Raquél acaba de tener unas serias palabras con cupido, no es que ponga en duda su eficacia y profesionalidad, nó, simplemente que con ella nunca ha acertado.
El tiempo pasa, a veces lento como el borrado de una linea en el cielo dibujada por un avión, a veces rápido como el aletéo de un colibrí.
Raquél se pregunta muchas veces, qué es lo que tiene ella de malo para que nadie la ame; Soy mona, no estoy mal, no soy bella, ó si? sí, si soy bella, que lo descubra mi amado, soy simpática, en mi justa medida, mis amigas dicen que soy muy tímida, demasiado para gustar a un chico, que a un chico no le gustan las mujeres tan calladas. Yó callada? Si hablan mis ojos, si hablan mis manos, si habla mi pelo, si habla mi forma de andar. Que lo descubra también. No soy muy lista, pero no tengo un pelo de tonta, y soy buena persona, que le digo a mi futuro pretendiente que ésto entra en el capítulo *bella*. Entoncesssss, por qué, por qué nadie me ama?
Cupido la escucha quieto, sin casi respirar para no distaerla, para que diga todo lo que quiere decir.
¿Dónde se ha perdido la flecha de Raquél? ¿Dónde ha ido a parar la flecha destinada a ésta mujer tan fuerte, tan firme, tan bella? cavila mirándola sigilósamente.
Raquél lo mira espectante, esperando una respuesta que la convezca, o que al menos la pueda entender.
Cupido, la mira y la vuelve a mirar, de verdad que él quiere que Raquél séa feliz, que encuentre lo que ella tanto ansía, le aprieta la mano con suavidad y le habla así:
- Raquél, tú misma vas a tirar la fecha, pero, ten cuidado, éres mortal y como tal, podrás llevar a la muerte a tu amado si yerras el tiro, el corazón humano sólo tiene un pequeño lugar donde la puedes clavar, si por el camio se encuentra con una hoja que somnolienta cáe, con una gota de rocío queriéndose posar en una flor, con una ráfaga de viento, el rumbo de la flecha variará y se convertirá en una daga mortal.
Raquél escucha aténtamente a Cupido mientras comienza a tensar el arco. Aquí tiene su oportunidad de encontrar el amor. Un sudor frío hiela su sién, un caliente sudor resbala por sus manos.
El arco está tenso, Raquél a punto de lanzar. El tiempo se detiene, Raquél como una bella estatua inmortalizada mirando al infinito, a los infinitos ojos de su amado, a las infinitas manos que la toquen, que la acaricien, a los infinitos labios que la besen y la digan bonitas palabras de amor. Infinito. Infinito. Infinito. Raquél baja el arco y clava la flecha a los piés de Cupido, - si he de poner poner su vida en peligro, no la lanzaré, devolviendo el arco a Cupido. Cupido lo toma con sumo cuidado, sonríe también infinitamente a Raquél, lo tensa más que nunca y con todas sus fuerzas la lanza al viento, en busca de un corazón tan limpio, tan grande, tan bueno y tan infinito como el de Raquél, sabiendo, con total seguridad, que esta vez, la flecha no se perderá. Helyzia:rolleyes2:
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No es que sea quisquilloso, es que me gusta tener las cosas ordenaditas.