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La Saga de Orquídeas (I): El Diario de Clarice

Pablo430Pablo430 Anónimo s.XI
editado marzo 2013 en Ciencia Ficción
[FONT=&quot]Introducción[/FONT]

[FONT=&quot]Saludos a todos, como prometí en mi hilo de presentación, aquí está uno de mis relatos, bueno, su introducción.[/FONT]

[FONT=&quot]Como podeis ver en el título, este es el 1º libro de la Saga de Orquídeas, una historia de 5 partes que abarca más de 500 años de historia desde 1910 al año 2416. El eje de esta historia es la invasión de la Tierra por parte de las Orquídeas (nombre que dan los humanos al enemigo) en 1919, la guerra y la posquerra, con todas las ramificaciones y consecuencias que trae.[/FONT][FONT=&quot]Obviamente, la historia que conocemos empieza a separarse de la que conocemos desde el mismo momento del ataque.

[/FONT]
[FONT=&quot]He aquí un breve índice de la Saga:[/FONT]

[FONT=&quot]I. El Diario de Clarice: 1910-1920[/FONT]
[FONT=&quot]II: William Andrews: 1919-1921[/FONT]
[FONT=&quot]III: Orquídeas: 1950-1952[/FONT]
[FONT=&quot]IV: La Emperatriz de las Orquídeas: 2061-2062[/FONT]
[FONT=&quot]V: La Ceniza: 2416[/FONT]

[FONT=&quot]Es una historia repleta de acción, batallas y tecnología, pero también de amor, sacrificio y esperanza. Espero que os guste y participeis en ella, comentando, opinando, criticando o simplemente especulando sobre que pasará en el próximo capítulo. Cuanto más lo hagais, más rápido y en más cantidad escribiré, pues no se si es un defecto o una virtud, pero me gusta que mis lectores disfruten de la obra y espero estar a la altura.[/FONT]

[FONT=&quot]Y sin más preámbulos, aquí cuelgo el 1º capítulo:[/FONT]


[FONT=&quot]- "¿Que son las Orquídeas, sino las más bellas de las flores?" - (Libro IV, capítulo 23)[/FONT]

[FONT=&quot]- Y sin embargo ahí estás, como si nunca te hubieran separado de mí: Ni la muerte es capaz de alcanzarte (Libro III, capítulo 19)-[/FONT]


[FONT=&quot]EL DIARIO DE CLARICE[/FONT]

[FONT=&quot][FONT=&quot]11 de Agosto de 1910[/FONT]

[FONT=&quot]Rodrigo Lanuza era un viejo médico rural del Pirineo aragonés, pero ya estaba retirado hacía varios años. Ahora era su hijo Ernesto el que que se encargaba de atender a los enfermos de la región. Sin embargo, aquella visita en la noche no le resultó tan inesperada como inoportuna. Su hijo se encontraba de viaje, unos días en Zaragoza.[/FONT]

[FONT=&quot]Aquella noche, la lluvia caía con fuerza sobre el valle, y Rodrigo se encontraba tomando una ligera y frugal cena, cuando tocaron a su puerta. Eran dos guardias civiles, empapados hasta la médula.[/FONT]
[FONT=&quot]- Es usted el médico del pueblo?- le preguntó uno. Rodrigo asintió con la cabeza.[/FONT]
[FONT=&quot]Los dos guardias civiles entraron sin pedir permiso en la humilde casa del anciano. Fue en ese momento, cuando Rodrigo se dio cuenta de que el segundo de ellos llevaba un cuerpo entre sus manos.[/FONT]
[FONT=&quot]- La encontraron unos pastores que se dirigían a guardar sus rebaños. Estaba flotando en la orilla del río. Aún está viva-[/FONT]

