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Han pasado dos horas.

Ricardo CostaRicardo Costa Pedro Abad s.XII
editado junio 2013 en Ensayo
Han pasado dos horas. En clase hemos estado debatiendo sobre el medio ambiente y la teoría de la ecología profunda. He intervenido un par de veces, más por matar el aburrimiento que por un interés real en el tema. A veces me canso de escuchar siempre los mismos argumentos, los mismos planteamientos, siempre las mismas preguntas. ¿Realmente existe un interés por arreglar algo?¿Es real el deseo de cambio?. Intentar lavarle la cara a la máquina, intentar cambiar alguna pieza para que funcione mejor… La idea de que la progresividad nos llevará a evolucionar positivamente hacía una sociedad más justa y respetuosa con el medio ambiente es algo que dudo mucho. La idea de que la toma de conciencia sobre algo determinado conlleva el principio de una acción en consecuencia ,no me parece del todo cierta. Es de sentido común pensar que todo irá siempre a mejor , que el ser humano será capaz de adaptarse a los tiempos librándose de los prejuicios y de la tradición, de la superstición y de los malos hábitos. Es inevitable recurrir a los principios de la ilustración , a Kant; aludir al conocimiento y a la racionalidad para saber que es lo correcto, verdadero, y beneficioso para todos. La luz de la ilustración se mantiene aún encendida. Hoy vivimos mejor que hace 50 años, tenemos una mayor apertura al mundo , un mayor acceso al conocimiento, una mayor cantidad de recursos y herramientas, una mayor movilidad…¿No es esto, precisamente, el progreso?. Las distintas culturas del mundo tienen la posibilidad de comunicarse entre sí comprendiendo al otro en sus valores y fundamentos. Por primera vez en la historia es posible hablar de universalidad , de un solo mundo intercultural con unos objetivos comunes basados en el conocimiento racional. Pero si algo he sacado en claro de mi experiencia personal es que la razón es a menudo egoísta y tiene sus propios intereses. La modernidad se asienta en una fe vacía. Es una creencia sin contenido, o, más bien, una creencia que sustenta la autentica fe, la verdad interiorizada en la que nos movemos. Hay que ser crítico, pero dentro de las reglas del juego; No todo está mal solo es necesario mejorar lo mejorable , adaptar lo adaptable, tender al equilibrio entre los diversos agentes sociales. Desde el punto de vista discursivo , no cabe duda de que la modernidad ha ido construyendo su propia imagen a través de la integración pacífica de los términos. La posmodernidad consiste en aceptar implícitamente un planteamiento positivista, en situarse formalmente como mero espectador ante los hechos confiando a la ciencia las complejidades del mundo. Si algo es científico automáticamente pasa a ser estimado. Lo no científico es accesorio, curioso como mucho. Lo debatible es incierto fuera de la ciencia. Si hablamos, por ejemplo, de política , con alguien genuinamente moderno, nos dirá que la pasión política es algo trasnochado. Huirá constantemente de posiciones políticas extremas y apelará con frecuencia a la empatía y a la necesidad de una nueva toma de conciencia ética basada, por supuesto, en el ser humano real y biológico. La vida se pone a sí misma como referencia. Yo reivindico la pasión desde mi pupitre, dentro de los parámetros correctos. Asumo las consecuencias de un salto de fe a la sin razón desde mi inactividad; desde mi apatía. Albergo la esperanza de la lucha en tono triste, más allá de la resignación ante las injusticias. Porque nada de eso me preocupa realmente. Al fin y al cabo soy uno más del rebaño que ha escuchado campanas pero no sabe lo que significan. Simplemente me limito a criticar desde la tristeza. . El perdedor como tal solo tiene acceso a la tímida virtud de la prudencia. Por eso pasamos la mayor parte del tiempo sin hacer nada. Un perdedor es un experto en detectar problemas, pero un completo inútil para enfrentarse a ellos y solucionarlos.

Comentarios

  • Sandra PantocratorSandra Pantocrator Gonzalo de Berceo s.XIII
    editado junio 2013
    Ah! Qué puedo decir? Es la ilusión y el eterno mito del progreso! Algo que sin duda alguna me preocupa, y que he visto plasmado también en tus palabras. La Ilustración sigue palpable, en su momento fue un hito, una revolución en muchos sentidos, y sobre la concepción del hombre ni te digo... Sí, revolucionaria hace 300 años e incluso la juventud -digamos jóvenes universitarios- que se considera libre, se brinda de ideas arcaicas, ideologías del XIX que no se renuevan...

    Me estoy yendo por las ramas...claro. Siempre acabo pensando en la alienación como explicación final... El egoísmo nos guía, imparable...fue él quien ha dado lugar al capitalismo, al sistema feudal, al esclavismo, y por qué no...a la mayoría de abusos que se me puedan ocurrir... Entonces ¿sólo nos queda la corrupción del espíritu, la pérdida de fe en nuestra maltrecha raza?

    No seré yo quien lo juzgue, personalmente prefiero pensar en la construcción de una nueva moral, de un ser humano más digno de tal título.
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