresión crees que se vería mejor ahí?

    Las demás expresiones las revisaré con más calma. Muchas gracias por tus aportes.
  • Al igual que Chlau, debo decir que también he sentido que habían demasiados nombres en poco espacio de tiempo y eso que siempre soy de releer el capítulo anterior para poder refrescar la memoria, pero aún así me he mareado en ciertas ocasiones. Es una novela que tiene un muy buen lore y se nota como todo está realmente pensado, pero aquí me ha costado ubicarme de vez en cuando.
    También me confundió un poco el punto de vista, aunque tal vez esto sea cuestión mía. Lo digo porque en ocasiones parecía que estábamos en el punto de vista de Laia, pero en otro momentos podíamos leer sobre los pensamientos y sensaciones de Abdul. Ejemplos:
    "Aunque Laia quisiera mandarla al demonio ahora mismo, sabe que ella es mucho más fuerte y podría matarlos a los tres antes de que puedan siquiera pensar en hacer algo. Por ello, cede a sus demandas" (pensamiento de Laia) 

    "Él entiende que, como una de las «Cuatro Máquinas Terribles», los Tiě Guī son de los drones militares más poderosos de fabricación china. Diseñados para destruir ciudades y ser casi invulnerables, el hecho de que Zora Melkonian pudiera destruir uno por su cuenta, es algo que le resulta tan falso como un billete de tres euros con el rostro de Donald Trump." (pensamiento de Abdul)

    Otras cosas que podrían modificarse, según mi punto de vista.

    "la ira y frustración que Laia siente por el reciente fracaso de sus hombres, la hace soltar frases en su natal catalán y gesticular tan exageradamente, que parece que saldría disparada de su sillón en cualquier momento."

    Aquí la acotación está explicando algo que en el dialogo ya se entiende perfectamente, me parece redundar en lo mismo. Yo lo quitaría o lo modificaría.

    "Él lo hace y encuentra una caja fuerte biométrica, la cual indica, solo se abre al pasar el patrón ocular de los presentes sobre el visor. Al hacerlo, encuentra un guantelete de aspecto futurista, de metal negro, pero con líneas de circuito amarillas y luces titilantes del mismo color."

    Ese "la cual indica" no lo termino de entender.
    Por otro lado, cambiaría eso de "aspecto futurista", ya que lo mejor sería describir al brazalete de manera más precisa y que el lector saque la conclusión por cuenta propia si tiene aspecto futurista. 

    "Pero antes de irse, Laia le hace una seña para que se acerque:

    Antes de irte."

    Este diálogo también lo cambiaría. No solo se repite la idea, sino que además no se comprende muy bien que se quiso decir.

    "—Lo hará. Abdul y yo estuvimos perdidos en las arenas del Sáhara luego de que el convoy en el que yo estaba fue emboscado por tropas marroquíes. En la batalla, solo sobrevivimos él y yo.

    —No fue sencillo, ya que tuvimos que comernos a los muertos de la batalla anterior para no morir de hambre y tuvimos que beber de nuestra orina para no morir de sed. Aun tengo pesadillas de como tuve que comerme a mis antiguos camaradas para no morir ahí. A él le pasa igual."

    En estos diálogos yo colocaría alguna acotación de tanto en tanto. Supongo que recordar esos momentos en donde tuvo que comer carne humana para no morir de hambre le debe traer ciertos recuerdos feos. Entonces, hacer que el personaje suspire, haga pausas, agache la cabeza, etc, haría que resulte más natural, en mi opinión.

    "—Porque una vez del tercio."

    Este lo pongo más como una duda, no logro comprender porque el personaje dice eso.

    También estoy de acuerdo con los compañeros sobre el uso de las comillas angulares para continuar con los diálogos. Considero que, cuando las intervenciones no son tan largas, es mejor evitarlas.

    En cada nuevo capítulo se siente como que el mundo va creciendo más y más, y eso me gusta. Todo el entorno parece realmente un mundo vivo. Lo cual, también, debe ser complicado de manejar, ya que son muchas piezas las cuales hay que encajar. Por eso, como te decía al principio, si todo se va introduciendo de manera un poco mas espaciosa sería aún más atrapante para el lector de lo que ya es. 

  • antonio chavezantonio chavez Miguel de Cervantes s.XVII


    Un inciso en cuanto a la correlación de comentarios hacia, en este caso "Resentimiento", de Gary, que, en general -excepto los comentarios u opiniones de "algún intruso venido de las mismísimas entrañas de la ortodoxia más pura", con claras intenciones de joder- todos comentamos todo con sincera humildad; la soberbia y la prepotencia no han sido invitadas, sencillamente porque no tienen cabida en este selecto grupo. 

    Es decir, antes de proponer un cambio o una modificación a una palabra, frase o párrafo, estamos usando los socorridos.. "quizás", "tal vez", "posiblemente", "¿no crees?... En los que se ve palmariamente que no se pretende imponer nada, como "quita eso que no vale", "sustituye lo otro porque no cuadra", e injerencias egocéntricas similares.

    El camino de la comprensión (en la Literatura y en todo en la vida) de todos hacia todos, es el camino perfecto.

    :)  


  • editado febrero 2021
    @Kantos

    En este caso, el uso de muchos nombres en poco espacio, ha sido porque he sentido que había que explicar el como y el porqué tres personas (una de ellas, sin experiencia en combate) sobreviven a un encuentro con un grupo de ex militares muy bien entrenados (los que fueron a asesinarlos en el capítulo anterior "Confrontación"). Si algunos lo han notado, en este capítulo he mencionado a prácticamente todo el elenco de "El Precio de la Libertad".

    En efecto, el primer párrafo que mencionas, es el pensamiento de Abdul, mientras que el segundo es el de Laia. Yo no lo he visto confuso, por eso me gustaría saber porqué te resultó así.

    "la ira y frustración que Laia siente por el reciente fracaso de sus hombres, la hace soltar frases en su natal catalán y gesticular tan exageradamente, que parece que saldría disparada de su sillón en cualquier momento."

    Creo que tienes razón; debería pensar en como modificar esa frase, para no caer en la redundancia.

    "Él lo hace y encuentra una caja fuerte biométrica, la cual indica, solo se abre al pasar el patrón ocular de los presentes sobre el visor. Al hacerlo, encuentra un guantelete de aspecto futurista, de metal negro, pero con líneas de circuito amarillas y luces titilantes del mismo color."

    Cuando escribo "la cual indica", me refiero a que Laia le indica a Abdul todo lo que viene después de dicha frase. Lo de "aspecto futurista", es porque no quise entrar en detalles sobre la apariencia del guantelete; solo quise dar una idea de como luce, ¿por que? porque voy a describirlo en todo su esplendor más adelante.

    La parte de "antes de irse" reconozco que es una redundancia. Va a quedar eliminada en el apartado final.

    Cuando Laia describe como conoce a Abdul, no hay acotaciones, ya que si notas, su diálogo no se corta. Es cierto que esa experiencia de comer muertos le causa un trauma, pero ha aprendido a tolerarlo y que esto no se convierta en una carga psicológica demasiado pesada para ella. Ustedes han presenciado un esbozo de la fortaleza mental de Laia Prats. De hecho, esto lo pude constatar en persona, cuando conocí a alguien (solo diré que es un ex soldado), que había pasado por una experiencia parecida (solo que en la selva, no en el desierto), pero, aunque él me confesó de que el recuerdo lo atormenta y tiene pesadillas de vez en cuando con eso, resultó sorprendente la naturalidad con la que relató su historia. Hay personas que se quiebran al pasar por algo así; otros aprenden a vivir con eso. Laia Prats es el segundo caso.

    Cuando Lorena dice "Porque una vez del tercio" y Laia completa la frase "siempre del tercio", es un lema que hace parte de la tradición del tercio "Rodrigo Díaz de Vivar" la unidad militar a la que los antagonistas pertenecieron. Las unidades militares, sobre todo las de élite, tienen unas tradiciones que hacen que sus miembros desarrollen un sentimiento de unidad muy fuerte. Ahora que lo mencionas, ese es un aspecto que debí introducir ahí, para que no resultara muy confuso.

    Si lees el comentario que hizo Isabel (conocida en este foro como @texas), se explica de manera más detallada el porqué uso esas comillas. Pensaba dejar de usarlas, pero pienso que deberíamos leer dicho comentario antes, porque resulta muy educativo sobre el tema.

    En efecto, esta es una historia con un lore muy amplio y que va tomando forma con cada capítulo. Esperen en estos días que voy a montar en este foro la ficha de personajes de "El Precio de la Libertad", así sabrán ubicarse mejor de donde viene cada personaje.

    @cehi

    Esa es una de las cosas que me encanta de este foro: la humildad con que se hacen los comentarios. He tenido malas experiencias con "escritores" que se las dan de sabelotodos y no son capaces de entender que uno siempre va buscando aprender para mejorar. No escribo que la crítica no sea aceptada; solo menciono que uno no nace sabiendo.