[FONT=&quot]Rodrigo ordenó que la dejaran sobre su cama. Fue en ese momento cuando se fijó mejor en ella. Era joven, casi una cría. Tendría 15 o 16 años, calculó a ojo. Era de tez clara, ojos azules y pelo rubio. Pero una fea herida por la que aún manaba la sangre, indicaba que había sufrido un fuerte golpe en la cabeza. Tal vez aquella fuera la causa del estado de inconsciencia en que se encontraba. Una inflamación en su pierna izquierda señalaba el punto por donde se le había roto ésta. Y tenía el hombro del lado contrario dislocado.[/FONT]
[FONT=&quot]- ¡Dios Santo! ¿Que le ha sucedido? Pareciera haber sufrido una brutal paliza.[/FONT]
[FONT=&quot]Rodrigo, en presencia de los guardias, examinó a la muchacha para descartar cualquier ataque por parte de alguna persona. Tras examinar su estado con detenimiento, llegó a la conclusión de que aquellas lesiones debían haber sido producto de una desafortunada caída. Sin embargo, lo que le inquietó sobremanera fueron las múltiples cicatrices que tenía.[/FONT]
[FONT=&quot]- Son antiguas. Parecen de oso, pobre muchacha- pensó para si mismo.[/FONT]

[FONT=&quot]Los guardias civiles se retiraron, prometiendo volver al día siguiente. En el silencio de la casa, Rodrigo pudo oír la respiración entrecortada y débil de la joven, mientras curaba y vendaba sus heridas, entablillaba su pierna, y le recolocaba el hombro. Cuando hizo esto último, la muchacha gimió de dolor, en un estado de semi-inconsciencia.[/FONT]
[FONT=&quot]Rodrigo cambió su destrozado y ensangrentado vestido por uno de los que aún guardaba de su difunta esposa, y la abrigó baj las sábanas. Él se acomodó como pudo en su vieja mecedora, y se dispuso a pasar aquella larga y lluviosa noche, vigilando a su paciente.[/FONT]

[FONT=&quot]Hacía años que no se quedaba junto a un paciente grave durante tantas horas, por lo que finalmente le venció el sueño y se durmió, hasta que con la primera claridad del día una casi inaudible queja de dolor de la muchacha, le despertó de nuevo.[/FONT]
[FONT=&quot]La joven, milagrosamente se había despertado, y le miraba fijamente con sus ojos azules...[/FONT]
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Comentarios

  • CheloChelo Gonzalo de Berceo s.XIII
    editado marzo 2013
    Me gusta tu historia, te seguiré leyendo. Pero por curiosidad, ?qué pasa entre los años 1952 y 2061?

    A lo mejor al leer la historia me entero de lo que pasa durante todo ese tiempo :)

    Chelo
  • Pablo430Pablo430 Anónimo s.XI
    editado marzo 2013
    Gracias Chelo por tu apreciación.

    En efecto, en cada relato, los personajes cuentan lo sucedido entre cada parte.

    Y ahora, el capítulo II, espero que os guste y que pongais muuuuuuuuuuuuuuchas respuestas al mismo :D



    Abrí los ojos. Ví unas oscuras paredes de madera, que contrastaban con la claridad que se filtraba por una amplia ventana con las cortinas a medio correr. Aquel lugar no me sonaba.
    Quise girar la cabeza a la izquierda, para poder ver más, pero un ronco dolor me inundó la cabeza cuando lo hice. Allí hab a un anciano mirándome.
    - ¿Quien era ese hombre?- me pregunté en mi interior. Su rostro tampoco me resultaba familiar. Quise abrir la boca para preguntarle, pero tan solo pude expresar una mueca de dolor. Mis brazos no me respondían.
    - No te muevas. Te diste un fuerte golpe en la cabeza. Tuve que vendártela- me dijo en castellano. No entendí nada, mi idioma materno era el inglés.
    Tampoco recordaba lo del golpe en la cabeza. Sería cierto? El dolor persistía, anulando casi toda posibilidad de movimiento. Ahora lo notaba en el hombro, y en la pierna izquierda.
    Quise hablar de nuevo, pero no pude. Solo era dueña de mis ojos. Me mareé y volví a caer en la inconsciencia...

