Soy un ombligo teócrata, una primerísima persona, quien habita en la mente del censor.
Cuchillo, tijera y fuego.
Fui Torquemada, martillo de los Herejes, Inquisidor General de las Españas por la gracia de Dios, amén.
Soy el cura que incitó, y el barbero que quemó los libros de caballería del hidalgo don Alonso Quijano…más de cien libros grandes y unos cuantos pequeños.
También quien se atragantó con la nana de las cebollas, con la tuberculosis de Miguel Hernández, con su reja y con su muerte.
Soy jorobada y nocturna. La aludida de Lorca condenada a vaga astronomía de epistolas inconcretas.
Soy un bicornio de charol.
No soy un cielo estrellado.
Fui Savonarola en Florencia, la hoguera de las vanidades en la que quemé el kool de los ojos de las ciudadanas florentinas, también la boca de Fernando VII. Fui los adornos, los peines repujados de plata, la música, el amor fuera del seno de la iglesia, la alegríade vivir, las palabras de Petrarca, una Venus de Milo apenas velada y aquel comentado boceto de Miguel angelo que enseñaba atributos.
No soy luna, ni soy luz.
Soy una hipócrita revestida de apología. Prosopón. Máscara griega que suena y resuena.
En el 33, y en Berlín, ahogué las palabras de los judíos sodomitas, lesbianas, pacifistas, gente no puras de mal vivir y peor pensar.
En cualquier rincón del mundo acecho buscando alimento para las llamas.
Soy hongo que crece en las umbrías sombras. Husmeo a quienes son diferentes a mí: a un negro, a una virgen renacentista, a la música no Wagneriana, a un pensador, a una fórmula matemática, al sudor del amor sin consagrar, un concepto filosófico, una columna griega, una emoción fuera de la norma establecida, una vacuna, auna rata, un pensamiento existencialista, o una puta.
No soy amanecer, ni esperanza, ni horizonte.
Si soy experta en reducir a un ser humano.
Soy la intolerancia, quien bate alas cuando te acuso, la guardia negra, una camisa azul, quien sospecha de ti, un libro quemado, lengua de fuego, una ojeadora de indicios pecaminosos, un discurso vacío.
Sé que la temperatura idónea para hacer arder el papel es la de 233ºC., pero sobre todo soy alguien convencido de que soy superior a ti…y a ti…y a ti también.
Otra vez gracias Dukdos, por aquí hay una cancioncita que dice: el sombrero me lo quito me lo pongo, me pongo me lo quito...), así que habrá que intentar seguir escribiendo lo mejor que pueda para que no te lo quites.
Comentarios
Soy un ombligo teócrata, una primerísima persona, quien habita en la mente del censor.
Cuchillo, tijera y fuego.
Fui Torquemada, martillo de los Herejes, Inquisidor General de las Españas por la gracia de Dios, amén.
Soy el cura que incitó, y el barbero que quemó los libros de caballería del hidalgo don Alonso Quijano…más de cien libros grandes y unos cuantos pequeños.
También quien se atragantó con la nana de las cebollas, con la tuberculosis de Miguel Hernández, con su reja y con su muerte.
Soy jorobada y nocturna. La aludida de Lorca condenada a vaga astronomía de epistolas inconcretas.
Soy un bicornio de charol.
No soy un cielo estrellado.
Fui Savonarola en Florencia, la hoguera de las vanidades en la que quemé el kool de los ojos de las ciudadanas florentinas, también la boca de Fernando VII. Fui los adornos, los peines repujados de plata, la música, el amor fuera del seno de la iglesia, la alegríade vivir, las palabras de Petrarca, una Venus de Milo apenas velada y aquel comentado boceto de Miguel angelo que enseñaba atributos.
No soy luna, ni soy luz.
Soy una hipócrita revestida de apología. Prosopón. Máscara griega que suena y resuena.
En el 33, y en Berlín, ahogué las palabras de los judíos sodomitas, lesbianas, pacifistas, gente no puras de mal vivir y peor pensar.
En cualquier rincón del mundo acecho buscando alimento para las llamas.
Soy hongo que crece en las umbrías sombras. Husmeo a quienes son diferentes a mí: a un negro, a una virgen renacentista, a la música no Wagneriana, a un pensador, a una fórmula matemática, al sudor del amor sin consagrar, un concepto filosófico, una columna griega, una emoción fuera de la norma establecida, una vacuna, auna rata, un pensamiento existencialista, o una puta.
No soy amanecer, ni esperanza, ni horizonte.
Si soy experta en reducir a un ser humano.
Soy la intolerancia, quien bate alas cuando te acuso, la guardia negra, una camisa azul, quien sospecha de ti, un libro quemado, lengua de fuego, una ojeadora de indicios pecaminosos, un discurso vacío.
Sé que la temperatura idónea para hacer arder el papel es la de 233ºC., pero sobre todo soy alguien convencido de que soy superior a ti…y a ti…y a ti también.
Son aterradoras la intransigencia y la intolerancia.
Guapa, cuidado con los errores de mecanografía,
Francesca.
No tiene importancia. Me gusta leer, leerte.
Francesca.
¡Tremendo detalle, siempre al quite Amparito!
Feliz 2014
Lo sabía Suina, siempre lo supe.
Está bien que lo sepamos Juancho, y sobre todo que no lo olvidemos.
Otra vez gracias Dukdos, por aquí hay una cancioncita que dice: el sombrero me lo quito me lo pongo, me pongo me lo quito...), así que habrá que intentar seguir escribiendo lo mejor que pueda para que no te lo quites.