¡Bienvenido/a!

Pareces nuevo por aquí. Si quieres participar, ¡pulsa uno de estos botones!

Café crepitante, comburente.

PerplejoPerplejo Fernando de Rojas s.XV
editado octubre 2013 en Narrativa
Esta tarde se me olvidó escribir y esto es una prueba. No he podido dormir. Es la madrugada de un lunes. Catorce de octubre. No me gusta ir a trabajar. Hace frío. En mis manos hay diez dedos en total; cinco en la mano derecha y otros cinco dedos en la mano izquierda. Los pulgares son oponibles. El resto de los dedos no son oponibles. Soy un mamífero de manos prensiles aunque no arbóreo. Puedo comunicarme por escrito. Estoy redactando sin ayuda y esta noche envié un e-mail del todo correcto. Creo que era correcto.

No puedo definir lo que he perdido. Estoy tomando ejemplos a modo de plantilla. Sustituyo unos términos por otros. Busco en páginas web para aprender a escribir. Las metáforas son una ayuda según esta página web. No logro entenderlo. Parecen partes mal escritas. Sé que esta página web no miente pero busco otra. Blancos huevos en la nívea nieve es lo que tengo en la cabeza. Ocurre lo mismo. También: hay rayas vacías y llenas en un paso de cebra y no llego a cruzarlas. Pongo todo mi empeño. Quiero claridad.

Antes hubiera sabido explicar lo que me pasa sin tener que pensar cuarenta y nueve minutos. Tiemblo. Hace frío y pienso en que necesitaré calcetines gordos. A veces el cáncer cerebral se manifiesta así. Es agradable pensar en los calcetines. El pie estará ajustado en un entorno mullido y suave. Los dos pies. Decido poner una cafetera. También me gustan las llamas del gas natural cuando hace frío. Una de las cosas que más me gustan es que son azules cuando el fuego suele ser rojo. Sé que esto no es importante pero puedo escribirlo sin problemas. Me tranquiliza. Me levanto y escribo de pie, esto hace que me duela la espalda. Quiero café. Iré a la cocina.

Bebo café con un poco de leche aunque está quemando. Me desagrada que amanezca. Cierro la persiana del todo. Reviso mis archivos. Estoy seguro de que algo ha cambiado cuando leo lo que dejé en el escritorio de mi ordenador en la carpeta "cuentos". Yo los escribí, estoy seguro. Aunque en esos textos haya partes familiares, en su mayoría me resultan extraños. Las palabras están mal. Parecen puestas al azar. Sé que antes me gustaban esos textos y que a más gente le gustaban. El café me está quemando. Sé que es importante que el café me queme pero no sé por qué. Busco en internet. El café arde. El café incinera. El café crepita. Sinónimos son maneras de decir lo mismo con diferentes palabras. Pruebo dos sorbos porque creo que su sabor me puede ayudar. Hay restos de galleta reseca en el borde. Pase lo que pase tengo que fregar mejor. Han pasado casi tres horas desde que empecé esta prueba. El sabor del café es amargo y dulce. Me gusta al principio y menos al final. Pero no recuerdo nada nuevo.

He reordenado las líneas de mi texto. Puedo encontrar categorías aunque con mucho esfuerzo. Trato de ordenar párrafos de longitud similar. No he guardado la versión anterior. Así un texto se entiende mejor: eso lo sé. También sé que hay palabras claves que importan más que otras. La palabra “que”, por ejemplo, no es importante. Aunque aparezca con frecuencia no es importante. Un “que” no tiene forma, no hay emociones asociadas a “que”. Por eso no le doy importancia. Algunos sustantivos o verbos son más importantes.

Sospecho que otra palabra es muy importante. Me refiero a la palabra "café". Creo que podré recordar si uso esa palabra. Leo un texto acerca del tema. Somos aroma y esencia. Amargo es nuestro sabor. Tú viajaste a New York. Dejo de leer. Se me revuelven las tripas. La causa es ansiedad porque descubro que ni siquiera entiendo una frase. El motor del frigorífico deja de sonar y hay más silencio. No entiendo cómo el aroma y la esencia pueden hablar como personas. Puede ser un error. La esencia viajó a New York. Sé que New York es impresionante por sus rascacielos pero la esencia no viaja. No entiendo. Me siento mareado. Voy a vomitar.

