Le pusieron Pfizer, pero parece ser que aún se está probando en jóvenes. Es decir, que nuestros hijos actúan de conejillos de indias. Mi miedo, ahora, es la segunda dosis. No sé si dejar que se la ponga o no. Tengo unas cuantas semanas para pensarlo. El Reino Unido va demasiado rápido con las vacunas.
Le pusieron Pfizer, pero parece ser que aún se está probando en jóvenes. Es decir, que nuestros hijos actúan de conejillos de indias. Mi miedo, ahora, es la segunda dosis. No sé si dejar que se la ponga o no. Tengo unas cuantas semanas para pensarlo. El Reino Unido va demasiado rápido con las vacunas.
No nos queda de otra que fiarnos de los ineptos mandatarios, politicuchos por añadidura; en realidad, según estamos viendo a diario el desconcierto con respecto al virus (y a todo, me atrevo a decir) que reina en todos los países, todos somos conejillos de india
El juez de aquel poblachón sevillano y su esposa no solían amigar con nadie. Ella le llevaba la friolera de 15 años a él, pero no lo parecía, ni
se lo notaban. Rosalía, que así se llamaba “la jueza”, con sus 51 bien cumplidos, aún se
conservaba lozana; mientras que Pedro, introvertido, apergaminado y solemne, iba
perdiendo pelo, acometido de una calvicie prematura. Rosalía era una mujer atractiva: ojos azules, melenita rubia y anatomía siluetada. Procedía de una familia de baja extracción. Había estudiado en un colegio de
monjas, donde aprendió algunas habilidades caseras; un acervo que enriquecía,
infatigable, inventando recetas de cocina y nuevos puntos de tejidos, además de ese "milagroso" santo y seña para hacer desaparecer las manchas en la ropa. Su trato era cordial
y amenas sus conversaciones. Conoció a Pedro cuando él cursaba la carrera de Derecho. Era huésped
en su casa. Al principio, trataba al joven con benevolencia despectiva.
Pero las cosas cambiaron, en forma halagüeña, para la soltera madurita. En fin,
“Pedro se portó como un auténtico caballero”.
Vaya, y acá la Pfizer la tienen como la más eficiente de las vacunas que trajeron acá. Cuando a mi mamá le pusieron la segunda dosis, yo la acompañe y vi como casi se forma una pelea por gente que quería que los vacunaran primero "porque querían ponerse la Pfizer". De hecho, mi papá, mi mamá y un amigo de la familia, todos se pusieron esa vacuna (y son todos entrados en años) y no han tenido ningún síntoma. Incluso yo estaba con ellos celebrando el Día del Padre muy alegres, eso sí, cero trago porque se vacunaron recientemente.
Más aun, un primo de mi papá se puso la Astra Zeneca, y lo que más le dio fue un dolor en el brazo que se le quitó al par de días de ponerse la vacuna.
Toda mi familia se ha puesto la Pfizer y no han tenido problemas. A mí me pusieron la Astra Zeneca y estuve cansada toda la semana. Bueno, ahora que recuerdo, mi marido tuvo bastante malestar con la segunda dosis. A mi hijo nunca le han sentado bien las vacunas.
Aquí y en España no tiene sentido pegarse con nadie porque te ponen la que toca poner ese día o esa semana y ya.
Hola. Pues aquí, en casa. Siempre pienso "el finde salgo", pero luego me da pereza y me quedo en casa descansando. Excepto si hemos planificado algo en familia, pero mi marido tiene turno de noche hoy.
Hola. Voy a estar en casa unos días porque, sin saber cómo, he pillado un resfriado bastante fuerte.
Como he conocido casos de gente que ha dicho "bah, sólo es un resfriado" y luego resultó ser covid, no he querido arriesgarme yendo al colegio, así que me he quedado en casa y he pedido un test. Ayer, el que hago todos los domingos en casa, dio negativo, pero no me fío mucho de esos tests, la verdad.
Hola. Voy a estar en casa unos días porque, sin saber cómo, he pillado un resfriado bastante fuerte.
Como he conocido casos de gente que ha dicho "bah, sólo es un resfriado" y luego resultó ser covid, no he querido arriesgarme yendo al colegio, así que me he quedado en casa y he pedido un test. Ayer, el que hago todos los domingos en casa, dio negativo, pero no me fío mucho de esos tests, la verdad.
¡Hómbre, Don Emílio! Te creía ya en úno de los dos países, en tódo el glóbo, que todavía no has visitádo, tóda vez que la cósa cóvid está ya más tranquíta.
¡Hómbre, Don Emílio! Te creía ya en úno de los dos países, en tódo el glóbo, que todavía no has visitádo, tóda vez que la cósa cóvid está ya más tranquíta.
