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¿La conoces?

ARZKARZK Anónimo s.XI
editado septiembre 2015 en Fantástica
-¿La conoces? -le preguntó ensañandole la foto de una niña.
-No, pero es una niña muy bonita.
-Este niña, cerdo, fue hallada en tu patio. Bajo tu chiquero, entre tus trapos sucios y la mierda que cagas todos los días.
-Deben estar equivocados. Yo soy un respetable ciudadano. Es mejor que me dejen en paz oficiales o perderán sus placas.
-¿Perderlas? -rié y se sienta en la mesa- Mi querido ciudadano respetable. Su pocilga es un nido de evidencia. Hay cuerpos frescos, dinero sucio, imágenes prohibidas y una larga lista de crímenes que ni con la vida de dios podría cumplir la condena que le espera.
- Yo pienso diferente -en ese momento, la puerta se abre. Entra un perro con una orden de liberación-. Ve -Sonríe el cerdo-, se lo dije -El cerdo y el perro salen de la sala.
Van de camino a la salida.
-Hicimos que otro cerdo confesara los crímenes -le dice el perro-. Gracias a nuestros contactos, a él lo van a sentenciar y el caso está cerrado.
-¿Qué hay de los padres? ¿Ya se encargaron de ellos?
-Les pagamos un buen billete por su silencio. A todos los padres, de todos tus juguetes. ¡Amigo! Usted sí que sabe usar su poder al máximo.
-Para algo tengo este cargo. Para ser intocable -salen y sus sonrisas se borran.
Ambos caminan temerosos entre la multitud de buitres, monos, leones, zebras, gatos, perros y demás animales. Hay oficiales que los mantienen lejos de ellos. Hacen un camino para que puedan ir a su vehículo.
A mitad de camino, los policias se retiraron hacia la estación.
-¡A dónde van! -grita el perro en el momento que la multitud les cierra el paso.
-Tenemos que encerrar a un cerdo criminal que confesó docenas de asesinatos, desfalcos y la venta del patrimonio de la nación -los oficiales entran y el perro mira a la puerta. El oficial que interrogaba a su cliente los ve con una sonrisa. Sigue a sus compañero y los deja solos.
El perro empieza a voltear hacia su cliente cuando un puño lo derriba rompiendole el hocico. El cerdo, sostenido por varios machos, observa a su abogado ser desnudado, golpeado, castrado, mutilado y al final decapitado. Dejan el cuerpo ahí, con la sangre escurriendo y manchando la ropa.
Un gato se acerca. Tiene los ojos llorosos y contiene una ira inmensamente monstruosa. Saca de su ropa una foto y se la enseña al cerdo.
-¿La conoces? -el cerdo niega. El gato se aleja y se acerca un caballo. Hace lo mismo que el gato.
-¿La conoces? -el cerdo vuelve a negar.
Y así, uno en uno los machos que han pertido a una hija, hermana, esposa, madre, tía o sobrina le enseñan una foto. Luego aquellos que perdieron sus ahorros, casas, pensiones o sus vidas se fueron a la miseria por los negocios ilícitos del cerdo, le dijeron unas palabras. Al final, un pequeño pajaro se acerca.
-Sabe... -sonríe mientras llora- si usted hubiera ido a la cárcel lo peor que le pudiera haber pasado, es que su vida política terminara, pero seguiría con sus negocios y disfrutaría el dinero. Ahora... sufrirá la justicia de nosotros -el cerdo mira a la multitud detenidamente.
-Conozco a todos y todas. Iré a cambiar las cosas y aceptaré mi culpa. Es hora de que tome responsabilidad de mis actos, y les paguaré de manera cuantiosa por las penas que han sufrido -todos ríen.
-Mi querido cerdo -el pajaro le sonríe-. Su sentencia fue dictada cuando salió sin esposas, riendo y planeando su vida en libertad -se acerca y le enseña una foto, la misma que el oficial le enseñó en la sala de interrogación- ¿La conoce?
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