Mientras vomitaba he pensado que quizás no me pase nada. Me palpo la cabeza. En la oreja izquierda tengo un absceso de grasa pequeño. Duele al apretar. Cabe la posibilidad de que ahora piense bien. Antes podía creer que la esencia y el aroma viajaban juntos a New York. Lo cual no puede ser, no sin aparato locomotor. Sería posible si son trasladados en dos recipientes. Sendos. Ambos. Dúo. Pareja. Aún así, nunca podrían decir: "somos aroma y esencia". No pueden desarrollar un aparato fonador. Uno es gas y el otro líquido. Recíprocos. La esencia suele ser aceite.

Ahora pienso bien. Esta hipótesis parece acertada. Me siento eufórico. Noto que me sudan mucho las manos al pasar los dedos por la pantalla del móvil. Veo la hora. Llego tarde.

Quizás estuviera enfermo antes y ahora no. Quizás me estaban engañando. También pudiera ser que haya aprendido algo nuevo que cambió mi forma de pensar. Puede que ahora esté curado por fin. Estoy bien así. Estoy liberado. En el trabajo averiguaré si soy el único. Ahora debo mantenerme sereno. No debo destacar. No sé qué está pasando. Tampoco debo dejar que nadie lea esto de momento. Termino el segundo café de hoy. Está tibio. Crepita poco. Miro el móvil. Llego muy tarde. Con el rastro de grasa de mis dedos dibujo un círculo en la pantalla. El círculo de la vida, pienso. Es una expresión absurda pero la recuerdo muy bien. Puede que sea una marca. Guardo archivo porque es muy tarde. Apagaré y me iré.

Estoy en la sala de urgencias del hospital. Un chico joven me ha dejado su cargador. He olvidado el mío en casa. Era simpático aunque tosía mucho y salpicaba. Me han hecho pruebas para descartar problemas. Huele a lejía y gel de alcohol. No hay lesiones. No hay derrames. Mis arterias están bien. Dejé de fumar y la enfermera me dijo “muy bien” al respecto. Mi sentido del equilibrio es bueno. Me muevo correctamente cuando me mandan estirar un dedo o una pierna. No tengo alucinaciones y sé la fecha actual. Oigo bien y aunque tengo miopía, veo como siempre. Mi peso es correcto. Mi nivel de oxígeno es correcto. Duermo poco y les avisé de ello. Es cierto que he tenido náuseas pero ha sido a causa de la angustia y del café cargado. Tomé demasiado café. Eso le dije al médico. Me han hecho esperar otra vez y ahora me avisarán.

He tenido problemas en el trabajo. Algunas de las cosas que decían mis compañeros no tenían sentido. Pensé que era una broma. No lo era. Mi jefa también hablaba raro. Traté de fingir normalidad pero algunos se sintieron molestos. Evité conversaciones pero eso sólo empeoró la situación. No existe una conspiración. Tampoco puedo entender bien las palabras habladas. Es imposible que todos se pongan de acuerdo. Soy una persona normal enferma. No me he liberado. No era un engaño. Me dio una crisis de ansiedad. Dos compañeros me trajeron al hospital en taxi. Dejé claro que estaba bien en varias ocasiones para que se fueran. Agradecí su preocupación. Lo cierto es que me caen mal y probablemente no les vuelva a ver. No quiero ser pensionista. No me quejo de los lunes.

Me gustaría que Isabel me devolviera la llamada. Ahora no quiero estar solo. Me da vergüenza que me vean llorar en la sala de espera. Me alivia el tintineo de la máquina expendedora devolviendo el cambio. Todo el mundo se toma algo esté enfermo, cansado o preocupado. Hay muchos tipos de enfermedades pero pocos tipos de bebidas calientes. Yo quiero un café. Café comburente. Que me calcine los dedos en este mediodía entumecido. He copiado la estructura de un texto. No sé lo que he dicho.

Comentarios

  • amparo bonillaamparo bonilla Bibliotecari@
    editado octubre 2013
    El café te revitaliza, por aquí nos gusta con galleticas hechas por sinrima:)
  • SuinaSuina Garcilaso de la Vega XVI
    editado octubre 2013
    Café crepitante comburente

    ¡Qué título tan feo…con ese ante y ente!, ¿y esa elección?, y sin embargo, que buen escrito.

    Te cuento por qué me gusta, o lo que me gusta.

    Es muy difícil lo que has hecho, has rizado el rizo…un escritor que escribe, con una dificultad cerebral ( llámesele, cáncer, tumor, comprensión, o distensión…), que a su vez escribe sobre la dificultad de escribir en una situación limíte.

