Desde Fuerteventura a Génova en el velero de Federico enamorado de María, doce metros de eslora y cien mil de paciencia infinita, ¡la mira de una manera! A mí nunca me han mirado así, creo que sabe el número exacto de lunares que le adornan la espalda, las veces que la brisa marina le levanta el pelo y el leve movimiento de sus cejas cuando hace como si no. La recorre tanto que intento rescatarlo de su hechizo. Le digo despacito, Federico, Federico…y Federico despierta del sueño imposible, retorna su mirada de los infinitos espacios de la amada.
—¿La quieres mucho? —le pregunto.
—È così semplice! Es tan fácil enamorarse de ella...y suspira.
El no puedo más de sus ojos me rinde y una tristeza me impide ver la parte histriónica de Staglieno. Federico se queda en el Puerto de Génova mientras nosotras visitamos el cementerio.
Es domingo, en el cementerio meriendan las familias y toman vino de la Riviera italiana con su medida justa de sol y uvas. Con regio ademán sostienen las bases de las copas, gesticulan y hablan en zeneize, el sonoro dialecto genovés, que eso no es pronunciar, es rapsodiar, hacer lirismo de parola. Este pueblo sí que sabe decir la tua puttana con elegancia de gesto.
Mi amiga está encantada con el cementerio Staglieno lleno de estatuas de comerciantes acomodados. A mí no me gusta nada, aún menos los escorzos del barroco retorcidos de sufrimiento, ¡tan exagerados! Bajo una mala réplica de la Piedad, un grupo de turistas se retratan. La madre sostiene el cuerpo de su hijo desnudo.
En el cementerio hay familias representadas en grupos del "ya no estamos", lo cuenta el mármol bajo el que yacen... fueron lo más granado de Génova, memoria pétrea de banqueros orondos, contrabandistas de primera generación, pero eso no se cuenta. Todos tienen un antepasado descubridor de nuevos mundos. El mar mueve el dinero. ¡Gente lista!
—No, no me gusta nada el cementerio.
—Pues a mí sí que me gusta —contesta María, sin embargo, yo no puedo evitar pensar que la mano de aquel ángel de piedra durará más, mucho más, que la curva de la garganta de esa mujer que ríe, tan joven de efímera belleza, eleva el tono de voz justo al final de cada exclamación acentuando el vieni quí, Paolo vieni quí, que se escapa el niño Paolo entre las tumbas.
El cementerio me hace pensar sobre la levedad de la vida, de todas las vidas.
Mi amiga tieneun libro morado "la lingua italiana per stranieri” y no se para que quiere un método acelerado si tiene un casi novio italiano, calmado y guapo, sensible y sereno. Muy hombre. No se puede ser tan perfecto, y sin embargo María no le hace mucho caso aFederico.
Un vendedor ambulante nos quiere vender estatuillas. Llamo a mi amiga que para eso está estudiando italiano.
—Oye, que el marmolista me habla y no entiendo nada.
El mármol es caro, la mano del marmolista más. No soy marmolista, soy escultor, clama el hombre con un enfado terribile
El copiador se enfada y le pide a mi amiga que traduzca.
—Signorina, posso tradure questa frase?. Io no sonno marmolista, Io sono grande artista.
—Que dice el marmolista que te diga…
—Que sí, que sí, que lo he entendido. Anda vámonos, este lugar me pone triste, Federico nos espera.
Bajamos por la Via de Piazencia. Es tan grato caminar bajo las sombras alargadas de los olmos, cipreses, algún olivo. La superficie veteada, pulida y vieja mil veces recorrida de la avenida desgastada de pasos, marmórea, blanca, parece una novia velada el paseo.
Nos saluda la Gran Caterina Campodonico, vendedora ambulante.
—Ciao.
—Ciao bella.
—Veddo molta gente passeggiando entre la multitud, dice mi amiga.
María y yo caminamos despacio cogidas de la cintura, unos muchachos guapos nos dicen algo que no entendemos, algo alegre y bonito, seguro, y ya no pienso en la levedad de la vida. No pienso en nada. Ahora sonrío.
