Ser Niña o Mujer...Capítulo 21

PatryZaira89

Entré en casa congelada de frío. Había pasado tanto tiempo caminando por las calles de los alrededores... Sin saber qué hacer ni qué pensar. Había pensado tanto que ya estaba cansada, lo único que deseaba era llegar y dormir, descansar de todo. Pero no pude hacerlo, porque mis padres estaban en el salón, a oscuras, en silencio; imagino que esperando mi llegada.
Intenté pasar de largo y dirigirme a mi dormitorio, cuando mi padre me llamó:
- Paola, Paola, espera.
Me di la vuelta.
- Tenemos que hablar contigo.
Me encogí de hombros y me dirigí al sofá, sentándome en él, con la mirada perdida en el vacío. Sabía que ese momento llegaría. Tenía que hacerlo, tarde o temprano.
Mis padres se sentaron en los sillones de al lado. Se miraron, pidiéndose ayuda mutuamente. Habrían estado ensayando esto muchas horas antes y ahora no sabían cómo comenzar...
- Tu madre me ha contado todo. Y creo que nos debes una explicación.
Volví a encogerme de hombros.
- Pues si ya te lo ha contado. Ya lo sabes, ¿no?
Volvieron a mirarse, pidiéndose ayuda de nuevo. Esta vez fue mi madre la que habló.
- Hija, tienes que contarnos lo que pasa.
La miré con frialdad.
- Y, ¿qué es lo que pasa, mamá? ¿Qué queréis escuchar? ¿Que estoy embarazada? Pues sí, estoy embarazada, ¿contentos?
- Paola, no le hables así a tu madre. Esto no tiene ninguna gracia. No puedes tomártelo a risa. Tenemos todo el derecho de saber cómo has llegado a esto. Por lo menos, ¡dinos quién es el culpable!
El culpable... Ni siquiera lo llamó por su nombre... el padre del hijo que esperaba. Llevaba dentro un bebé... y estaba claro que eso no lo había echo sola. Y entonces les conté todo: mi llegada a Valencia, el cumpleaños de Yulia, cómo esos dos muchachos se presentaron a nosotras, la fiesta en casa de Clarita, las bebidas, los bailes, Yulia fuera de control, las pastillas, el intento de violación... Que todo se nos fue de las manos...
Llegada a ese punto, las lágrimas me caían y los labios me temblaban,así como lo hacía todo mi cuerpo. No había hablado de esto con nadie, ni siquiera con mis dos mejores amigas, a las que siempre confiaba todo. Y diciéndolo en voz alta todo ello volvía a mí con toda su crueldad. Sabiendo que había sido víctima de un acto horrible.
Mi madre se llevaba las manos a la cabeza y mi padre fumaba un cigarro detrás de otro, a pesar de estar en trámites de dejar el tabaco.
- Esto que estás diciendo es muy grave, Paola - me dijo. - Debiste habernóslo contado antes. ¿Te obligaron a acostarte con alguien? ¿Quién lo hizo?
Estaba enfurecido, y hoy por hoy entiendo que no era conmigo, como yo pensaba en ese momento, sino con el mundo, con el desgraciado que se atrevió a tocar y manipular a su niña... Porque opino que no hay dolor más grande en el mundo que el que le hacen a un hijo.
- No. No me violaron, si es lo que estás pensando. No lo sé. Joder, no puedo recordar nada más... Lo último que recuerdo es que me metí en el baño y alguien me llamaba... Un chico me llamaba...
De nuevo esa voz en mi cabeza. Esa maldita voz que no quería abandonarme. «¡PAOLA, PAOLA, ABRE! ¡ABRE LA PUERTA!»
- Yo... nisiquiera sé cómo abrí la puerta.
Estaba desesperada. Sentía impotencia contra mí misma por no poder aclarar esas visiones que se me presentaban borrosas y mezcladas.
Le vi la furia en los ojos a mi padre y en mi madre, sin embargó, noté algo que me impactó. Sus lágrimas se mezclaban con un gesto claro. Su mirada era de decepción. Y eso me dolió, me dolió más que mil reclamos. Eso me partió el alma en mil pedazos.
Me levanté con el corazón encogido por el dolor y corrí a mi cuarto, encerrándome como solía hacer cuando quería escapar. Huir de mi propio sufrimiento.