    ¿Cómo te enfrentas al reto de escribir sobre esto? ¿Qué armas utilizas para conseguirlo además de poner palabras unas tras otras como hormiguitas laboriosas?...pues yo diría que con la observación. Un compañero de trabajo se cayó de lo alto de un palomar en el ático de su casa y tuvo una gravísima contusión en la cabeza. Lleva años recuperándose…empezó a reconocer a su familia, los objetos cotidianos, a comer, caminar, vestirse, hablar…pronunciar,recordar lo que las palabras significan. Mi compañero Manolo cuando vino avisitarnos años más tardes hablaba con frases muy muy cortas, se paraba, ponía los ojos para arriba como intentando acomodarlas en su cabeza antes d esoltarlas despacio por su boca. Teníamos sus amigos que hacer un ejercicio de paciencia y saber esperar, lo que llevaba algo de tiempo para comprenderlo. Su tuviera que escribir sobre alguien con esa dificultad lo haría con frases cortas como las tuyas.

    Eso me ha parecido en el protagonista de tu relato, que como Manolo, utiliza frases cortas, intentando ordenar el pensamiento, conceptos, una lucha titánica componer una frase. No es que el escritor ( Perplejo) no sepa hacer frases de recorrido largo, o mediano, no, es que el personaje necesita expresarse de ese modo, no sabe hacerlo de otra manera. No es un idiota el que habla sobre dedos no oponibles, y oponibles, prensiles aunque no arbóreos; es un esfuerzo sobrehumano traducir lo aprendido en una vida, para intentar comprender algo tan sencillo sobre la movilidad de unos dedos.

    Esa ha sido tu inteligente herramienta a lo largo de todo el texto.

    También decirte que si la historia fuera más larga cansarías a tus lectores, porque no se puede mantener este ritmo sincopado sin aturullar al lector, a no ser que sea una novela, y este un personaje de ella que asome de vez en cuando. Sé que me entiendes.

    También es importante la parte visual, como visualiza el entorno, el paso de cebra, las rayas vacías, el papel…blancos huevos en la nívea nieve ( que pondría la frase del derecho, sin hipérbaton, ni poesía, porque ya al pobre le cuesta bastante ordenarlas, para encima buscar un efecto literario, ya lo dice él, pongo todo mi empeño. Quiero claridad.

    El significado y significante de las palabras, el contenido y el continente, las formas, el dibujo de las letras, el tamaño, su longitud, las veces que se repiten, los ques sin emociones, con esto vemos al escritor(personaje) , no dices explícitamente que lo sea, pero nos haces saber que lo es.

    Has utilizado también el efecto sinestesia, mezclando visión, tacto, audición, olfato, con sensaciones y sentimientos ( siente frío y necesita el tacto de los gruesos calcetines protectores, la belleza del azul de la llama de gas), también haces que pillemos cariño a tu personaje porque lo muestras débil, cojo, mutilado, mareado y confuso, vomitando angustias y miedo, y eso hace que nos pongamos enseguida de su parte…y encima como es escritor, los que pretendemos serlo, sentimos empatí aenseguida por él. ( Tu truco).

    No has necesitado ponerle un nombre, Pepe, o Juan, ni que sea alto, o bajo, rubio, o moreno, lo has descrito psicologicamente, desde dentro de su dificultad, una radiografía interna, y lo has hecho por medio de sus acciones cojas, de sus dificultades.

    Titularía tu trabajo con un sencillo CAFÉ,y me dejaría de combustione comburentes y complicados crepitantes crujientes. J
  • titunatituna Pedro Abad s.XII
    editado octubre 2013
    Te confieso que lo leí la primera vez cansada y me cautivo en seguida, luego lo volví a leer más detenidamente y me gusto aún más. Es bien difícil escribir un estado de confusión, de ansiedad casi febril, sin perder al lector, y a mí parecer, tú lo consigues. Como dice Surina, utilizas muy bien las frases cortas para transmitirnos esta confusión mental, luego el aroma a café quemado y su sabor amargo en la boca, terminan por quebrar nuestra calma envolviéndonos en este estado de ansiedad febril.
    Además admito que me ha gustado en especial porque sentí afinidad, he tenido momentos de ansiedad y hubo una parte en la que hablaste de la escritura que no pude sino sonreírme.
    Estoy seguro de que algo ha cambiado cuando leo lo que dejé en el escritorio de mi ordenador en la carpeta"cuentos". Yo los escribí, estoy seguro. Aunque en esos textos haya partes familiares, en su mayoría me resultan extraños. Las palabras están mal.Parecen puestas al azar. Sé que antes me gustaban esos textos y que a más gente le gustaban.
    En verdad no sé bien porqué pero varías veces he sentido está sensación al revisar mis textos, busco algo en ellos que tenía antes y que ahora no encuentro.
    Quisiera señalarte ciertas frases descriptivas que me fascinaron por su expresividad:
    También me gustan las llamas de lgas natural cuando hace frío. Una de las cosas que más me gustan es que son azules cuando el fuego suele ser rojo.Es ingenioso como describes al fuego con la reflección del protagonista.
    El café me está quemando. Sé que es importante que el café me queme pero no sé por qué.
    Con el rastro de grasa de mis dedos dibujo un círculo en la pantalla. El círculo de la vida, pienso. Es una expresión absurda pero la recuerdo muy bien. Revela la extraña inspiración que a veces acude a nosotros en este estado.


