Cuando cierro los ojos,
mis manos ,por fin, sabias
recorren sin premura
el tobogán de tu espalda.
Mas si ahora los abro,
veo cómo, vacías, se aferran
a la pobre tela de mi falda.
Cuando cierro los ojos,
siento tu boca hambrienta
que se abre camino,
que de mí se alimenta.
Unes tu cuerpo tibio
en un nudo sagrado
con mi ser que te anhela,
y espera ser amado.
A abrirlos me niego.
pues no estás a mi lado.
Mi cama es un desierto
áspero, desde que te has marchado.
Tras mis ojos cerrados
pervive la esperanza.
Y ya no quiero abrirlos:
me aterra ver la NADA.
Comentarios
Cierro los ojos,
y mis manos ,por fin, sabias
recorren sin premura el tobogán de tu espalda.
Los abro y las veo vacías,
aferradas a la pobre tela de mi falda.
Cierro los ojos y siento tu boca hambrienta
que se abre camino en mí,
Al abrirlos, no estás a mi lado
Unes tu cuerpo tibio al mío
en un nudo sagrado
pero mi cama es un desierto
un desierto áspero. Te has marchado
Tras mis ojos cerrados
pervive la esperanza.
Y ya no quiero abrirlos
me aterra ver la nada