Uno te lee y anda entre la sutileza, despacito para no romper la porcelana y no perder detalle, cosa imposible.
:rolleyes2: bueno bueno...yo de tí no me fiaría mucho de mi supuesta porcelana, a veces puedo ser de acero reforzado, si quiero serlo, claro.
Gracias JL
:rolleyes2: bueno bueno...yo de tí no me fiaría mucho de mi supuesta porcelana, a veces puedo ser de acero reforzado, si quiero serlo, claro.
Gracias JL
No lo dudo, pero no en este relato, pura delicia. Y eso está bien, cunado saques tus zarpas de acero espero que me arañes los ojos!
Que hermoso relato de un viaje a la tierra de mis ancestros. Mi abuelo era zeneize. La palabra viene de Xena, que era como se la llamaba a Génova desde epocas milenarias. Y de xena, xeneize, zeneize. En fin, eso me contaba mi abuelo cuando niño en Buenos Aires. Pero ahora vamos a tu texto. Y yo puedo afirmarlo ya que te conozco de otros foros. Cuando cuentas en tiempo presente haces verdadera magia con las palabras. Quiebras la ilación con una facilidad pasmosa. Introduces el diálogo y vuelves, al descuido, como para no agobiar al lector. Y no solo no lo agobias sino que lo llevas de paseo adonde se te antoja. He estado en ese velero, Suina. Y he visto la lápida de algun abuelo de mi abuelo. Y no me digas que no porque no te creo, porque no es cierto. Van 5 estrellas, claro.
Por más que me lo han explicado siempre tengo dudas con los laismos, leismo, o como se llamen. A ver si alguien me puede echar una mano en esto, ojalá esté el compañero Ariel García ( creo que se llama), que para esto de la ortografía es un lince. Con los leismos tengo tantos problemas, que a veces cambio una frase entera para no cometerlos. Por ejemplo, en la frase de este relato que copio:...Le digo despacito...Federico, Federico...quería ponerla así: lo llamo despacito...Federico Federico, pero no sabía si tenia que decir lo llamo, o le llamo, al final opté por le digo.
Y en esta otra frase Que si, que lo he entendido ( al marmolista), ¿?debo decir lo he entendido o le he entendido?
Y ya me he dado cuenta de que tengo una frase mal construida al final, la de Veddo molta gente passeggiando entre la multitud, dice mi amiga...que sería como decir vengo mucha gente entre la gente ( sobra multitud).
Me estoy a costumbrando a tener los Lunes mi relato de Suina Y este a diferencia del anterior me ha encantado. De nuevo tengo a mi Suina esteticista sembrando belleza (la belleza por la belleza, decían los modernistas, nuestro Fabio McNamara deliciosamente mucho más trivial decía eso de Placer por placer, total no sé que hacer). Yo no soy muy bueno analizando los textos (ni míos ni ajenos) al final me importan poco las faltas de ortografía y los detalles sintácticos, gramáticos, semanticos, etc...ya he dicho varias veces que soy perezoso con las reglas de la escritura (es algo esquizofrénico adorar la literatura y odiar las fascistoides reglas para escribir:D) a mí me importa más lo que me hace sentir un texto al leerlo y mejor si puede ser releido, degustado, rumiado. Eso me pasa con muchos relatos de Suina. No podría ponerme a hacer un comentario de texto (siempre los odié en el colegio!) ni aunque me pagaran (y aún así si hice crítica literaria cuando me puse a editar con una novia mía una revista de literatura de tema fantástico!). Simplemente puedo decir lo que me ha hecho sentir...en este caso poder acompañar a los protagonistas en su viaje...y cuando hablas de las estatuas recordar a Borges cuando decía, sobre la literatura, eso de las palabras son más eternas que los metales y los mármoles.
Antonio Machado tampoco daba mucha importancia a lo que escribimos sino a lo que nos hace sentir. Decía que ese borrón en el papel que parece hasta feo es nuestro y que mejor o peor ser uno mismo es lo que importa. De hecho escritores como Mañas se inventaron su propia ortografía en un momento dado (aunque tuvo más de pose que de otra cosa, luego volvió a lo clásico).
