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Tú que no me quieres

XocasXocas Pedro Abad s.XII
editado enero 2015 en Erótica
Quizás me gustaría que hubiera un algo de sorpresa. Una sutil novedad en el aire quieto de la habitación. Pero no puedes evitar anunciarte. Te gusta pisar fuerte, con autoridad. La llave encaja siempre en la cerradura como si tuviese el don de la infalibilidad. Sigo leyendo mientras caminas por el salón grande y casi vacío. También cuando juras porque he olvidado calentarte el café. Tu presencia me recuerda los libros sagrados de la escuela. Escapa a toda lógica.

Me suele incomodar el hecho de que arrojes al suelo la pierna que mantengo cruzada sobre la otra y sirve para sostener el libro que repaso una y otra vez desde hace años. Podrías ser algo más amable, más considerada. Pero sé como continúa la historia, así que no me conviene reprochártelo. Suelo mirarte cuando tu mano abre sin miramientos la cremallera y se escurre decidida entre los labios abiertos de la pretina, explorando complacida entre mis secretos. Me pregunto si alguna vez habrás visto mis ojos... Sólo suspiras, enciendes un cigarrillo y continúas con el masaje, como si lo que tienes entre los dedos tibios no tuviera nada que ver con mi persona.


El aroma dulzón del cigarillo invade la estancia mientras aposentas tu menudo trasero en la banqueta, después de retirar el cenicero atiborrado de colillas y huesos de aceituna. Es agradable ver como tu respiración se relaja al mismo tiempo que eso que acaricias aumenta sin cesar de volumen. He que reconocer que al menos tienes la delicadeza de extraerlo antes de que la molestia pase a mayores. Me pregunto por qué lo contemplas con esa extraña fascinación, mientras los dedos desplazan con lentitud la piel caliente, ocultando y descubriendo el capullo suave y ansioso.


Abandono el libro sobre el suelo, descuidadamente. No me molesta en absoluto el saber o no dónde he dejado la lectura. Creo que sabría recitar fragmentos muy extensos de este texto, pero eso me da igual. Ahora me interesa más recostarme y separar las piernas para observar cuidadosamente el espectáculo de tus dedos blancos y delicados manipulando mi tranca dilatada hasta causar dolor. Tu vista recorre lánguidamente cada milímetro de su presencia, sus venitas azuladas, el vello aquí y allá, el suave abultamiento del conducto que verterá enseguida parte de mi alma, la gotita que comienza a descender desde lo alto de la cumbre buscando un lugar cálido.


Jamás dejará de asombrarme el terrible contraste entre su naturaleza burda, incontenida, y el brillo sutil de tu piel pálida, casi transparente. El aparente absurdo que existe entre su vocación indecente y el color delicado de la gema que alguien encajó un día en tu dedo anular. No sé qué haces aquí ni quién te trajo. Espero el día en que sea capaz de negarme a humedecer lo que ofreces ante mi boca, cuando, por fin, te deshaces del abrigo de piel y exhibes tu impúdica desnudez en la habitación fría. Imposible dominar el escalofrío que me recorre cuando te inclinas hacia adelante y plantas tu trasero ante mi boca. No es a mí a quien miras cuando tus ojos se vuelven con urgencia. Sólo calculas el punto exacto. Corriges la posición de los pies, meneas tus caderas con fruición y luego las haces descender hacia mis fauces sin contemplaciones.


Espero el día en que podré negarme, pero no será hoy. Conozco bien el súbito segundo en que me invade otro ser que me habita cuando los surcos de tu geografía se apoderan de mí. Entonces se establece un extraño equilibrio entre mis estímulos y tus reacciones. Una corriente de retroalimentación donde todo tiende al infinito. Cada gemido anuncia otro más hondo mientras la boca chupa, besa o lame con la misma fruición con la que cualquiera se comería una manzana, sin prisas, con la placidez de quien no sabe que habrá un final. Hay un extraño silencio alrededor de tu respiración sorda y agitada, y un baile de partículas de polvo sobre los rayos de luz del sol que asciende.


Me gusta el tono urgente con que entonces comienzas a dar órdenes. Méteme los dedos, rápido. No se te puede contrariar y tampoco querría. Adoro obtener esa corriente de sollozos cautivos, es la única muestra de debilidad que puedo obtener de tu persona. Estás tan húmeda que pareces haberte licuado y sé lo que hay que hacer, pero nunca lo haré antes de que lo ordenes.


La rotundidad de tu respuesta contrasta con la suave y continuada caricia que tus manos aplican entre mis ingles, como temiendo precipitar el final. Tu sabiduría en este terreno no parece tener límites. Traslado tus humedades de lugar, anticipando tu siguiente y conocida orden y pienso cuánta tierra podrías regar. Ahora por el otro, ¡vamos! Claro que vamos, por supuesto que vamos... No es algo que deba hacerse con urgencia. Es mejor parar el tiempo y sentir los segundos como siglos mientras el dedo penetra lúbrico en tu oscura depresión, con dedicación y delectación, prestando la mayor atención posible al estertor que ruge en tu garganta, a la respiración suspendida, al temblor que sacude tus muslos y menea tu cabeza a un lado y otro, interminablemente.


No voy a decir que me gustes. Es sólo que en estos extraños momentos, no me acuerdo. Es como una borrachera de los sentidos todos, como si la piel fuese un mar de locura, un pozo del deseo donde no cabe el pensamiento. No sabría decir quién eres o quien soy cuando por fin apoyas tus manos en mis hombros y te empalas lentamente sobre mi deseo, ya inaplazable. Controlas tu vaivén incansable como una diosa en celo, mientras bebo el sudor que baja por tu espalda, loco por el ansia de recibirte plenamente. Cada embate amenaza con hacerme arder en el desierto, pero es tan adorable este calor de infierno, estas gotas de pura sal corriendo por tu nuca mojada, este olor a hembra desatada y febril, esta pura locura....


El sol va ya más alto cuando por fin me entierras definitivamente en tus entrañas. Corre el sudor entre tus pechos como una fina lluvia, cuando por fin gritas con una contención apenas conseguida y un chorrito de gotas blancas avanza incontenible hasta la pared, dejando su huella sobre los restos de papel pintado. Alguien podría decir que nos queremos mientras descansamos con los cuerpos exhaustos, encajados el uno sobre el otro, mis brazos abarcándote como a una novia joven e inexperta. Pero poco a poco, regresa la tristeza. Te alejas hacia el cuarto de baño y creo ver un espejismo. De quién será ese cuerpo menudo y paliducho que ahora me abandona. De quién los aromas que quedarán dando vueltas por la casa. Qué haces aquí tú que no me conoces. Tú que no me quieres.


Antes de salir, me ordenas cambiar más a menudo las toallas, siempre sin mirarme. Tres billetes pulcramente doblados sobre la mesita de la entrada, el abrigo de piel de nuevo sobre las carnes aún temblando, los pasos invencibles sobre la madera derrotada. La puerta que se cierra. Ni siquiera te has preocupado de volver a cerrarme la bragueta.


Recupero la biografía del suelo y comienzo a leer por cualquier parte. Los hombres se rigen por las lineas del intelecto. Las mujeres, por las curvas de la emoción.

Comentarios

  • SuinaSuina Garcilaso de la Vega XVI
    editado enero 2015
    ¡Qué bien escribes Quino!, no me canso de decírtelo, somos muy afortunados los de este foro porhaberte decidido a participar aquí y ser nuestro compañero de cuentos.
    Has escrito un enorme relato erótico excitante, y sobre todo, tristísimo, de calidad extrema. Describes un afelación con los mismos detalles que pudieras hacerlo con un paisaje, una puesta de sol, o un amanecer.
    Manejas con extremada soltura el vocabulario, a veces soez, a veces delicado, y esa gran mezcla bien dosificada, dice de tu versátil manera de maniobrar las letras, y de moverte en el erotismo, que habla, además, de su autor, pues un mal amante, no creo que pudiera escribir de la pasión en los términos que la describes tú.
    Nos das muchas claves para justificar el“tú que no me quieres” del título, aunque me queda con la pregunta de si alguna vez ella, habrá visto sus ojos.

    ¡Grande!
  • XocasXocas Pedro Abad s.XII
    editado enero 2015
    Suina escribió : »
    ¡Qué bien escribes Quino!, no me canso de decírtelo, somos muy afortunados los de este foro porhaberte decidido a participar aquí y ser nuestro compañero de cuentos.
    Nos das muchas claves para justificar el“tú que no me quieres” del título, aunque me queda con la pregunta de si alguna vez ella, habrá visto sus ojos.

    ¡Grande!