    Cuando volví a despertar, el dolor se había atenuado un poco. No sabría decir cuantas horas habían transcurrido, ni que día era, tampoco lo recordaba. Mir a la ventana que había enfrente de mí. Era oscuro, volvía a ser de noche. El anciano ya no estaba allí, pero lo pude oir acercarse.
    - Por fin te has despertado. Eso está bien- Me dijo con un tono de voz tranquilizadora, de nuevo en su idioma.
    - ¿Quien sería?- Volví a preguntarme.
    Intenté hablar de nuevo, pero solo pude emitir unas casi inaudibles palabras, ahogadas por una profunda ronquera. El anciano se dio la vuelta, y acercó un vaso de agua a mis resecos labios.
    - Thank you- Fue la primera palabra que pude decir.
    El anciano pareció no entender lo que le dije, y se acercó a los pies de la cama- Se puso a inspeccionar. Pude ver que tenía dos tablas enganchadas a mi pierna, la misma que seguía doliéndome. Sentí una punzada donde más me dolía.
    - Tienes la pierna rota. Procura no moverla, o este entablillado no habrá servido de nada- Seguía sin entenderle, aunque creo que hacía referencia a mi pierna.
    Quise levantar la cabeza para ver mejor en que estado se encontraba esta, pero el dolor me lo volvió a impedir.
    - Y tampoco la cabeza- añadió, llevándose la mano a su nuca.


    Fue en ese momento, cuando quise volver a decir algo. Pero mi mente estaba practicamente en blanco. Intenté recordar mi nombre, pero tampoco lo sabía. Quise recordar algo, cualquier cosa, pero no había nada, tan solo una silenciosa oscuridad.
    - Quien era yo?- me pregunté a mi misma, presa de un incipiente temor...
  • Pablo430Pablo430 Anónimo s.XI
    editado marzo 2013
    [FONT=&quot]Necesité tres semanas para poder recuperarme de mis graves heridas, y volver a caminar. Rodrigo fue muy amable conmigo, y cuído de mí durante todo este tiempo. Le estoy tan agradecida que no se si alguna vez podré devolverle semejante favor. El último día de agosto volvió su hijo Ernesto, un hombre de mediana edad, y rostro adusto y serio. Creo que no le hizo mucha gracia verme vestida con las ropas de su madre, y desde el primer momento no le he caído bien. Rara vez visita a su padre desde que estoy aquí. Para él debo ser toda una intrusa.[/FONT]

    [FONT=&quot]Respecto a mi identidad, aún no recuerdo nada, mi mente está completamente en blanco. Todas las mañanas, cuando me aseo delante del espejo, veo el rostro de una joven que no se quien es. No tengo ninguna referencia sobre quien pueda ser, ninguna excepto una: Cicatrices, y en especial, una en la espalda. Cuando aquel anciano me la examinó, se quedó muy sorprendido, ya que según su experiencia, aquella marca solo podía deberse a un disparo de rifle. -[/FONT]
    [FONT=&quot] Quien querría matarme? Tendría algo que ver con mi aparición aquella lluviosa noche en aquellas montañas? - Eran ominosas preguntas para las que no tenía respuesta alguna.[/FONT]

    [FONT=&quot]Aquella mañana, ayudada por un par de muletas, salí por primera vez fuera de la casa. Era un día cálido, pero atenuado por una suave brisa proveniente de las imponentes cumbres de los Pirineos, no muy lejos de aquí. El sol lucía entrecortadamente, mientras jirones de nubes iban cubriendo lentamente el cielo. Se avecinaba una tormenta, y lo que iba a suceder durante ella iba a ser muy desagradable...[/FONT]
  • CheloChelo Gonzalo de Berceo s.XIII
    editado marzo 2013
    Te sigo leyendo, esto se está poniendo interesante. ;)

    Chelo
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