Ya clareaba el día. Dio con sus pantalones a la izquierda, bajo la cama, ella dormía aún cuando cerró la puerta. Notaba la polla húmeda bajo los calzoncillos, le apestaban las axilas. Entró en un bar y lo primero que hizo al encerrase en el baño fue quitarse los zapatos. Luego buscó la diminuta llave en el bolsillo trasero de los pantalones y se sentó a cagar como gloria bendita. Abrió el diario: no la encontró tan dama después de cinco páginas. Abrazándose a las farolas con el coño empapado. La gran dama sin flores. Hablaba de provocarse el vómito después del sexo, la hacía sentir entera. Masturbarse a la salud de su hermano, frotarse las tetas con la mopa, arañarse los pezones con el cepillo de dientes, eso iba a matarla de gusto, confesaba, trancarse el coño a bayetas, sacarlas de allí empapadas le parecía delicioso. Leyó:
"Voy a morirme de guarra, dios mío..."
Se le hizo la polla agua.
Comentarios
Es tan guarro que no hay pon donde cogerlo.
A mi entender, existen otras formas de expresarse que no causan tanto asco.
Lo siento