    Gracias, eres realmente generosa en los elogios. Quiero tranquilizarte en el sentido de que no me voy a poner tonto por eso, vale? :D
    El género no resulta fácil, porque aquí la subjetividad juega un papel clave. Hay quien echará de menos un término más vulgar y hay quien descartará leerlo justo por utilizar términos vulgares. Hay una animalidad indiscutible en el erotismo, pero trasladarlo a las letras supone meterse en terrenos pantanosos. Para mí es todo respetable y hasta el hecho de utilizar términos mucho más vulgares podría ser un juego literario interesante.
    Lo que no debe faltar es una historia detrás, porque entonces no pasaría de masturbación, y para eso no hay que molestarse tanto. Y por qué no utilizar un cierto estilo, el de cada uno, naturalmente.
    El sentido del "tú que no me quieres"? Bueno, hay una ausencia total de ternura, una utilización del cuerpo que hace pensar en desahogos más o menos frustrantes. Pero podría ser todo lo contrario. Lo esencial es que se perciba que en el texto no falta el pensamiento, aunque despierte sensaciones que tienen más que ver con la piel. Al final, escribir erotismo es participar de sensaciones eróticas y producirlas también, pero eso no tiene por qué constituir un límite para otro tipo de sensaciones que también DEBEN estar presentes, en mi modesta opinión.

    Un saludo y gracias por tu amabilidad.
  • CarlosSerranoCarlosSerrano Fernando de Rojas s.XV
    editado enero 2015
    Xocas escribió : »

    Recupero la biografía del suelo y comienzo a leer por cualquier parte. Los hombres se rigen por las lineas del intelecto. Las mujeres, por las curvas de la emoción.


    Bueno, soy muy fan de la filosofía pero siempre me encontraba con que los grandes filósofos tenían ideas aberrantes sobre la mujer. Schopenahuer, Nietzsche y hasta el mismísimo Ortega y Gasset (estoy leyendo una nueva biografía sobre él) decían que si la mujer es emocional y no intelectual, que si son poco menos que débiles mentales, hasta el propio Freud decía unas tonterías muy grandes. En USA cuando las sufragistas pedían el derecho al voto los hombres (y muchas mujeres) razonaban que la mujer no era un ser lo suficiente maduro como para poder decidir en temas tan importantes como la política...pero después de que muchas mujeres se llevaran palizas y fueran encarceladas por manifestarse pidiendo el voto consiguieron algo tan legítimo como lógico...

    Así que cuando leo algo como que los hombres se rigen por el intelecto y las mujeres por la emoción no puedo dejar de sentir cierta incomodidad. De hecho ya la obsesiva, en general, división entre hombres y mujeres que constantemente hacemos los seres humanos me molesta. Gore Vidal decía que aparte de las diferencias biológicas no hay ninguna otra diferencia entre hombres y mujeres. Ambos son capaces de lo mejor y de lo peor. También, y es su gran aportación, criticaba mucho los roles masculinos y femeninos. Sino fuera por la educación recibida ¿Cuántas mujeres se depilarían?¿Cuántos hombres no hubieran muerto absurdamente en guerras sin sentido? ¿Cuántos matrimonios no hubieran ni existido? y sobre todo ¿Cuánto sufrimiento nos hubiéramos ahorrado? Desde niños a cada uno nos obligan a llevar ciertos roles por nuestro sexo, lo cual es simplemente aberrante, en mi opinión.

    Perdona el discursito "feminista" que en realidad no es feminista sino que intenta hablar sobre el sexismo realmente. Yo crecí rodeado de primas y al final salvo por los avatares menstruales:D nos comportábamos todos de forma muy similar. De hecho a mí me gustaba pintar las uñas de mis primas y por ello algunos en la familia me llamaban mariquita. Cuando acabé liado con un par de mis primitas me llamaron machote. Pues ni lo uno ni lo otro.:D

    Con esto no te estoy acusando de nada, compañero, no querría que te lo tomases como un ataque, es simplemente lo que me ha hecho reflexionar al leer tu relato. Saludos.:rolleyes:
  • XocasXocas Pedro Abad s.XII
    editado enero 2015
    CarlosSerrano escribió : »
    Bueno, soy muy fan de la filosofía pero siempre me encontraba con que los grandes filósofos tenían ideas aberrantes sobre la mujer.

