Unas vidas domesticadas al margen de la envoltura corporal.
Salieron los hombres de la vida.
Ya salió La carne evaporada.
(Para hacer tiempo, más que nada.)
Y te fuiste a aquel bosque de pájaros robados.
Encontraste una coartada en la acción clorofílica,
en los pétalos envenenados secándose en tu boca.
Es tiempo ya. De luz cerúlea.
Y Era.
Y Fue.
Y Sigue siendo.
Será en tus aromas remotos,
de los vasos capilares jugando con muñecos rotos.
De las bragas negras, viriles como unas manos masculinas,
bendecidas en garrafas de plástico,
y de espejos prestidigitadores. De frutos tardíos.
-Me he mirado al espejo y he visto a otra como recién nacida.
Tugurio que vivo con secretos segregados,
sueños en secreción
o desesperación nocturna,
o euforia. No estás,
pero mira como te oyen.
Ya entran los hombres en la muerte densa de espanto.
Sorda de música.
Y la muerte no es un final, sino un comienzo.
(Y reconozco que no presentaba síntoma alguno de enfermedad física o mental.)
Pero hoy he decidido regresar a ti, después de tantos años.
.
.
.
.
Comentarios
Es uno de los finales con más belleza y tristeza escondida que he leído últimamente.
Del resto del poema, decir que sigue en la tónica de es tristeza, melancolía realista y oscura, de querer cambiar la historia y maldecir a un tiempo (que marca un pasado, presente y futuro al mismo tiempo) y a sus pasajes, de secreciones físicas y psicológicas...
De aplauso impresionado.
No siempre, no siempre...
pero pongo intención y persevero en los idiomas poéticos :rolleyes: