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Siempre me haces lo mismo 2

La chicaLa chica Anónimo s.XI
editado marzo 2013 en Erótica
...
Su cabellera cayó sobre su cara tapándole los ojos. No importaba, se concentro en sus manos. Metió una por su escote y le comenzó a masajear uno de sus tersos pechos mientras con la otra mano la penetraba y acariciaba. Ella gemía delicadamente ante su tacto y sus movimientos.
Mientras la masturbaba despacio pensó con un rincón de su mente que siempre le pasaba lo mismo. Cuando ella se estaba preparando para salir, sea con él o sola, lo invadía una irremediable excitación.
Su mano estaba empapada, le retiró el dedo de su interior y le restregó la palma por todo su sexo esparciendo la humedad por toda la zona. Le encantaba hacer eso, alternar entre movimientos delicados y suaves con otras cosas no tan delicadas, como hacerle chupar sus dedos para que pudiera saborear su propio placer.
Hundió la mano más adentro de su muslos y sondeó en busca de su ano, estaba a punto de penetrarla con un dedo cuando recordó su resolución de hace unos momentos.
Con el ruido de su circulación en los oídos, largó un suspiro y decidió hacerla acaba cuando antes. Antes de que él no pudiera controlarse.
Le sacó la mano del corpiño, y se incorporó un poco sobre el sillón, acomodándola entre sus piernas. La otra mano siempre en su interior. Una vez cómodo la rodeó con el brazo y la apretó con fuerza contra su erección, encajándola justo ahí, y luego dirigió esa mano también a su sexo. Le metió dos dedos con la izquierda y con la derecha, húmeda y caliente, le apretó el pequeño e hinchado interruptor de placer. Laura dejó caer la cabeza hacia atrás con la boca entre abierta, conteniendo la respiración.
Damián se dio cuenta de que intentaba otra vez retrasar el orgasmo, mientras él se lo quería provocar. Eso, como la idea de hacerle el amor justo cuando ella no podía porque tenía algún compromiso, lo excitó tremendamente.
Le apoyó la pera sobre su clavícula, sosteniéndola con su cabeza, y le introdujo los dedos lo más que pudo mientras que apretaba un poco más fuerte y rápido sobre su clítoris. Laura se crispó y le clavó las uñas en los ante brazos retorciéndose unos segundos antes de que su cuerpo empezara sacudirse violentamente.
Damián la apretó con ambas manos empujándola hacia su cuerpo, sosteniéndola, penetrándola, acariciándola y gruñendo en su cuello mientras su placer casi lo hace acabar a él también.
Una vez que la tormenta de placer pasó, Laura se dejó caer sobre él como si se le hubieran derretido los huesos, suspirando y contrayéndose involuntariamente de vez en cuanto bajo los dedos de Damián que aun seguían acariciándola en su interior.
Se los retiró al fin, y le pasó otra vez la palma por toda su zona genital, empapándola completamente, desde los risos íntimos hasta bien adentro en sus muslos.
Después de un momento le sacó la mano de su bombacha mojada, con cuidado de no tocar su vestido que estaba subido al rededor de su cintura, y tomando su barbilla entre el pulgar y el anular, le introdujo dos dedos en su boca mientras le besaba el cuello.
Laura los chupó, acariciándolos suavemente con su dulce lengua, todavía sin abrir los ojos.
Ok, suficiente, pensó. Le introdujo los dedos hasta el fondo un par de veces más y se los retiró de la boca sin poder evitar pasarle el pulgar por los sonrosados labios como si le estuviera limpiando el jugo de algún manjar.
Al notar que él se incorporaba Laura se despabiló un poco. -Mmm… -murmuró casi ronroneado. -Ha sido genial -le suspiró con una sonrisa que le hinchó el pecho a Damián. El pecho y otras cosas. -Pero me has dejado agotada… tendrás que esperar un poco.
Damián la abrazo sonriendo con ternura -Esperaré hasta después de la fiesta, pero tenemos que prepararnos.
-¿Qué fiesta? -murmuró Laura confusa.
-La fiesta Laura, el cumpleaños de… ¿De quién era?
-Marisa… Pero… -Ella se giró hacia él. -Es más que obvio que no vamos a ir. -le dijo más despierta.
Damián se levantó del sillón y se agachó sobre ella metiéndole las manos debajo del vestido. Le tomó los elásticos de la bombacha y se la sacó. Laura levantó las piernas, complaciente.
-Levántate, ponete otra ropa interior, ya dale, vamos, vamos -dijo él aplaudiendo dos veces mientras se dirigía a la habitación y comenzaba a desvestirse.
Ella todavía estaba con el ceño fruncido cuando él salió de la pieza totalmente vestido y listo para salir.
-Laura, si no te levantas ya mismo, te llevare a esa fiesta sin ropa interior, a mi no me molesta.
Laura estaba incrédula -¿Ahora sos vos el que me apura? ¿Estás loco? Te estuve insistiendo todo el maldito día, siempre me haces lo mismo, y ahora.. ¿Qué haces?
Damián la tomó en brazos y la puso de pie -Metete en el baño y arréglate, salimos en 1 minuto.
Cuando Laura iba a protestar le tomó el rostro entre las manos y le besó la boca con pasión -Quiero llevarte a esa maldita fiesta ¿Me dejas? -Le dijo una vez que dejó de besarla.
Ella se lo quedó mirando un momento, y luego asintió. -Está bien, ya… pero te has vuelto loco.
-Loco por vos. Dale, ya se pasó el minuto.
Pasaron cinco minutos más antes ella estuviera lista.
Mientras estaban en el auto de camino al bendito cumpleaños, Damián no podía dejar de pensar en las piernas de la mujer que estaba a su lado, enfundadas en medias de cancán, ni en cuanto la enfurecería si le echara a perder el adorable atuendo otra vez…
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