    Con esto no te estoy acusando de nada, compañero, no querría que te lo tomases como un ataque, es simplemente lo que me ha hecho reflexionar al leer tu relato. Saludos.:rolleyes:

    Ningún problema. Siéntete libre de expresarte a voluntad, que sólo me ofenderías si me faltaras al respeto y creo que eso no va a ocurrir nunca.
    Me explico. Es una cita que no recuerdo bien de dónde he sacado, y que me pareció que servía para poner el punto final. No seré yo quien le niegue la inteligencia a las mujeres, más bien todo lo contrario. Creo que hay una inteligencia académica y otra emocional que incluso es más importante a la hora de desenvolverse en esta vida. Y en ese terreno creo que las mujeres ganan ampliamente.
    Y en cuanto al discurso feminista, tampoco me produce ningún tipo de rechazo. No diré que soy feminista, pero pro-feminista sí, sin ninguna duda. A mí me gustan esas mujeres que se declaran claramente feministas ahora que parece que está de moda eso de decir "yo no es que sea feminista".
    Tal vez es ese el único terreno en el que realmente hemos avanzado en los últimos tiempos. Ellas y nosotros, sí, pero gracias a ellas.
    A mí me ha aportado y me aporta cosas importantes, que marcan la diferencia entre una vida gobernada por los valores auténticos y esa otra que depende más de la jodida publicidad. Tengo muy claro cual prefiero, por mucho que a veces implique sacrificios y hasta algunos sinsabores.
    Seguramente el texto tiene bien poco de feminista, pero es que el objetivo era dibujar una situación real en la que el sexo pueda ser hilo conductor de una historia que no se limite al rollo mecánico al uso en este tipo de género.

    Un abrazo
  • SuinaSuina Garcilaso de la Vega XVI
    editado enero 2015
    Eso es, a mí me encanta integrarnos en el "nosotros", ellas y ellos, ellos y ellas, y si hay que diferenciar que no sea en razón del sexo, sino de la preparación, condición cultural o emocional, sensitiva o de hierro reforzado, que nos sintamos los hombres y mujeres cómodos en nuestra piel, de hombres ,mujeres o hemafroditas ¿pero cuando llegará el bendito momento en que no hará falta esforzarse por explicar que las direrencias solo está en función de las personas?
    Evidentemente soy, somos conscientes, de que hay mujeres oprimidas, y hombres oprimidos, ( más ellas que ellos), en muchas franjas de este mundo tan injusto nuestro llamado tierra. Pongo el ejemplo de cooperantes-luchadores en contra de la ablación, una aberración tan insertada en determinadas sociedades que los cooperantes ya casi que se conformarian con que el cuchillo extirpador fuera higiénico, y no el cuchillo sagrado contaminante de enfermedades mortales. Ese si que es un mundo de diferencias comparado con otros mundos donde ceder el paso a una señora se le llama gesto machista.

    Bueno...a lo que vamos...a lo tu escrito Quino, repito ¡buen escrito!
  • CarlosSerranoCarlosSerrano Fernando de Rojas s.XV
    editado enero 2015
    Xocas escribió : »
    Ningún problema. Siéntete libre de expresarte a voluntad, que sólo me ofenderías si me faltaras al respeto y creo que eso no va a ocurrir nunca.
    Me explico. Es una cita que no recuerdo bien de dónde he sacado, y que me pareció que servía para poner el punto final. No seré yo quien le niegue la inteligencia a las mujeres, más bien todo lo contrario. Creo que hay una inteligencia académica y otra emocional que incluso es más importante a la hora de desenvolverse en esta vida. Y en ese terreno creo que las mujeres ganan ampliamente.
    Y en cuanto al discurso feminista, tampoco me produce ningún tipo de rechazo. No diré que soy feminista, pero pro-feminista sí, sin ninguna duda. A mí me gustan esas mujeres que se declaran claramente feministas ahora que parece que está de moda eso de decir "yo no es que sea feminista".
    Tal vez es ese el único terreno en el que realmente hemos avanzado en los últimos tiempos. Ellas y nosotros, sí, pero gracias a ellas.
    A mí me ha aportado y me aporta cosas importantes, que marcan la diferencia entre una vida gobernada por los valores auténticos y esa otra que depende más de la jodida publicidad. Tengo muy claro cual prefiero, por mucho que a veces implique sacrificios y hasta algunos sinsabores.
    Seguramente el texto tiene bien poco de feminista, pero es que el objetivo era dibujar una situación real en la que el sexo pueda ser hilo conductor de una historia que no se limite al rollo mecánico al uso en este tipo de género.

