¡Bienvenido/a!

Pareces nuevo por aquí. Si quieres participar, ¡pulsa uno de estos botones!

La Finca

PerplejoPerplejo Fernando de Rojas s.XV
editado julio 2016 en Narrativa

La Finca era nuevo terreno edificable, no muy apartado de la ciudad, donde la gente con dinero podía evadirse simulando ser agricultores en pequeñas huertas. La propiedad que yo conocí era de una familia de joyeros que tenía amistad con la mía. Como mi padre era albañil, les construyó una casona a buen precio y a cambio de ese descuento, nos invitaban todos los veranos.
No era un pueblo, ni siquiera era nuestro, pero para mí tenía todo lo necesario: leña, murciélagos, bicicletas con timbre y sandalias de goma. Pero lo mejor de todo era la parcela cerrada. Estaba a quince minutos en bicicleta, donde el camino de tierra compacta se estrechaba hasta ser comido por la hierba. Sabíamos que no tenía dueño porque los arbustos habían crecido sin control y se habían enredado en la valla hasta formar un muro de ramas y aluminio. Era tan tupido que no permitía ver el interior aunque hundieras los mofletes y mirases con todas tus fuerzas. Aunque Carol se subiera a los hombros de Alfonso, nada.
Un candado del tamaño de un puño impedía el paso pero no estaba cerrada porque fuera propiedad de nadie. Nosotros sabíamos que dentro había un pozo con un brocal bajo y resbaladizo, no, más que resbaladizo. Si te apoyabas para asomarte, el pozo te absorbía, sin poder evitarlo. Eso es lo que les pasó a dos niños pequeños que aparecieron en los periódicos. Una madre nos aclaró, tras mucho insistir, que los niños desaparecidos solían aparecer más tarde en los pozos. Todo encajaba: dedujimos el resto durante una reunión secreta alrededor de una fogata alimentada por piñas y periódicos. Borja estuvo a punto de quemar el pliego donde aparecían los desaparecidos, que era nuestra pista principal, por lo que fue condenado a un picaculos de dos minutos.
En esas fotos los niños salían con la mirada extraviada y uno de ellos con la boca manchada de merienda. ¿Por qué los padres escogerían una foto así para la policía y para la prensa? Si yo desapareciera, fantaseaba entonces, me gustaría aparecer bien vestido y mirando a cámara desafiante, sin miedo, apañándomelas muy bien solo allá donde estuviera. Porque yo estaba seguro de que era un Niño Desaparecido mucho antes de desaparecer.
Al término de la reunión clandestina se concluyó que debíamos encontrar los esqueletos de los niños en el fondo del pozo. El plan era que el más pequeño se asomara con una linterna mientras el resto hacíamos una cadena sujetándonos por los tobillos. Así era imposible que el pozo nos absorbiera, resolveríamos el misterio, cobraríamos la recompensa de la policía y podríamos comprar una Zodiac para remar en el río. ¿Y por qué una Zodiac? Porque Alfonso, que era el único con fuerza para remar, se empeñó. Seguro que quería llevarse a Carol lejos para tocarla las tetas porque era un guarro y ella era tonta y no se daba cuenta. Pero yo, que era debilucho y no entendía a las chicas, ¿para qué querría una Zodiac?
No esperé al siguiente domingo para llevar a cabo el plan con el resto de los niños. Les traicioné. Al atardecer, cuando los padres preparaban la cena y los chicos estaban exhaustos de jugar en el río, me escabullí y fui solo a la parcela cerrada. No me importaba que nadie me sujetara los pies, no me importaba caer. En realidad, esperaba caer.

De este modo desaparecí y a estas alturas ya han dejado de buscarme. Soy un hombre de cuarenta y cinco años, vestido con polos de buena calidad, ya canoso pero bien conservado. Cuando llegué a Bogotá trabajé en una fábrica de neumáticos para camión. Ahorré dinero, conocí a gente influyente y fui lo suficientemente listo como para que no se me notara. Por eso me fueron bien los negocios, me expandí y me mude a Brooklyn, donde está la sede de mi empresa. Mis tres ex-parejas me adoran porque siempre les traté bien y nunca les oculté que les iba a ser infiel. Mis hijos, los cinco, se han quedado con ellas y me parece bien. Les paso el dinero, nos reunimos alternativamente en Navidad, verano y Acción de Gracias y todos conformes. El mayor ha pasado el casting de un concurso de talentos y Marcelita va a apuntarse a un colegio de superdotados, estoy orgulloso. ¡Ah! Cuando tengo tiempo voy a navegar a las playas de Cartagena, pero sin mujeres, no como Alfonso. Me gusta la soledad.

Antes de acabar quiero advertirles algo: la persona que ahora escribe desde España no es la persona que fue engullida por el brocal resbaladizo. Él no conoció a Borja, Alfonso y Carolina. Para esta persona nunca existió el pozo ni La Finca. Tengan cuidado porque les está engañando.

Comentarios

  • SuinaSuina Garcilaso de la Vega XVI
    editado julio 2016
    Ya te diré con tiempo y calma. Hasta pronto Perplejo.
  • SuinaSuina Garcilaso de la Vega XVI
    editado julio 2016
    Lo que primero que destaco es el acertado lenguaje infantil (calculo de 8 a 12 años), has simplificado y rebajado el cultismo para el bien del relato, no es un niñoresabiado, ni un adulto imitando a un niño, he escuchado la voz del niño, laimaginación de un niño, la fantasía de un niño. (no es fácil hacer esto, te felicito).
    De entrada nos metes enseguida en situación en un solo párrafo y haces una corta exposición del lugar y de lacomposición (condensada y eficaz)
    Lo que me desconcierta algo en el segundo párrafo es…locopio: “No era un pueblo, ni siquiera era nuestro…” ( si hablas de una finca como reza el título,confunde lo de pueblo, a Otra cosa, aunque es magnífico el tratamiento sobre la seguridad que tenía el niño en relacióncon que era un Niño Desaparecido, no meparece necesario ponerlo en mayúsculas, tienes la capacidad narrativasuficiente para hacerte entender por los lectores (los buenos lectores), sinnecesidad de dar pistas con carteles luminosos (menos mal que no pusiste todoen mayúscula, solo las iniciales)
    Me gusta mucha cuando entre los objeto que mencionanincluyes a los murciélagos (eso habla del espíritu aventurero del niño y de su pandilla) y también de losposibles misterios de los niños desaparecidos (si fueran palomas, ruiseñores ogolondrinas…no inquietarían, así que elegir los murciélagos en esa frase estodo un acierto…o eso me parece)
    Luego hay cosas que sorprenden “para bien”, (la bocamanchada), da que pensar, y el lector se para en esa imagen y se pregunta, aligual que el niño narrador el por qué.
    Si yo fuera una niña, y estuviera en esa situación anteel pozo de los misterios, creo que pensaría, hablaría y actuaría como el restode la panda ¡buena idea lo de la cadena!, es la lógica de unos niños…en cambiola palabra “exhausto” ni un niño, ni un pre o adolescente la utilizaría…aunqueestá justo en el límite que deja de narrar como un niño y cuenta como un adultode cuarenta y cinco años.
    Muy buen trabajo Perplejo…hablando de evolución, la tuyadesde aquel tiempo en que comenzaste en la web, es vertiginosa compañero.
  • PerplejoPerplejo Fernando de Rojas s.XV
    editado julio 2016
    Wow!, Suina

    Vaya análisis tan magistral, no sé qué decirte. Lo has entendido mejor que yo mismo. Muchísimas gracias, compañera.
  • SuinaSuina Garcilaso de la Vega XVI
    editado julio 2016
    De nada compañero. La que no evoluciona soy yo...que aún no he aprendido a separar las palabras ¿---?
Accede o Regístrate para comentar.


Para entrar en contacto con nosotros escríbenos a informa (arroba) forodeliteratura.com