Hoy he sido noticia enun periódico local. Tenía la vana esperanza de que publicaran mis versos, a pesar de que el jefe de prensa, (compañerode colegio desde la más tierna infancia y ganador de casi todos los concursosanuales de redacción de la variada temática “A mi madre” o, “A la primavera”),me avisara de la poca tirada que suele tener el género poético. Es incomprensible que apuestetan poco por la literatura, el imbécil cree ser todo un experto en la materiapor su recién nombramiento en elperiodicucho de poca monta que regenta, incluso se permite ser condescendiente conmigo.
—Paciencia colega, en los próximosdominicales hemos decidido incluir tusexcelentes alejandrinos.
—¿En el dominical?, ¿pero dónde coño van a insertarlo?, ¿entre una recetade cocina y el horóscopo?
—Es una oportunidad para darte a conocer. Se editaran por capítulos.
—¿Pero qué dices?, a ver…¿cuándo has visto tú unos poemas en serie?
—Tranquilo hombre, lo importante es que nos lean ¿o no?
El comunal “nos”, me cabreó mucho, como si el puñetero hubiese escrito losversos a medias conmigo.
De vuelta a casa, mi mujer me dice que me calme, que no es para tanto. Meenfado con ella, me enfado también con mi hijo adolescente, al que ni fu ni fala noticia de mi pronta publicación; ajeno a ella, sigue mensajeándose por el móvilcon otros adolescentes que a su vez se comunican one -line con cinco, diez,doscientos cincuenta mil adosados a la red, y a pesar de que intento inculcarleun poco de lectura “Más Platón y menos Wasap” es mi lema, pues nada... que nohay manera, él chico a lo suyo.
Tanto enfado me suelta la tripa y voy al retrete. Allí sentado, comosiempre, me inspiro. Al principio con cierta dificultad, sin embargo, poco apoco surgen nuevos versos con sus dos hemistiquios de siete sílabas acentuadoscomo deben acentuarse, a la manera clásica, sin sinalefas…y fluye como debenfluir los alejandrinos, con suavidad. Satisfecho, doy la última chupada alcigarrillo, levanto un poco las nalgas y lo arrojo al wáter.
Una tremenda explosión me despierta de mi nirvana poético, y un dolorintenso, una quemazón, un alarido, dos alaridos… el mío y el de mi mujer a lavez que golpea la puerta del baño.
Vino una ambulancia a casa. Sobre la camilla, en decúbito prono, con lasnalgas al aire y los testículos quemados, sigo aullando. Los camillerospreguntan como sucedió el accidente. Mi mujer explica, con su incapacidad parala síntesis, que intentó matar a una cucaracha, que la arrojó al wáter, y queésta, boca arriba, seguía agitando sus pequeñas patitas al aire, y entonces fuecuando le echó un spray insecticida, y que aunque sabía que los aerosoles vanfatal para la capa de ozono, son mano de santo para las cucarachas, después cerró la tapa del wáter para no ver comoagonizaba el pobre animalillo, que aunque le daba mucho asco, ella es muy sensible, y eso, que luegosu marido llegó, se puso a lo que se puso, y en fin, pasó lo que pasó. Todoesto se lo iba contando mi mujer a los enfermeros mientras ellos intentabanbajar la camilla por la estrecha escalera desde el séptimo izquierda, elascensor era demasiado estrecho para que cupiéramos, y tal ataque de risa leentró a uno de los subnormales que se le volteó la camilla conmigo encima haciéndome caer de cabeza por el hueco de lasescaleras, y heme aquí ahora siendo noticia en el necrológico del dominical.
No sé si a todos los difuntos les ocurre lo mismo, no me refiero a fenecerde esa manera ridícula sino el poder sentir, pensar y ver como si uno estuvieravivo aún. La gente murmura, pregunta como ha sucedido, y la estúpida de mimujer lo cuenta con pelos y señales, incluso levanta el sudario a la altura delas ingles para mostrar la desgraciada evidencia: —¿Ven…ven como ha quedado el pobrecillo?—insiste una y otra vez.
El cabroncete le da a mi viuda elpésame reglamentario, también le mira las piernas sin disimulo. Como jefe deprensa del periódico que regenta ha publicado mi esquela a toda página en lasección necrológica adornado con un mal poema de su autoría en el que adviertedel vaivén del destino humano. Todo un detalle.
Comentarios
Poco a poco iré leyendo algunos de los relatos y ya les digo...:rolleyes:
Bienvenida Suina, el relato trágico-cómico, con su toque mágico:)
Y enhorabuena abuelita
El día de mi cumpleaños en 1950 con mi tío Otto a los controles, volé de Pamplona a Madrid en el Guadiana de Iberia. Mientras detenía los controles sentado en su regazo, me decía que era como el Guadiana: un río que muere para volver a nacer más fuerte. Pongo enlace y curiosos bienvenidos: 18 de Enero, 1950 : BOA DE AiRE - extendiendo mis Alas = http://mil-usos-descalzo.blogspot.mx/2015/04/2-la-boa-de-i-re-18-de-enero-1950.html
Y ya que estoy aquí leeré algo, y comentaré, que hay que compartir y no ser egoista