No he sido feliz, es que ni siquiera he llegado a
saber concretamente en qué consiste la felicidad. A lo largo de mi vida he
tenido la oportunidad de conocer a gentes de diversos pelajes y he podido comprobar que el bienestar moral se aglutina en torno a las cosas más inverosímiles
y contradictorias. Infinitos son los cebos que el hombre se pone para cazar esa
utopía que llaman felicidad. A mí, siempre me han parecido artilugios con que nos pescamos a nosotros mismos de un modo ingenuo, incansable, agotador,
como el ratón queriendo atrapar al gato. Al menos yo, siempre me he sentido con
la sensación de estar luchando contra fuerzas invencibles.
Comentarios
No nos queda de otra que fiarnos de los ineptos mandatarios, politicuchos por añadidura; en realidad, según estamos viendo a diario el desconcierto con respecto al virus (y a todo, me atrevo a decir) que reina en todos los países, todos somos conejillos de india
Buenos y tempranitos días, Foro
Señoría y señora
El juez de aquel poblachón sevillano y su esposa no solían amigar con nadie. Ella le llevaba la friolera de 15 años a él, pero no lo parecía, ni se lo notaban. Rosalía, que así se llamaba “la jueza”, con sus 51 bien cumplidos, aún se conservaba lozana; mientras que Pedro, introvertido, apergaminado y solemne, iba perdiendo pelo, acometido de una calvicie prematura. Rosalía era una mujer atractiva: ojos azules, melenita rubia y anatomía siluetada. Procedía de una familia de baja extracción. Había estudiado en un colegio de monjas, donde aprendió algunas habilidades caseras; un acervo que enriquecía, infatigable, inventando recetas de cocina y nuevos puntos de tejidos, además de ese "milagroso" santo y seña para hacer desaparecer las manchas en la ropa. Su trato era cordial y amenas sus conversaciones. Conoció a Pedro cuando él cursaba la carrera de Derecho. Era huésped en su casa. Al principio, trataba al joven con benevolencia despectiva. Pero las cosas cambiaron, en forma halagüeña, para la soltera madurita. En fin, “Pedro se portó como un auténtico caballero”.
Vaya, y acá la Pfizer la tienen como la más eficiente de las vacunas que trajeron acá. Cuando a mi mamá le pusieron la segunda dosis, yo la acompañe y vi como casi se forma una pelea por gente que quería que los vacunaran primero "porque querían ponerse la Pfizer". De hecho, mi papá, mi mamá y un amigo de la familia, todos se pusieron esa vacuna (y son todos entrados en años) y no han tenido ningún síntoma. Incluso yo estaba con ellos celebrando el Día del Padre muy alegres, eso sí, cero trago porque se vacunaron recientemente.
Más aun, un primo de mi papá se puso la Astra Zeneca, y lo que más le dio fue un dolor en el brazo que se le quitó al par de días de ponerse la vacuna.
Buen martes e inicio del verano a todos
Aquí y en España no tiene sentido pegarse con nadie porque te ponen la que toca poner ese día o esa semana y ya.
Sobre todo en "La Barrosa".
Hola, Foro
Buenos días, Foro
Buen finde, Foro
Buenas tardes, Foro
Buenas tardes veraniegas, Foro
Buenas tardes, Foro
Como he conocido casos de gente que ha dicho "bah, sólo es un resfriado" y luego resultó ser covid, no he querido arriesgarme yendo al colegio, así que me he quedado en casa y he pedido un test. Ayer, el que hago todos los domingos en casa, dio negativo, pero no me fío mucho de esos tests, la verdad.
Salud a prueba de hierro, te deseo.
Ánimo
¡Hómbre, Don Emílio! Te creía ya en úno de los dos países, en tódo el glóbo, que todavía no has visitádo, tóda vez que la cósa cóvid está ya más tranquíta.
Un abrázo
Tranquilíta
Buenos días, Foro
Una idea por si tenéis que felicitar a alguien especial.
Un saludo
¿Pero existe ese tipo de amor?
Angustiado
No he sido feliz, es que ni siquiera he llegado a saber concretamente en qué consiste la felicidad. A lo largo de mi vida he tenido la oportunidad de conocer a gentes de diversos pelajes y he podido comprobar que el bienestar moral se aglutina en torno a las cosas más inverosímiles y contradictorias. Infinitos son los cebos que el hombre se pone para cazar esa utopía que llaman felicidad. A mí, siempre me han parecido artilugios con que nos pescamos a nosotros mismos de un modo ingenuo, incansable, agotador, como el ratón queriendo atrapar al gato. Al menos yo, siempre me he sentido con la sensación de estar luchando contra fuerzas invencibles.
Un poquito de meneo de divas ya desaparecidas del viejo Hollywood
Rita Hayworth
Gina Lollobrigida
Abbe Lane