    He copiado la estructura de un texto. No sé lo que he dicho.
    Creo que es el mejor cierre para este escrito, nos deja el sabor a café quemándonos la boca, junto a tantas sensaciones e imágenes confusas, a ideas buscando palabras para expresarse.
    Bueno compañero ¿qué más puedo decirte? Lo he disfrutado mucho.
    Saludos
  • PerplejoPerplejo Fernando de Rojas s.XV
    editado octubre 2013
    Qué alegría y qué alboroto. Críticas de tres compañeras.

    Amparo, vamos a invocarla de nuevo: Sinrima, Sinrima, Sinrima, ¡SINRIMA!

    Suina, tienes razón. Que sepas que en mi documento pone "café" pero al colgarlo en el foro vi que estaba repetido y me dio una ventolera. Cuando me quise dar cuenta: YA NO PODÍA EDITAR EL TÍTULO. DIMIGA, ¡HOLA!

    Luego pensé que una buena variación hubiera sido: café.docx

    En fin, cosas del directo.

    "Los blancos huevos en la nívea nieve" es una frase de mierda, claro. Es lo que creo que una persona analítica que haya perdido la capacidad de hacer metáforas o figuras retóricas hubiera hecho. Hubiera buscado la acumulación en un campo semántico o la alteración de los elementos formales según el manual sin darse cuenta de que el efecto estético es desastroso. Mmm... cuando se escribe dando vueltas de tuerca se corre el riesgo de que el "chiste" canibalice el texto. Quizás tengas razón y haya apretado mucho la tuerca.

    De lo demás: siempre tan sagaz, lo ves TODO. Qué te puedo decir. Aprendo muchísimo leyendo tus críticas, Suina. Muchas gracias.


    tituna: me gusta cómo escribes en las críticas. Ordenada, clara, precisa, sobria. Por qué no aplicas esa sobriedad en tus cuentos, ¡coño! Está claro que sabes escribir de forma "periodística". No está bien presionarte para que cambies tu estilo, lo sé, pero es que... ¡ay! Estoy tan convencido de que tus textos ganarían...

    "terminan por quebrar nuestra calma envolviéndonos en este estado de ansiedad febril." Esta frase está bien, es bella y tiene sentido. Una pincelada de poesía en medio de un texto racional, ¡qué bonito queda así! Equilibrio.

    Me ha sorprendido gratamente ser criticado por ti. También eres muy perspicaz. Me has señalado fragmentos del texto donde, efectivamente, había especial intención.

    Te tengo que hacer un reconocimiento especial: a pesar de la crudeza con la que te critiqué no hay ni rastro alguno de revanchismo en tu crítica. El espíritu deportivo es algo que no abunda entre escritores. Gracias por tu temple.

    Siempre ilusionado por vuestras críticas.
    Un beso a las tres y GRACIAS.
  • HombrepagodaHombrepagoda Gonzalo de Berceo s.XIII
    editado octubre 2013
    Todo lo que mencione café ya tiene mi corazón ganado, aunque eso de que le ponga leche le quita puntos, a menos que sea un latte, o un macchiato, pero no importa.

    Al principió me perdió un poco, luego comprendí lo que pasaba, pero aún así el ritmo interrumpido en cortas frases logró abrumarme, sentía cómo me iban frenando de momento a momento, lo cual me desesperó, pero a su vez creo que me puso en un estado de empatía con el protagonista(Además de que me la paso igual, bebiendo café y odiando el amanecer), lo cual me parece interesantísimo, el hecho de hacer que el lector genere aquellos sentimientos, es algo que en lo personal se me difuculta, y, aunque no sean sentimientos buenos, se aplaude, se aplaude. Y el beber tanto café también se aplaude.
Accede o Regístrate para comentar.


Para entrar en contacto con nosotros escríbenos a informa (arroba) forodeliteratura.com