En aquel extraño mundo no existía una cadena alimentaria: todos se comían los unos a los otros. Todo era cuestión de fuerza, de distracciones, de emboscadas, de alianzas perversas y circunstanciales, de traiciones. No había depredadores, o, más bien, todos lo eran.
Pero además existían los poripos, seres perversos que no se alimentaban de materia nutritiva, sino de la escasa alegría que había en ese deprimente planeta. Para hacerlo, penetraban conchas y caparazones; invadían agujeros y madrigueras.
Por eso, en Kalmansoo, todos los seres vivos, excepto los poripos, vivían amargados, odiándose los unos a los otros y a sí mismos, renegando de todo, deseando siempre lo peor para los demás.
Los poripos, después de digerir la alegría robada a los demás, simplemente la eructaban.
Comentarios
Qué desperdicio de alegría.
Solo una pequeña observación, si me lo permites... No había depredadores, o, más bien, todos lo eran. Tal vez no consigues el contraste que buscas en la frase , tal cuál está me suena algo incoherente. En mi opinión ésta, puede estar más encaminada No había depredadores porque todos lo eran. Da a entender que como todos eran depredadores, si alguno no lo fuera, sería igualmente devorado. Pero es una opinión.
Un saludo