Rezad: en este pedigüeño acto está la salvación del mundo, pueblerino.
Rezad: mañana, tarde y noche, y no pierdas tiempo en tratar de entender las cosas de la vida.
Rezad: Rezad mucho y decidle a vuestra esposa que mañana en la tarde la espero para continuar con el exorcismo que sacará al diablo de su calenturiento cuerpo...
Rezad, maldito pecador, que pronto se vienen con los cinco jinetes del Apocalipsis o el cataclismo maya: lo que sea primero, bienvenido.
¡Que rezes, bendito estúpido¡ ¿o es que acaso creéis que tu 1% te habrá de salvar el pellejo cuando al purgatorio llegueis?
Rezad, hijo mío, y rezad por mí también, más fuerte: (dadme el poder para poder vivir en este somnífero pueblo, oh Dios mío).
En el nombre del padre, del hijo... ya sabeis como termina... a comer.
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