Va una carta dirigida a ti, desde hace tiempo ya. Y mientras tanto, recordando...
Y te fuiste algo pronto. Creo yo.
Si lo mío no es nada (serio),
ella se muere y es mi madre.
Callo. Y cayó la segunda botella de vino rancio,
se adivinaba la forma de tus pechos.
Para cuando estuviera sola la muerte,
te cubriré el cuerpo con una sábana,
y me arrojaré a un pozo de leones.
Ahora dime todas las cosas bonitas que se te ocurran, madre.
Y condéname a sentir el hambre para después;
hasta echar la sangre a borbotones por esa boca que tú ya no querrías besar.
Con la voz baja, escuchando ese masticar
No viviré sino es para matarme.
Me beberé el jugo de la hierba
Y ahora no eres más que un cuerpo
Resaltaban los pies, la cabeza, y el bulto de las manos
cerrados sobre el vientre.
Ni siquiera llegué a oír cómo tosías.
la que me hacía tan bien, ya ves cómo me sale.
cómo me revuelve el estómago, pero no debes volver, madre.
que tengo el color de hierro joven,
pero ya las moscas empiezan
( comenzaban a reconcomerme el alma)
a zumbar sobre los vasos.
Y quedaban las lenguas de víbora.
No son mala gente los vecinos.
.
.
.
Comentarios
Es una carta en la que habla el dolor, Quinti.
Impresiona tanto que deja las palabras vacías.
Saludos.
No viviré sino es para matarme.
Vivir, morir, tan antagónico, o agónico.
.
.
¡¡ Terrible !!
Buscas el descanso del dolor, respirar sin la agonía de tener que sentirlo...
Muchos viven para matarse, aunque no sean tan claros en su declaración de intenciones... Hay muchas vidas que son un suicidio lento... las veo cada día a mi alrededor... y no son una ni dos...
Pero Quinti, necesito leerte, así que pospón este trámite todo lo que puedas :-O
Estos son los versos que a mí más me han gustado, o llamado la atención:
Es más triste de lo que sería si fueses más sentimental, exacerbado o ampuloso, por alguna razón.
Y he citado de manera liosa, pero esos son los versos que me gustan.