    A ambos, muchas gracias por sus opiniones. Nos seguimos leyendo.
  • Gracias Gary, espectacular tus explicaciones.

    @Kantos

    En efecto, el primer párrafo que mencionas, es el pensamiento de Abdul, mientras que el segundo es el de Laia. Yo no lo he visto confuso, por eso me gustaría saber porqué te resultó así.

    Tal vez sea manía mía, pero estoy acostumbrado a leer capítulos que se centran en un solo punto de vista y solo cambian cuando cambia la escena o cuando cambia el capítulo. Esto hace que te puedas centrar en los pensamientos y sentimientos de ese personaje de manera mas íntima. Pero como digo, solo me pudo haber pasado a mí, no necesariamente sea algo a corregir.

    @Kantos

    Cuando Laia describe como conoce a Abdul, no hay acotaciones, ya que si notas, su diálogo no se corta. Es cierto que esa experiencia de comer muertos le causa un trauma, pero ha aprendido a tolerarlo y que esto no se convierta en una carga psicológica demasiado pesada para ella. Ustedes han presenciado un esbozo de la fortaleza mental de Laia Prats. De hecho, esto lo pude constatar en persona, cuando conocí a alguien (solo diré que es un ex soldado), que había pasado por una experiencia parecida (solo que en la selva, no en el desierto), pero, aunque él me confesó de que el recuerdo lo atormenta y tiene pesadillas de vez en cuando con eso, resultó sorprendente la naturalidad con la que relató su historia. Hay personas que se quiebran al pasar por algo así; otros aprenden a vivir con eso. Laia Prats es el segundo caso.
    Entiendo tu punto de vista, aunque, en esos casos, acotaciones como "mantuvo la cabeza firme", "sus ojos no titubearon", "su rostro se mantuvo apacible", también pueden ser utilizados para describir a una persona que se mantiene firme a pesar de las adversidades. Estas acotaciones, incluso, podrían definir aún más la personalidad del personaje, al hacernos entender que es una persona dura y de mente fuerte.
  • Con lo segundo, si hago que quede más claro que se trata de alguien con una fortaleza mental muy grande, quedaría mucho mejor.
  • JanoJano Juan Ruiz, el Arcipreste de Hita s.XIV
    Me ha gustado saber más del pasado de los personajes.
    Los diálogos son fluidos, fáciles de seguir.
    La única pega, es que al estar fragmentado, me cuesta seguir el argumento, pero eso es algo personal que nada tiene que ver con la calidad de tu escrito.
    Buen trabajo.
  • GadesGades Garcilaso de la Vega XVI
    Hola, Gary. 
    Ya he llegado a ti.
    En una primera lectura del texto me he hecho un lío tremendo. Al ser parte de una obra más extensa de la cual no he leído lo que precede, no es extraño. Sobre todo por la cantidad de nombres, personajes, etc. Debería leer lo anterior para poder hacerte un comentario en condiciones pero entonces temo que me seguiría retrasando más. Así que voy a hacer una segunda lectura ahora para comentarte lo mejor que pueda esta parte y ya cuando esté al día con mis tareas prometo leer el completo y comentarte más. 
  • antonio chavezantonio chavez Miguel de Cervantes s.XVII
    Gades dijo:
    Hola, Gary. 
    Ya he llegado a ti.
    En una primera lectura del texto me he hecho un lío tremendo. Al ser parte de una obra más extensa de la cual no he leído lo que precede, no es extraño. Sobre todo por la cantidad de nombres, personajes, etc. Debería leer lo anterior para poder hacerte un comentario en condiciones pero entonces temo que me seguiría retrasando más. Así que voy a hacer una segunda lectura ahora para comentarte lo mejor que pueda esta parte y ya cuando esté al día con mis tareas prometo leer el completo y comentarte más. 

    Perdón por la intromisión. Siempre ha hecho constar el moderador de la LISTA, Iramesoj, que los nuevos/as incorporados/as a la misma no necesariamente tienen que le leer los capítulos anteriores cuando de un escrito por entregas se trate, sino que solo comente el primero con que se encuentre. A mí me ha ocurrido, y creo (no estoy seguro) que a otros compañeros también. Otra cosa es que por voluntad propia quieran hacerlo, lo cual lo veo loable.

     :) 


  • editado marzo 2021
    @Gades

    Ana, para facilitarles la vida a todos, yo armé una ficha de todos los personajes de "El Precio de la Libertad", en la que menciona datos inéditos de los personajes y tras leerla, puedes básicamente resumir la trama de la historia. Por supuesto que puedes leerla si quieres, pero si lo que deseas es ir rápido y ponerte al día de una vez, puedes pasar por aquí:

    https://forodeliteratura.com/f/discussion/37229/ficha-de-personajes-de-el-precio-de-la-libertad/p1?new=1

    Te aseguro que tras leer la ficha, todo lo que verás aquí, tendrá más sentido.
  • GadesGades Garcilaso de la Vega XVI
    Ya volví. Conseguí quitarme de encima algunas obligaciones que no podían esperar más y me puse con tu texto. Aquí te traigo algunas notas, pero en mi lista de pendientes sigue anotado leer el trabajo entero.
    ..........

    Año 2045.

    Aunque el despacho de Laia Prats se halle lleno de lujos y de cosas que le causan buenos recuerdos a su dueña, las noticias que le llegan son tan desalentadoras que causan una tensión incontenible en el ambiente. (Repetición de “causan” y creo que quedaría mejor si eludes “a su dueña”, se sobreentiende)

    ¡LA PUTA MARE QUE ELS VA PARIR! ¡Esto es la llufa! Solo teníamos que quitarles el disco duro a dos simples periodistas, ¡no pelear contra la Viuda Negra y la Mujer Maravilla! —la ira y frustración que Laia siente por el reciente fracaso de sus hombres, la hace soltar frases en su natal catalán y gesticular tan exageradamente, que parece que saldría disparada de su sillón en cualquier momento. (Creo que ya te ha comentado alguien que no es necesario explicar el uso del catalán.  Además me parece demasiado explicativo. Quizá bastase un detalle de un gesto o movimiento.)

    Mientras saca de una de las gavetas de su escritorio una gran bolsa de galletas cremosas, Abdul el Amrami, quien está sentado en un sillón algo alejado a su izquierda, explica: (Esta introducción del comentario de Abdul me resulta artificial)

    —Por lo que sabemos, ellas dos no estaban solas. Alguien las estaba ayudando.

    Como tiene la boca llena, Laia solo gesticula y murmura una frase inteligible, pero su demanda de «¡¿de quién cojones hablas?!», es evidente para él.

    »¿Te suena el nombre «Javad Madani»?

    Todos responden con una negativa silenciosa, excepto Lorena Arroyo, quien está en otro sillón, en frente de Abdul:

    —He oído sobre él. Es un veterano de la Guerra Civil Iraní. Poco antes de salir de Cuba, supe de una historia en la que él estuvo solo y rodeado en un edificio por un pelotón de la Guardia Revolucionaria. Mató a cuarenta de ellos antes de que llegaran los refuerzos y remataran al resto. Ese chico (Si no pretendes destacar que se trata de alguien muy joven quizá sería preferible referirse a él de otra forma, algo relacionado con su actividad, soldado  o algo más específico) no es un aficionado, como tampoco lo es Zora Melkonian.

    —¿Qué me estás contando? —pregunta Laia, visiblemente intrigada, mientras saborea sus dedos tras terminar su bolsa de galletas.

    —Melkonian es conocida como «El Ángel de Mashad». Cuando la Guardia Revolucionaria intentó tomar esa ciudad en 2032, entonces la capital rebelde, ella logró destruir un Tiě Guī por su cuenta. Confieso que la razón por la que me uní al ejército una vez llegué a España, era para ser como ella —relata Lorena, dejando escapar su admiración por la guerrera iraní.

     

    (Por un instante me he perdido. Hablabas del chico y pasamos a ella. He tenido que volver atrás para recentrarme. Si introduces que él las ayuda, cierra ese comentario sobre él y vuelve a introducir de alguna manera a las chicas o queda inconexo)

    Por su parte, dichas palabras dejan boquiabierto a Abdul, quien se resiste a creer en su veracidad. Él entiende que, como una de las «Cuatro Máquinas Terribles», los Tiě Guī son de los drones militares más poderosos de fabricación china. Diseñados para destruir ciudades y ser casi invulnerables, el hecho de que Zora Melkonian pudiera destruir uno por su cuenta, es algo que le resulta tan falso como un billete de tres euros con el rostro de Donald Trump.

    —¿Y cómo explicas que la otra periodista se cargó a varios de nuestros hombres, Lorena?

    —Apuesto mi fortuna y algo más a que Melkonian entrenó a Alejandra Anaya, teniente Prats. Es la única explicación que tengo.

    —Comuniqué los hechos a mi superior, y él está muy decepcionado con su desempeño —vitupera la autómata, recostada al lado de la puerta de salida, que está (aquí me faltaría un “a”) varios metros enfrente de Laia.

    Dicho regaño sentó muy mal en el trío, siendo Laia quien realiza el contraataque verbal:

    —¡¿Y quién te autorizó a hablar aquí?! Estáis acá solo porque nos tenéis agarrados los cojones. ¿Ya sabéis donde están tus objetivos (No concuerdan) , así que no (Creo que el no sobra) mejor te piras de una puta vez?

    —Necesitaré a varios de tus hombres de apoyo —demanda la autómata—. Iré tras mis objetivos ahora mismo.

    Aunque Laia quisiera mandarla al demonio ahora mismo (Repetición) , sabe que ella es mucho más fuerte y podría matarlos a los tres antes de que puedan (No concuerdan. Cuidado con los tiempos y formas verbales, se nos escapan de control con facilidad) siquiera pensar en hacer algo. Por ello, cede a sus demandas:

    —¿Cuántos necesitas?

    —Todos los que sean necesarios. Que sea rápido.

    Cuando ella se va, Laia hace unas llamadas desde su celular, ordenando a sus hombres en la mansión que acompañen a la autómata. Terminadas las llamadas, Abdul, percibiendo la rabia en la líder mafiosa, pregunta:

    —¿Queréis que me deshaga de esa cosa?

    —¿Y cómo pensáis hacerlo? —Laia interpela, preocupada porque él haga algo estúpido. (O se están tratando  de vos o no acabo de entender los plurales)

    Pero él está confiado en el éxito de su empresa:

    —¿Aún tenéis, eso?

    .......
  • GadesGades Garcilaso de la Vega XVI
    Y segunda parte....
    .......

    La idea de Abdul es plausible, pero Laia sabe que es arriesgada:

    —Enric podría matarme si lo uso. No se supone que deba tenerlo.

    —Lo se —Abdul se levanta de su asiento hasta poner sus manos en el escritorio—, Pero si no lo hacemos, esa cosa nos matará. Además, Manolo Fariñas nos ha insultado al mandar a su hija de mandadera y a (sobra) obligándonos a hacer lo que quiere.

    La mirada furiosa del marroquí contrasta con su discurso suave. Con cada pausa al hablar, el rechinar de sus dientes se siente como uñas de metal rasgando un pizarrón de tiza.  (Eso hasta lo he sentido y me dio dentera. Muy bueno) Su ira contenida solo sirve para recalcar el desprecio que siente hacia la autómata y su amo en la sombra, aquellos que se han atrevido a humillar a los amos del bajo mundo de Barcelona. (Repetición)

    Complacida por la resolución de su asociado, Laia sonríe maliciosamente y le indica que levante el cuadro de Picasso. Él lo hace y encuentra una caja fuerte biométrica, la cual indica, (Eliminando “indica” está mejor) solo se abre al pasar el patrón ocular de los presentes sobre el visor. Al hacerlo, encuentra un guantelete de aspecto futurista, de metal negro, pero con líneas de circuito amarillas y luces titilantes del mismo color.

    Al ponérselo, él contempla como éste se ajusta automáticamente a su antebrazo, lo cual lo complace enormemente. Ahora siente que tiene el poder para matar a la autómata de una vez por todas.

    Pero antes de irse, Laia le hace una seña para que se acerque:

    Antes de irte. (Creo que ya te comentaron esta doble expresión que no acaba de cuadrar)

    Ella se levanta y conecta sus labios con los de él por unos segundos, para completar la frase:

    »No olvides mi regalo para la buena suerte. Cuídate.

    Complacido, Abdul sonríe y replica:

     

    —Descuida preciosa. Si el desierto no nos mató, ese pedazo de chatarra no lo hará.

    Y él sale sonriente de la habitación. Esto motiva a Lorena a preguntar:

    —¿Crees que pueda lograrlo?

    —Lo hará. Abdul y yo estuvimos perdidos en las arenas del Sáhara luego de que el convoy en el que yo estaba fue emboscado por tropas marroquíes. En la batalla, solo sobrevivimos él y yo.

    —Recuérdame ¿cómo es que sobreviven ambos y no se mataron el uno al otro?

    Laia ríe con timidez.

    —Fue un poco tonto, ya que mientras luchábamos, yo le hice ver que solo quedábamos nosotros dos. Entonces cayó en cuenta de que, o seguíamos peleando, o salíamos del desierto para ver otro día.

    —¿Cómo hicieron para sobrevivir?

    Laia vuelve a sentarse, se recuesta en su sillón, saca otra bolsa de galletas cremosas de su escritorio y, tras empezar a devorarlas con calma, adopta un ademán de seriedad y responde:

    —No fue sencillo, ya que tuvimos que comernos a los muertos de la batalla anterior para no morir de hambre y tuvimos que beber de nuestra orina para no morir de sed. Aun tengo pesadillas de como tuve que comerme a mis antiguos camaradas para no morir ahí. A él le pasa igual.

    —¡¿Comieron carne de muerto?! ¡Qué asco!

    —Así es, Lorena. Pero era eso o morirnos de hambre. Naturalmente, tras pasar una experiencia así, él y yo, que éramos enemigos, creamos un vínculo muy guay que sigue hasta el presente —la teniente va cambiando su expresión seria a una más amena conforme termina su relato.

    (Este trozo de historia es bueno, me gusta, pero no me cuadra que Lorena pida que se lo recuerde y obtenga toda esta información. No es algo que se olvide fácilmente. Yo buscaría otra forma de introducirlo)

    —¡Fue entonces cuando los conocí! —recalca la cubana amistosamente— Recuerdo que estaba en el convoy que los rescató, creo que fueron dos semanas después de que se perdieran.

    —Correcto, amiga. Abdul y yo acordamos que ambos iríamos al ejército del país que nos encontrara primero. Menuda fortuna que fue mi patria España la que no se olvidó de mí. Después de eso, fue Enric quien intercedió por ambos, nos reclutó en su unidad y el resto de la historia, ya la conocéis.

    Antes de comerse otra galleta, Laia recuerda un detalle importante:

    »¿Qué han sabido del pequeño Jaime?

    .....

    En esta segunda lectura me he perdido menos que en la anterior. Tal vez ese día estaba muy espesita yo. 


  • @Gades

    Buenas tardes Ana desde Colombia.

    Veo que desmenuzaste este último capítulo de mi entrega y ciertamente reconozco que cometí algunas redundancias a la hora de expresar las ideas. Unos pecadillos que uno aspira a mejorar con el tiempo. 

    Con respecto a la forma como Laia y Lorena rememoran la experiencia de como se conocieron en el Sáhara, en su momento me pareció excelente, pero ahora que leo tu opinión, considero que habría una forma un poco mejor de introducir ese cuadro, algo así como que, en vez de que Lorena diga:

    —Recuérdame ¿cómo es que sobreviven ambos y no se mataron el uno al otro?

    Pregunte esto:

    —¿Así como la vez que conociste a Abdul?

    Eso hará que Laia se motive a recordar esa historia y se vería más natural, ya que ambas van acordándose de una experiencia tan trascendental para ambas ¿No te parece?

    Tu opinión me resulta muy minuciosa y ciertamente es algo que me ayuda bastante a crecer. Nos seguimos leyendo.
  • GadesGades Garcilaso de la Vega XVI
    @Gades

    Buenas tardes Ana desde Colombia.

    Veo que desmenuzaste este último capítulo de mi entrega y ciertamente reconozco que cometí algunas redundancias a la hora de expresar las ideas. Unos pecadillos que uno aspira a mejorar con el tiempo. 

    Con respecto a la forma como Laia y Lorena rememoran la experiencia de como se conocieron en el Sáhara, en su momento me pareció excelente, pero ahora que leo tu opinión, considero que habría una forma un poco mejor de introducir ese cuadro, algo así como que, en vez de que Lorena diga:

    —Recuérdame ¿cómo es que sobreviven ambos y no se mataron el uno al otro?

    Pregunte esto:

    —¿Así como la vez que conociste a Abdul?

    Eso hará que Laia se motive a recordar esa historia y se vería más natural, ya que ambas van acordándose de una experiencia tan trascendental para ambas ¿No te parece?

    Tu opinión me resulta muy minuciosa y ciertamente es algo que me ayuda bastante a crecer. Nos seguimos leyendo.
    Excelente ese cambio. Mucho más creíble. Y lo otro... lo desmenuzo como dices, pero es la mejor forma de que el.autor lo vea, porque si no, leemos más lo que sabemos que quisimos poner que lo que realmente pusimos. Nos pasa a todos.
    Saludos.
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