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Album roto

ordetordet Pedro Abad s.XII
editado septiembre 2014 en Narrativa
Yo tenía diez años. Nos mudábamos a otra ciudad y mi abuela trasteaba, con la cabeza hundida en los armarios, separando los objetos útiles de aquellos que consideraba indignos de sobrevivir al traslado.

Recuerdo su figura encorvada, su furtivo ajetreo, completamente absorta en una criba febril que sentenciaba libros, revistas, carpetas del colegio, frascos vacíos, pañuelos amarillentos, bufandas apolilladas, y otros tantos fragmentos del pasado, mientras yo andaba curioseando entre cajas de cartón y muebles desmontados, hipnotizado por aquel desorden doméstico, tan desconocido para mí.

"Lleva eso a la basura", sin apartar la vista del fondo del armario, mi abuela señalaba un montículo de papelotes que se alzaba en un rincón. Me acerqué, estimulado por el goce infantil de sentirme útil, y abarqué, como pude, los despojos.

Camino de la cocina, abrazado a aquel revoltijo, descubrí ante mis ojos una estampa en colores, cargada con la textura onírica de los cromos antiguos: emergiendo de un turbio pantano, un diplodocus alzaba el cuello hacia una gigantesca bóveda de vegetación tropical mientras los reptiles voladores surcaban el firmamento violáceo en la lejanía.

El asombro me paralizó; solté la carga y me lancé sobre el desbarajuste derramado en el piso. De entre aquellos restos - semanarios, facturas, panfletos publicitarios, cuadernos de cálculo - aparté, borracho de incredulidad, un álbum de cromos rasgado en seis pedazos.

Durante casi un año - que en un niño es un siglo - había ido atesorando en aquel álbum con tapas de cartón, una espléndida colección de láminas, complementadas con breves textos explicativos. En total, ciento cincuenta rectángulos de papel que ilustraban el origen del cosmos, la generación de la vida sobre la Tierra, la irrupción y caída de los dinosaurios, la aparición del hombre. Tenaz como nunca lo había sido, y acaso como nunca lo sería, fui comprando los cromos en el kiosco y cambiando los repetidos en el patio del cole hasta lograr la colección completa; después, solemnemente, oculté mi tesoro. En adelante, acudía con frecuencia al escondrijo para abismarme durante horas en aquellas ventanas a lo extraordinario.

Por eso aquella tarde, contemplando el universo despedazado que sembraba el suelo del pasillo, comprendí que en ese momento se iniciaba el viaje hacia un horizonte oscuro e indefinido. Desde entonces, la visión primordial del álbum roto, ha seguido vigente, flotando como un palio sobre el curso del tiempo, arañándome el alma en momentos precisos de mi vida. La traición, la amargura, la muerte del amigo, las terribles heridas del amor, las mil caras, en fin, de la desdicha, que han surgido a lo largo del camino, se transmutan en la imagen de un niño llorando frente un montón de cromos desgarrados, infinitamente desconsolado ante lo irreparable.

Los años, curiosamente, han avivado el recuerdo de aquellas soberbias páginas que alumbraron el estrecho sendero de mi infancia. En un sueño pueril que a veces me concedo, recupero indemne el álbum legendario y me fundo con él en un paisaje arcaico, remoto, ubicado en los inicios de la Creación.

Mi abuela, por cierto, jamás se disculpó.

Comentarios

  • FrancescaFrancesca Fernando de Rojas s.XV
    editado septiembre 2014
    Me ha gustado mucho este texto.


    "Borracho de incredulidad", me parece precioso.
    " El universo despedazado"... Hay expresiones que me han encantado.


    Dicen que la infancia es nuestro verdadero hogar y a mí, me has hecho sentir nostalgia y añoranza de todo aquello que quedó tan atrás.
    Felicidades
  • amparo bonillaamparo bonilla Bibliotecari@
    editado septiembre 2014
    Como era de chévere llenar álbumes, me hiciste recordar los que aún conservo:)
  • LilyJalileLilyJalile Fernando de Rojas s.XV
    editado septiembre 2014
    ¡Qué magnífico relato, Ordet! Concentrar en el álbum sacrificado, la suma de las desdichas del diario vivir, como marcando el fin de la inocencia, sólo puede ser obra de un poeta o de un filósofo. Son los que ven en las cosas sus significados más hondos. Felicitaciones.
  • ordetordet Pedro Abad s.XII
    editado septiembre 2014
    Gracias por los comentarios.
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