En fin, me ha encantado tu relato. A mi esta es la Suina que más me gusta y no se trata de elegir un estilo ni lo voy buscando (yo que soy tan difícil de contentar como lector) ni tampoco espero que escribas siempre lo mismo de la misma manera (eso aburriría hasta a las ovejas) pero es así como me gusta verte.:o
Por cierto, Suina, he visto tu foto en el link de tu libro que me has dado y ha pasado algo muy curioso: eres muy parecida a como te había imaginado!:D Ya sabes que normalmente cuando te imaginas a alguien casi nunca se parece a la realidad.:rolleyes:
Pues muchas gracias Carlitos, me alegra que esta Suina te guste ( mi nombre es Isabel, como ya lo sabes por el link del libro, pues lo repito), y la foto no es de las mejores que tengo . Soy una mujer anodina, ni guapa, ni fea, ni alta, ni baja, ni vieja, ni joven...sino todo lo contrario . Me encanta pasar desapercibida, es una postura muy cómoda para observar en vez de ser observada, claro que si quiero llamar la atención y me pongo a ello, puede que hasta lo consiga :-O.
Sobre las reglas del escribir, yo si que las respeto, debe ser un vicio. Hay "grandes" que se pueden permitir pasárselos por donde les de la gana, pongamos Saramago ( me refiero a la puntuación, las faltas de ortografía me hacen daño a los ojos). Y sí, me interesa el contenido más que el continente, de nada vale un texto bien presentado, adornado, barroquizado y todos los ados...si luego no emociona o conmociona.
Todos lso escritores profesionales entregan sus textos y estos son revisados y perfeccionados por los correctores y arreglan muchos desaguiados:D Leer los manuscritos originales a veces te puede derrumbar el mito. Y es normal, somos humanos. Que nadie se crea que un escritor escribe bien sin esfuerzo y que le salen solas las genialidades. Normalmente hay mucho trabajo, sobre todo de revisión y de pulir las cosas. Borges es de los pocos que parece escribir tal como se habla, con una facilidad que asusta.:rolleyes:
Isabel, cuando te pones a escribir te pones muy guapa, hazme caso.:rolleyes2:
Comentarios
:rolleyes2: bueno bueno...yo de tí no me fiaría mucho de mi supuesta porcelana, a veces puedo ser de acero reforzado, si quiero serlo, claro.
Gracias JL
No lo dudo, pero no en este relato, pura delicia. Y eso está bien, cunado saques tus zarpas de acero espero que me arañes los ojos!
Y en esta otra frase Que si, que lo he entendido ( al marmolista), ¿?debo decir lo he entendido o le he entendido?
Y ya me he dado cuenta de que tengo una frase mal construida al final, la de Veddo molta gente passeggiando entre la multitud, dice mi amiga...que sería como decir vengo mucha gente entre la gente ( sobra multitud).
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Antonio Machado tampoco daba mucha importancia a lo que escribimos sino a lo que nos hace sentir. Decía que ese borrón en el papel que parece hasta feo es nuestro y que mejor o peor ser uno mismo es lo que importa. De hecho escritores como Mañas se inventaron su propia ortografía en un momento dado (aunque tuvo más de pose que de otra cosa, luego volvió a lo clásico).
En fin, me ha encantado tu relato. A mi esta es la Suina que más me gusta y no se trata de elegir un estilo ni lo voy buscando (yo que soy tan difícil de contentar como lector) ni tampoco espero que escribas siempre lo mismo de la misma manera (eso aburriría hasta a las ovejas) pero es así como me gusta verte.:o
Sobre las reglas del escribir, yo si que las respeto, debe ser un vicio. Hay "grandes" que se pueden permitir pasárselos por donde les de la gana, pongamos Saramago ( me refiero a la puntuación, las faltas de ortografía me hacen daño a los ojos). Y sí, me interesa el contenido más que el continente, de nada vale un texto bien presentado, adornado, barroquizado y todos los ados...si luego no emociona o conmociona.
Isabel, cuando te pones a escribir te pones muy guapa, hazme caso.:rolleyes2: