Nidos vacíos
He vuelto a la casa de Bolonia. Siete años han pasado desde la última vez que puse un pie en ella. Está vacía; solo la ocupan negras humedades que recriminan mi ausencia.
Es domingo por la tarde e imagino que fuera el sol cae sobre las dunas de arena blanca.
El viento de Levante golpea la persiana de la que fue mi habitación, llamándome furioso. Acudo y le dejo pasar. Se enreda en mi pelo y me encierra en el cuarto dando un portazo. Sin nada más que hacer, miro a través del ventanal sucio donde golondrinas anidaron.
El sol cae sobre las dunas de arena blanca.
La playa parece como encantada, vacía también de almas, y confundo el sonido de todo lo natural con el silencio.
Me distraigo repasando con el dedo los surcos que el viento dejó grabados en la arena, ahora que la distancia hace que el horizonte me quepa en una mano, y el mar se retira intranquilo para dejar que el recuerdo mío se pose en su estampa.
Cuántas veces navegué sobre las hijas pequeñas de estas olas de hoy. Las veo suicidarse, colisionando enervadas contra las rocas cercanas a las dunas. Saltan por los aires sus añicos.
Durante doscientos atardeceres caminé siguiendo una orilla imposible que se mudaba a cada paso, con el cielo naranja bajo mis pies. Pero hoy el mar enjabona la playa y no veo el cielo más que en lo alto. Fuera de lugar.
Entre aquellas viejas barcas varadas engendré a mi hijo. Tres botes clavados que siguen en su lugar de siempre; tan desvencijados como los conocí resisten, estoicos e incurables, los efectos de una erosión por amor. No así yo, que no tuve madera.
Un último rayo y mi melena desplomada sobre la espalda me avisan de que el día y el Levante se fueron juntos.
Desde la ventana la playa parece como encantada. Pinto solo los recuerdos que soy capaz de amar antes de cerrarla, quizá para siempre.
El encantamiento pleno, entonces, se cumple.
Comentarios
Me he decidido a comentarte porque eres una buena forera por lo que veo. No había reparado en tí hasta que me ha salido en actividad reciente tu cambio de avatar. Veo que compartes tus escritos pero aparte de eso eres participativa y no pones tu texto y te vas. Como eso te honra he decidido leer y comentar algún texto tuyo, cosa que mereces.
Es un buen texto este, bien escrito y que transmite fielmente esa melancolía que produce volver a un sitio donde hemos vivido y del que tenemos buenos recuerdos, pero que actualmente está abandonado.
La única pega que veo es cuando dice “ Cuántas veces navegué sobre las hijas pequeñas de estas olas de hoy”. Como las olas sobre las que navegó son anteriores en el tiempo, deberían ser madres y no hijas.
Saludos
Darte las gracias, antes que nada.
No soy apta para que se me lea literal ni literariamente. Y así, entre nosotros confieso: las olas no paren.
Decirte que te he leído, en mis y en tus textos. Fue un placer conocerte. Gracias de nuevo.