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El Masivo y Dañado Dios de la Locura: La Saga de los Cuatro Jinetes: Parte I


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—¿Qué es lo que quieres de mí?—preguntó Basim mientras se aferraba a sus cadenas.
Una extraña figura que no lograba ver caminaba a su alrededor, lo miraba fijamente, sin parpadear, ya que aquel el extraño no tenía parpados.
—¿Por qué no me matas?—dijo con una leve sonrisa que dejaba al descubierto el miedo que corroía todo su cuerpo.
El extraño tenía ciertas características que le daban la más lúgubre apariencia sobre humana que Basim jamás había visto.
—¡Tú, quien camina en las sombras!—exclamó con furia.
El extraño salió de entre las sombras para dejar ver su cuerpo transparente, sus venas eran de color verde brillante y sus órganos de color negro, todos a excepción de su cerebro que poseía el mismo color que sus venas.
—¿Por qué deseas la muerte?—preguntó el extraño con una voz grave y siniestra—¿Qué esperas encontrar en la luz?—Su rostro comenzaba a formar una sonrisa retorcida.
—No hay nada inesperado en luz—dijo—Nada que pueda complacerte.
—¿De qué hablas?—preguntó riendo por tal comentario.
—¿Cuánto tiempo llevas encadenado, Basim?—preguntó el extraño mientras caminaba alrededor y frotaba sus manos llenas de breva contra su cuerpo—¿Semanas? ¿Meses?
—La locura hace que las cosas sean mejores y más placenteras.—El tiempo y el espacio puede ser deformado por la locura—dijo el extraño que comenzaba a desgarrarle la piel a Basim con sus garras.
—¿Y por eso me pusiste aquí?
—Quería ver que tan dispuesto estabas—indicó el extraño al encajarle sus garras en su espalda.
—¿Dispuesto a que?—preguntó Basim quien no dejaba de sonreír, puesto aquel acto no le causó dolor, sino placer.
—Quería ver que tanto podías sonreír.—Imagina lo que podrás encontrar en la oscuridad.—¡Puedes sonreír aún más!—exclamó el extraño al introducir sus manos dentro del cuerpo de Basim.
—¿No te complacería?—Sonreír al ver las maravillas que oculta la cortina de la oscuridad.—¿No quieres aprender a ver en la oscuridad?—preguntó el extraño al tocar los órganos de Basim con sus manos y comenzar a retorcerlos.
—No.—Mejor mátame—dijo Basim, tratando de evitar la sonrisa que le provocaba ese acto tortuoso e infernal.
—¿De qué me servirías si estuvieses muerto?—Eres más útil, estando vivo.—Y aun no has pecado lo suficiente.—Eres inteligente, matarte no hará bien, a la humanidad.
—Gloria a Allah, que gobierna en el infierno—Gloria a los ángeles que lo gobiernan sin misericordia—dijo el extraño.
—¡Porque ustedes humanos viven en un mundo lleno de falsas ilusiones!—¡Viven bajo falsos ideales con los que han sido engendrados!—exclamó el extraño al extender el corazón de Basim hacia su rostro para que lo bañase con su propia sangre.
Basim abrió su boca y comenzó a beber la sangre.
Basim comenzó a morder su corazón y logró arrancar un pedazo para poder masticarlo.
—Dios, es el pensamiento de los humanos, Basim.—Dios existe, solo porque ustedes así lo desean.—Dios vive a través de los sueños de los hombres.
Basim no dejaba de masticar el trozo de su propio corazón pues era muy duro para poder tragarlo.
—Ustedes, lo moldearon—Lo moldearon en lo que falsamente creyeron que era.—Pero no se dieron, cuenta de sus fallas.
El extraño comenzó apretar el corazón de Basim con violencia. Basim comenzaba a retorcerse del placer y con más ansias, masticaba más fuertemente el trozo de corazón que tan ansiosamente deseaba comer.
—Dios, creó al hombre.—Pero el hombre creó a Dios.—Por ende.—Dios, es la humanidad.—Dios existe, solo porque ustedes existen.
—Dios, es todo, lo que los humanos representan.—Porque vive de sus sueños.—Vive, de los justos y los rectos.—Pero también, vive de los traidores e injustos.
—La humanidad, es imperfecta.—Lo que equivale a un Dios imperfecto.—Pero si la humanidad, fuese perfecta ¿Entonces…?
—Dios sería perfecto—dijo Basim al poder tragar ese trozo de corazón que masticaba con desesperación.

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