    Un abrazo

    Yo en estos temas siempre me acuerdo de Natalie Ginzburg, una señora que ya mayor se puso a escribir (recomiendo desde aquí todos sus ensayos) y a opinar sobre los más diversos temas (desde el suicidio a la religión en los colegios) y tenía opiniones muy atrevidas para su época y que te hacen pensar mucho incluso ahora. Sobre la igualdad de hombres y mujeres escribió que estaba harta de que la mujer tuviera que hacer todo el esfuerzo, que para la igualdad los hombres tenían que empezar a aprender a fregar y barrer la casa sin que nadie se lo dijera: eso era lo mejor para ir avanzando en la igualdad y no que las mujeres se tuvieran que echar a la calle a manifestarse.:D Teniendo en cuenta que Natalie era una intelectual muy ama de su casa que adoraba hacer las labores domésticas (escribió ensayos sobre eso!) y muy religiosa. Una de las pensadoras más sencillas y a la vez valiente. Y siempre se preguntaba si la opinión de una mujer mayor interesaría a alguien.:D

    En fin, un abrazo igualmente compañero.
  • XocasXocas Pedro Abad s.XII
    editado enero 2015
    Suina escribió : »
    Eso es, a mí me encanta integrarnos en el "nosotros", ellas y ellos, ellos y ellas, y si hay que diferenciar que no sea en razón del sexo, sino de la preparación, condición cultural o emocional, sensitiva o de hierro reforzado, que nos sintamos los hombres y mujeres cómodos en nuestra piel, de hombres ,mujeres o hemafroditas ¿pero cuando llegará el bendito momento en que no hará falta esforzarse por explicar que las direrencias solo está en función de las personas?
    Evidentemente soy, somos conscientes, de que hay mujeres oprimidas, y hombres oprimidos, ( más ellas que ellos), en muchas franjas de este mundo tan injusto nuestro llamado tierra. Pongo el ejemplo de cooperantes-luchadores en contra de la ablación, una aberración tan insertada en determinadas sociedades que los cooperantes ya casi que se conformarian con que el cuchillo extirpador fuera higiénico, y no el cuchillo sagrado contaminante de enfermedades mortales. Ese si que es un mundo de diferencias comparado con otros mundos donde ceder el paso a una señora se le llama gesto machista.

    Bueno...a lo que vamos...a lo tu escrito Quino, repito ¡buen escrito!

    Parece que habitamos un mundo en donde ya hay que relativizarlo todo y las categorías absolutas se han muerto, no sé si afortunadamente o no. Efectivamente ha habido excesos obvios en algunos terrenos, hasta el punto de que algunos hemos asumido como gestos machistas cosas que a muchas mujeres les resultan agradables. Pero en conjunto, creo que resulta positivo, una vez filtramos esos excesos infantiles. Lo importante es llegar a la conclusión de que somos diferentes, que no iguales, y tenemos derecho a ser, simplemente, quienes somos, que no es poca cosa.
  • XocasXocas Pedro Abad s.XII
    editado enero 2015
    CarlosSerrano escribió : »
    Yo en estos temas siempre me acuerdo de Natalie Ginzburg, una señora que ya mayor se puso a escribir (recomiendo desde aquí todos sus ensayos) y a opinar sobre los más diversos temas (desde el suicidio a la religión en los colegios) y tenía opiniones muy atrevidas para su época y que te hacen pensar mucho incluso ahora. Sobre la igualdad de hombres y mujeres escribió que estaba harta de que la mujer tuviera que hacer todo el esfuerzo, que para la igualdad los hombres tenían que empezar a aprender a fregar y barrer la casa sin que nadie se lo dijera: eso era lo mejor para ir avanzando en la igualdad y no que las mujeres se tuvieran que echar a la calle a manifestarse.:D Teniendo en cuenta que Natalie era una intelectual muy ama de su casa que adoraba hacer las labores domésticas (escribió ensayos sobre eso!) y muy religiosa. Una de las pensadoras más sencillas y a la vez valiente. Y siempre se preguntaba si la opinión de una mujer mayor interesaría a alguien.:D

    En fin, un abrazo igualmente compañero.

    Sabes qué pienso? Cada uno tiene su propio camino y algunos caminos pueden ser extraños, pero no por eso son peores que los otros. El convertir en categorías absolutas cosas que dependen de factores subjetivos, suele conducir a ese tipo de cosas. Hay religiosos que han sido más humanistas que muchos filósofos ateos y amas de casa que saben más de libertad individual que algunos sesudos personajes del feminismo. Vivimos muchas veces una pura contradicción y es bueno saber que somos contradictorios.
    Un abrazo
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