Somos “La Esperanza Desesperada”, no existe en nuestra memoria el estigma de la resignación. Alguien escribirá que anduvimos hacia un norte equivocado, pero nadie dirá que pusimos brazo sobre brazo y nos confiamos a esperar la llegada de la Señora de la túnica, la que con su pestilente aliento se lleva amores, alegrías, nombres ilustres y recuerdos de buenos momentos ¡¡Nooooo!! Rasgaremos el vientre de la tierra y repartiremos...
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